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ROBERT MUR | BUENOS AIRES, ARGENTINA

Murió Quino, pero Mafalda será inmortal. El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, un nombre que decía poco porque era mundialmente conocido como Quino, falleció este miércoles a los 88 años en Mendoza, su ciudad natal, donde se había instalado hace tres años, tras la muerte de su esposa. Al quedar viudo, el humorista quedó sumido en la misma tristeza que hoy embarga no solo a los argentinos, si no al mundo de seguidores de la historia y vida ficticia de la niña a la que no le gusta la sopa.

“Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo lo llorará”, tuiteó Daniel Divinsky, amigo y editor histórico del artista.

Hijo de inmigrantes andaluces, con trece años empezó a estudiar Bellas Artes en Mendoza pero se hartó del clasicismo para dedicarse al cómic. A los 18 años se fue a vivir a Buenos Aires y logró publicar su primera tira cómica en 1954 en el semanario “Esto es”. Tardaría diez años más en presentar en sociedad a su icónico personaje, convirtiéndose con el tiempo en uno más de los mitos argentinos. Las aventuras de Mafalda se publicaron entre 1964 y 1973, pero siguieron reeditándose, traduciéndose, replicándose en revistas y diarios, y recorriendo el mundo y las distintas generaciones durante medio siglo. Hasta hoy.

Quino creó a la niña para un anuncio -que nunca vio la luz- de la agencia de publicidad porteña donde trabajaba

En realidad, Mafalda había nacido en 1963. Quino creó a la niña para un anuncio -que nunca vio la luz- de la agencia de publicidad porteña donde trabajaba para financiar su pasión por el dibujo. Ese mismo año había publicado su primera recopilación de chistes gráficos en un libro titulado “Mundo Quino”. La primera historieta de Mafalda se acabaría publicando el 29 de septiembre de 1964 en el semanario ‘Primera Plana’.

El nacimiento de Mafalda y el resto de personajes de las tiras, como Miguelito, Felipe o Susana , ocurrió en los convulsos y revolucionarios años sesenta de Argentina y Latinoamérica. La niña de inocentes ideas progresistas y pacifistas marcaron e ilustraron a una generación joven y de clase media argentina, buena parte de la cual acabó desaparecida o en el exilio. Quino y su esposa, Alicia, decidieron irse a vivir a Italia al iniciarse la dictadura en 1976 y se instalaron en Milán. Con la recuperación democrática en 1983, el artista siguió residiendo en Europa pero viajó frecuentemente a Argentina hasta que hace unos años regresó definitivamente a su país natal.

Aunque su vigencia en el siglo XXI es total, el dibujo de Mafalda quedó congelado en 1973. Quino alegó que se le habían secado las ideas y siguió creando otras historias. Sin embargo, el humorista no dudó en recrear a la niña por una buena causa, como cuando en 1977 ilustró con Mafalda la Declaración Universal de los Derechos del Niño para Unicef.

El dibujante y su “hija” fueron objeto de múltiples homenajes y recibieron galardones por todo el planeta, destacando en el 2014 el título de Caballero de la Legión de Honor de Francia y el Príncipe de Asturias de Humanidades.