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Bocetos, revistas, pigmentos y utensilios para tatuar utilizados por distintas culturas y en diferentes épocas, son parte de las 3.000 piezas con que el Museo del Tatuaje, primero de su tipo en México, pretende reivindicar esta forma de expresión artística.

El objetivo es que el público que visite el lugar “salga con otra perspectiva y conocimiento sobre la historia, ya que ahora mucha gente usa el tatuaje como moda y no como una forma de expresión social y artística”, dijo el fundador y responsable del recinto, Antonio Serrano.

Ejemplos de las obras Hiriyoshi III, tatuador japonés que utiliza la técnica tradicional del Tebori, y del uruguayo Víctor Portugal, uno de los mejores tatuadores de la actualidad, forman parte de la colección que se muestra en el recién inaugurado museo en Ciudad de México.

También se exhiben instrumentos y dibujos de los tatuadores más viejos de México, como Aurelio García Armas, conocido como “Güello”, un veterano con 50 años en el oficio, o “Tito”, que se inició dentro de la ya desaparecida cárcel de Lecumberri.

“Es muy interesante saber quiénes fueron estas personas, lo que vivieron, cómo hicieron su tinta, qué tatuajes hacían y sobre todo qué es lo que han aportado al desarrollo de esta cultura”, comentó Serrano, también coordinador de la Expo Tattoo Art Mex, que cada año se presenta en el World Trade Center de la capital mexicana.

De acuerdo con Serrano, “el tatuaje es una práctica muy vieja y está muy ligada al inicio de la humanidad, pero ha habido cientos de técnicas, dependiendo de la ubicación y la época”.

Numerosos países, como Nepal, Alemania y Canadá, también están presentes con piezas inéditas de algunos museos que donaron a México.

“Estoy muy interesado en difundir la cultura del tatuaje en este país, en el que a pesar de estar tan cerca de Estados Unidos, donde la industria del tatuaje es muy grande, mucha gente no lo ve bien pues se desarrolló en un ámbito completamente diferente”, insistió Serrano, quien es conocido artísticamente como “Tony Chacal”.

Entre las piezas que se muestran llaman la atención, dentro de una enorme vitrina, máquinas para tatuar de diversas formas y tamaños, y cuyos componentes son objetos variados e insólitos.

Una aguja para trazar y delinear, alambre de cobre para rebobinar, un pequeño cable para conectar a la fuente de electricidad y como motor un vaso de plástico con agua y sal de cocina, son las partes de una de las máquinas caseras que se encuentran en la exhibición.

También se pueden apreciar instrumentos de mano hechos de madera utilizados en la técnica tradicional tailandesa de tatuaje conocida como Sak Yant, actualmente limitada a partir de la entrada en vigor de una norma que prohíbe tatuar diseños budistas a los extranjeros debido al lucimiento “irrespetuoso” de tales símbolos.

Este museo sui géneris, sugerido por el famoso tatuador holandés “Hanky Panky” (Hendrikus Schiffmacher), se ubica en una importante avenida en el sur de Ciudad de México, y cuenta con una galería para artistas que además de dedicarse al tatuaje necesiten un lugar para exponer sus obras plasmadas en lienzos.

También incluye una sala de proyecciones y seminarios en donde da a conocer la historia de este tipo de expresión artística.

Sólo en Ciudad de México se calcula que hay 2.000 tatuadores, pero los más acreditados están registrados en la Asociación Nacional de Dermógrafos, que ha documentado la evolución de la sociedad mexicana a través de los dibujos que las personas piden les sean tatuados en el cuerpo.

En las décadas de 1980 y 1990, la mayoría eran hombres que pedían los tradicionales Cristos, rosas, anclas y corazones. Luego se pusieron en boga motivos tribales, prehispánicos y, a la fecha, las figuras más demandadas son San Judas Tadeo o el símbolo del infinito.

En tiempos recientes, dijo Serrano, el tatuaje atraviesa por un auge impulsado en gran medida por las mujeres. “En este boom tiene mucho que ver la mujer; ahora las chicas quieren tatuajes grandes, visibles, con toque femenino, y está bien pues ahora se ven hasta atractivos”, puntualizó.

Con todo, en Ciudad de México las personas tatuadas aún son mal vistas por un sector de la población, que asocia esta expresión con pandillas o reclusorios, de acuerdo con la Asociación Nacional de Dermógrafos

Desde 2011 existe la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación, que en uno de sus puntos señala que empresas o instituciones gubernamentales no podrán discriminar en su contratación de personal a gente que tenga tatuajes o perforaciones en el cuerpo.

Leer más: Un museo mexicano busca reivindicar el tatuaje como forma de expresión artística – La Razón digital http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/5858212/portada/un-museo-mexicano-busca-reivindicar-el-tatuaje-como-forma-de-expresion-artistica#Ttt1Vjh96DuFYPkj
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