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Noé

Texto: Cuauhtémoc Villegas Durán.

Cuando empiece el juego de los sietes, los muertos se levantaran de sus tumbas“. Nostradamus.

Cuando me propuse demostrar cientificamente, como escritor y periodista la existencia de Dios, no comprendia el poder del amor y la fe y nunca imagine que el estudio de muchas ciencias y artes, y, más especificamnte de la numerología divina, como el camino más obvio a seguir, que éste me llevaría a encontrar un arca que me llevaría a descubrir la obra de Daniel Ruzo quien encontró las primeras arcas de Noé en siete paises del mundo entre ellos, El Tepozteco, en Tepoztlán, Morelos, México, donde este profeta vivió durante años y mucho menos imaginaba que después de haber perdido todo y quedar en la calle hace apenas 6 meses y estar cierto como nunca de la existencia de Dios, estaba convencido que el Señor me despreciaba y no quería más vivir, pero un reencuentro psicomágico  y las palabras del Papa Francisco I de inicio de Año Nuevo “levanta la cara y emprende el camino,” me ha llevado en un camino donde a pesar de la persecución y el mundo podrido de los hombres, a entender que esta es la principal misión de mi vida: retomar el conocimiento acumulado durante casi tres décadas para escribir esta obra.

Existe, en la naturaleza y en los más bellos ejemplares como las flores, los árboles o las galaxias, un número que contiene todo el saber Divino que se conoce coomo el número de Oro o el número de Dios: 1.618, que es el fundamento de la creación en todo el universo y que fue descubierto por los matemáticos griegos, especialmente por Euclides quien hizo un estudio al respecto, es un número considerado mistico y es el punto que une las artes con las matématicas y fue redescubierto en el Renacimiento, cuyos artistas, precisamente, dieron ese nombre al movimiento, porque, evocaron el arte grecorromano para salir del oscurantismo de la Edad Media e hicieron obras maestras basadas en en este núemro mágico y poderoso.

Pero son los sietes el camino de los profetas del remoto pasado, de todos los tiempos y de “Los profetas del fin del mundo”, como los definió Ruzo en el título de uno de sus libros. Los sietes son el fundamento de la Cábala, que es el conocimiento de los Dioses y que fue entregado a los hombres a través de los Ángeles.

El profeta que mejor uso matématico de los sietes hizo, fue Jesucristo, que en sus mensajes y parábolas lo utilizó pero cuya máxima de su amor se refleja en el perdonar “70 veces siete”. cuyo resultado es = 1435036016 0986843428 5603076356 6710717400 7738373924 6066639249, que es número de veces que deberiamos de perdonar a nuestro prójimo, mismo que necesitaría miles de vidas para proferir tantas ofensas.

El primer profeta de Dios fué Noé, quien profetizó la llegada del Diluvio Universal como un castigo porque los humanos se habían hechado a perder. “Y dijo Jehóva: Exterminaré al hombre que he creado”. Luego de que entraron los animales al arca pasaron 7 días e pasó “que las aguas del diluvio de echaron sobre la tierra”.

Luego de aquella catastrofe universal, Dios, como prueba de que nunca volvería a destruir a la humanidad por su cuenta, dejó a los hombres el arcoiris con sus 7 colores que se forman con la luz a través de un efecto físico que se logra con la intervención del agua, amnbas representaciones de Jesucristo. “Yo Soy la luz del mundo” y “el que tome de esta agua no tendra sed jamás”.

Y fue también en el Genésis, escrito por hombres, pero elegidos por Dios, donde aparece el primer 7 en la creación del Universo o del mundo.