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La Policía Federal de México ha capturado a una de las piezas más buscadas, Servando Gómez Martínez, La Tuta, dirigente del terrible cártel de los Caballeros Templarios. Según las primeras versiones, el hombre al que el Gobierno había puesto un precio de 30 millones de pesos (1,7 millones de euros) por su cabeza, fue arrestado en Morelia, estado de Michoacán, sin que se produjera un solo disparo. “Fue un trabajo limpio”, confirman fuentes policiales.

Los Caballeros Templarios nacieron de la escisión de la Familia de Michoacán. El cártel se dedicaba al tráfico de todo tipo de drogas e implantó un durísimo sistema de terror en el que practicaban secuestros, extorsiones y asesinatos en todo el estado de Michoacán.

La macabra fama del grupo comenzó con la aparición de dos hombres colgados de un puente. Su guerra con sus ex compañeros de la Familia Michoacana y su famoso código de conducta, recogido en un cuaderno considerado una biblia para sus miembros que tras ser reclutados no podían abandonar a sus compañeros templarios, son otras de las características del grupo armado que dirigía La Tuta.

La situación de terror llegó a tal presión que los propios ciudadanos de Michoacán decidieron rebelarse en 2013 y crear grupos de autodefensa ante la pasividad, cuando no complicidad, de las autoridades políticas locales.

Un ex profesor

El gran capo, Servando, un ex profesor como sus tres hermanos, dirigentes también del cártel, seguía mientras controlando la organización y mandando sus constantes videomensajes a los que era tan aficionado. En una de sus numerosas entrevistas concedidas a medios de comunicación el mismo admitía que “sé lo que represento y lo que soy y sé que algún día me va a suceder algo. Sé que soy un delincuente y no me lo van a perdonar”.

Y así fue, finalmente, cuando se cumplía el primer aniversario de la captura de otro de los grandes narcos mexicanos, El Chapo, la Policía Federal mexicana se ha apuntado otra pequeña victoria en su dura lucha contra el crimen.