López Dóriga: El Estado pudo maquinar el atentado a Ciro

López Dóriga sugirió que el atentado contra Ciro Gómez Leyva pudo haber sido orquestado por el Estado durante el gobierno de López Obrador.

López Dóriga cuestiona si el gobierno de AMLO estuvo detrás del ataque.

José Luis Camacho Acevedo/Los Ángeles Press

Joaquín López-Dóriga es un periodista que no se anda con medias tintas, ni en sus opiniones ni en las hipótesis que producen sus entrevistas o reportajes.

Ayer, junto a la solidaria e inquebrantable reportera Miriam Moreno, López-Dóriga externó, a través de un ejercicio de antónimos conceptuales —como cuando dijo que, tras el atentado que sufrió el 15 de diciembre de 2023, Gómez Leyva era al mismo tiempo víctima y agresor (por aquello del autoatentado que sugirió AMLO como posible causa del intento de asesinato contra Ciro)—, una reflexión que no es menor: que su conjetura de que el Estado mexicano de aquellos años, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, podría haber estado involucrado, no está tan lejos de la realidad.

Al día siguiente del intento criminal contra Ciro, la entonces jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, una vez que el periodista Ciro Gómez Leyva denunció a través de sus redes sociales que fue víctima de un ataque armado muy cerca de su casa —pero que gracias al blindaje de su camioneta pudo salvar la vida—, dijo:

“Externó su solidaridad y apoyo, además de asegurar que se le brindaría protección al comunicador a través de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital mexicana.”

A punto de cumplirse un año más del atentado criminal contra Gómez Leyva, me parece pertinente respaldar la conjetura de López-Dóriga: que pudo tratarse de un intento criminal del Estado encabezado entonces por López Obrador. Vale la pena recordar lo que en su momento se dijo sobre la comisión a la que el gobierno de Estados Unidos encargó la investigación de los autores intelectuales del asesinato del entonces presidente John F. Kennedy:

El Informe Warren encubre el asesinato de Kennedy

El informe de la Comisión Warren sobre el asesinato de John F. Kennedy fue un intento de aclarar las dudas y rumores que surgieron tras el magnicidio. La comisión, presidida por Earl Warren, concluyó que Lee Harvey Oswald actuó solo en el asesinato del presidente, sin la intervención de un gobierno extranjero ni de conspiradores. Sin embargo, el informe también dejó lugar a teorías de conspiración, y ha sido objeto de críticas y estudios posteriores que han cuestionado sus conclusiones.

En una ocasión le comenté a Liébano Sáenz, cuando se designó una nueva comisión para que investigara el crimen de Lomas Taurinas, lo siguiente: “Yo veo que el asesinato de Luis Donaldo Colosio ya se ‘kennedizó’”.

Y, cerca de un aniversario más del atentado contra Ciro, pienso exactamente lo mismo.

En una gimnasia periodística de alto nivel, al comentar el libro de Ciro Gómez Leyva, que lleva el sugerente título “No me pudieron matar”, López-Dóriga hizo un recuento de las agresiones directas que, desde su patíbulo de las conferencias mañaneras, profirió López Obrador —investido del mayor poder político que existe en México, como lo es la condición de presidente de la República— contra comunicadores como los mencionados Ciro y Joaquín, o Sergio Sarmiento, Azucena Uresti, Carlos Loret de Mola, entre otros, quienes fueron citados en el noticiero de ayer, Ciro por la Mañana.