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Columna Áltares y Sótanos/Ismael Bojórquez

El rector Jesús Madueña tuvo razón cuando le respondió al reportero de Ríodoce, que no estaba enterado, que él estaba arriba, en el estrado. Alejandro le había pedido una opinión sobre el enfrentamiento que hubo enfrente del campus Buelna, donde un empleado había sido herido con una navaja y un reportero de esta casa editorial, Martín González, agredido por los gorilas pagados por la UAS y que actúan, siempre en estos casos, como un auténtico grupo de choque.

Lo que el rector no puede ignorar es cómo se patrocinan estos grupos de porros, porque eso son, porros; así los conocimos desde los años setentas, cuando la casa rosalina expuso sus alas ante las imposiciones de los gobiernos federal y estatal, en batallas que no pocas veces se tiñeron de sangre. Así se conocieron en el 68 y 71 mexicanos, de dolorosa memoria. Y su práctica se extendió a muchas universidades y escuelas, y a sindicatos locales y nacionales, sobre todo en aquella época, donde la lucha contra el llamado “charrismo” cundió por todo el país en gestas memorables.

Los porros revientan asambleas, disuelven manifestaciones a punta de garrotazos, provocan, incendian locales, levantan, amenazan, infunden el miedo…siempre bajo las órdenes de un patrón. Y en el caso de la UAS hay registro de muchos de estos abusos (Los llevamos en una nota aparte).

En 2010, esos porros pagados por la UAS, reventaron a punta de garrotazos una asamblea sindical donde se desconoció el triunfo de Marco Medrano para dirigir el SUNTAS-Administrativos y Ríodoce publicó una portada que titulamos “Universidad porra”, lo cual despertó la ira de sus directivos. Hubo hechos previos de esta especie y muchos más vinieron después.

Pero este es solo uno de los arietes con que el cuenismo controla y somete a la universidad. Porque ya no es Héctor Melesio Cuen, sino el cuenismo, una forma de administrar, controlar, explotar, someter, para beneficio de una casta de funcionarios de alto y medio pelo a través de bases laborales, horas de trabajo, becas, viajes, aviadurías, “prestaciones laborales”, comisiones… y un largo etcétera, todo con cargo a las finanzas de la UAS que, aseguran, son auditadas permanentemente pero que, todos lo sabemos, son manejadas a discreción por quienes controlan la institución.

El segundo informe de Madueña Molina fue un fracaso desde el ángulo que se le quiera ver. Arropado solo por esa casta beneficiada con prebendas por arriba y debajo de la mesa–muchos de cuyos integrantes empiezan a preguntarse hasta cuándo y bajo qué condiciones van a seguir allí–, fue desairado por la clase política, por líderes empresariales y partidistas y por los mismos medios de comunicación que enfocaron sus cámaras y sus plumas hacia el zafarrancho que se suscitó afuera del campus Buelna y en el ataque a nuestro reportero. Lo que durante décadas ha sido una fiesta rosalina, esta vez fue un elogio a los desencuentros y a la frustración, con cargo al rector y a quien realmente dirige la UAS, aunque diga y repita que ya no tiene nada que ver con ella: Héctor Melesio Cuen Ojeda.
Y fue, sin que fuera previsto, un botón de muestra de que el conflicto que ahora vive la rectoría –en el sentido amplio– de la universidad con el gobierno estatal, solo será resuelto mediante el diálogo, partiendo de la premisa de que las cosas no pueden seguir como han sido en la UAS durante dos décadas. Transitar hacia un nuevo estado de cosas es la única salida para las partes, en particular para quienes se han adueñado de la UAS y de sus recursos, ahora con la defensa falaz de la autonomía universitaria, cuando en realidad lo que defienden son sus privilegios.

Bola y cadena
DESDE EL MOMENTO EN QUE supimos de la agresión a nuestro reportero dijimos que presentaríamos una denuncia ante la fiscalía estatal, porque estos atropellos tienen que ser denunciados donde se cometan. Más de 96 por ciento de las agresiones a periodistas en México, no se castigan, aunque sean denunciadas; esos niveles de impunidad tenemos. Martín estaba haciendo su trabajo, grabar, documentar un conflicto en la calle y los gorilas pagados por el rector lo atacaron, le borraron archivos y le rompieron su celular, además de que lo sacaron a empujones del campus, a pesar de que portaba su identificación, la misma que la UAS le había proporcionado para que desarrollara su trabajo. No les importó; no querían ser grabados en sus ataques porriles y pasaron por encima de sus propios sistemas administrativos de control. Gracias por el gafete, gracias por los empujones, gracias por las amenazas y mentadas de madre, gracias por el teléfono roto: Sursum Versus.

Sentido contrario
“PARTE TU CORAZÓN”, le dijo Ricardo Monreal al gobernador Rubén Rocha, durante su visita a Sinaloa. Fue en tono de broma y en serio. Fueron compañeros en el Senado de la República y son amigos, pero Monreal, viejo tiburón de la política, sabe que Rocha estará con quien esté el presidente AMLO y que no es él. Pero no ocupaba decírselo; Rocha es otro tiburón tal vez con dientes más pequeños, pero tiburón. Por eso en algunas dependencias del gobierno estatal estuvieron circulando “invitaciones” para los eventos de Monreal en Culiacán y Los Mochis, con listas de asistencia, formatos, etc. Al viejo estilo del PRI, con el agravante de que ellos, dicen, no son iguales.

Humo negro
¿QUIÉN ESTÁ FINANCIANDO LAS OBRAS? Se le preguntó al secretario del Ayuntamiento de Badiraguato. Nos referíamos a la portentosa estatua de San Judas Tadeo, conocido en estos rumbos como el santo de los narcos –aparte de Malverde. Y al anunciado Museo del Narco. Y la respuesta fue que “algunos empresarios de Badiraguato”. ¿Qué empresarios, quiénes? “No los conozco”, atajó.

Artículo publicado el 11 de junio de 2023 en la edición 1063 del semanario Ríodoce.