0 7 min 6 años

De la narrativa popular a la obra póstuma de Maquiavelo
por: Leónidas Alfaro Bedolla* en 7 agosto, 2018

Aquella mañana, amanecí con un dolor en el cuello y los hombros, por eso decidí ir a la plazuela a que una doña me diera un masaje. Mientras esperaba mi turno, después de un señor al que le untaban un ungüento en las piernas. De pronto le pregunto a la sobadora:

-Oiga doña, ¿usted que sabe de eso de la mafia en el poder?

-Pos fíjese que esa misma pregunta le hice yo a una señora que vino de Mojolo, pero lo que me dijo no me convenció.

—¿Pues qué le dijo doña?
—Pues hasta eso, me advirtió que el ejemplo, era un más o menos, porque eso le había dicho una tía. Dijo: la mafia en el poder, es como lo que le pasó a la Chacha Micaila, una tamalera que tenía muchos plebes, una vez, uno de ellos fue detenido por el policía del pueblo y lo llevó a la comandancia, cuando lo supo la Chacha Micaila fue inmediatamente a ver qué pasaba; el síndico le dijo que el plebe había sido detenido porque se había robado una gallina. Enojada entró a la celda donde estaba el plebe, lo agarró de las greñas y lo empezó a cachetear mientras le gritaba: ¡De cuando acá, plebe pendejo, crees que tú puedes robar! ¡Qué no sabes que los únicos que aquí pueden robar, son: el gobernador, el presidente municipal, los diputados, los ministerios públicos, los jueces, los policías, el síndico! ¡Pero tú no! ¡Toma, toma, toma, pa´que aprendas; tú eres del pueblo, no tienes derecho a robar!

Esta narrativa popular, igual que la gran cantidad de películas de Cantinflas, nos dicen muy claramente de cómo masca la iguana, por desgracia, hemos concebido la cultura de la ligereza de la conseja popular, y no hemos hurgado en los libros.

La historia registra análisis muy amplios sobre el asunto de la política, que es donde se incrusta eso de “la mafia en el poder”. Tenemos por ejemplo: La obra póstuma de Nicolás Maquiavelo: El Príncipe, publicada en Italia en el año de 1532. La historia fue dedicada por el autor a Lorenzo de Médici, conocido como el Magnífico, a quien Maquiavelo le explica qué hacer para unificar Italia y sacarla de la crisis.

Maquiavelo establece que el ejercicio real de la política implica situaciones reales con seres humanos reales y pueblos reales, cuyas conductas, decisiones y acciones generalmente no responden necesariamente a la moral sino a las leyes y al poder.

Otra obra que también aporta una definición muy importante es: Diálogos en el infierno con Maquiavelo y Montesquieu, del filósofo Marice Joly, publicado de manera clandestina en Bruselas en 1864. Trata de un debate imaginario entre aquellos personajes, desarrollan un análisis del común denominador del quehacer de la política. La conclusión es que la política moderna que ahora se desarrolla en una gran cantidad de pueblos de nuestro mundo, no corresponde a la mística de servir. Los políticos, en su mayoría, se han corrompido echando a perder todo lo que tocan. Esto ha provocado un clima de tensión, de horror y miseria.

En México, hemos vivido en carne propia, la malsana actitud de una gran cantidad de políticos; hemos soportado grandes desfalcos de gobernantes diversos, comandados por el propio presidente de la República. Aquí en Sinaloa, somos testigos de cómo algunos políticos de la anterior administración, por ejemplo, cometieron desfalcos escandalosos sin importarles dejar sin medicinas, ni asistencia de mantenimiento a hospitales públicos. También cometieron graves desfalcos, pero aun siendo descubiertos, los responsables descaradamente devuelven solo una parte, en acuerdo con los representantes de la Ley y quedan en libertad; así se convierten en cómplices para conformar “la mafia en el poder”.

Tanto abuso, tanto descaro, provocó la reacción de un pueblo en apariencia indolente, algunos decían: idiotizado; pero no, en el pasado evento democrático la manifestación fue contundente en contra de los malos políticos. Algunos dicen que se votó a ciegas, sin saber quiénes eran los candidatos, algo de eso es cierto, pero lo que sí fue contundente es que se votó para sacar del poder a políticos déspotas y ladrones, cómplices de asesinos del narco que matan impunemente.

El liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, con el amparo de MORENA, algunos dicen que también con el respaldo de la Morenita del Tepeyac, arrasó, para no dejar dudas del aplastante triunfo. Sin embargo, no se pueden echar las campanas al vuelo; la tarea es harto difícil, y sin duda tendrá muchos obstáculos porque, por desgracia, nuestra cultura democrática aún no madura.

Será muy necesario que los que votaron por AMLO hagan todo lo posible por apoyarlo, un gran avance será que resuelvan sus propios problemas, y no incidir en otros. Pero sobre todo, no provocar actos de corrupción. Quienes tienen la mayor responsabilidad, y también la mayor prueba de fuego, son los elegidos a ocupar puestos importantes en las esferas gubernamentales. La vigilancia deberá ser permanente y la aplicación de la Ley también deberá ser sin distingos ni consideraciones.