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cesar camacho

Río Doce.- En el sonido ambiental retumba El niño perdido, esa pieza de banda sinaloense con un solo de trompeta que hace las veces del chamaco que no está junto a sus padres. No se trata de alguna alusión a quienes el 2010 abandonaron al PRI, esa vendrá después, por ahora la canción pasa inadvertida en medio del jolgorio de recepción a César Camacho, el dirigente nacional, quien tomará protesta al Consejo Político Estatal, estatutariamente el máximo órgano de decisión en el tricolor.

En el PRI hoy todo es estruendo, fiesta, baile… los 43 camiones desfilan en el lodazal de las afueras del FIGLOSTASE —un salón que parece bodega en medio de lotes baldíos en la margen del río Humaya— y bajan y bajan simpatizantes, algunos ni siquiera alcanzan a entrar: Para que alcance tiene que sobrar, es el lema esta tarde-noche y siempre en el PRI.

ACCESO ROJO
Los privilegios se miden por colores: acceso general blanco, acceso rojo invitados especiales, acceso verde consejeros. Entre más temprano se llegue a la toma de protesta, más lejos del frente donde César Camacho pondrá las reglas no escritas que rigen a este PRI de Enrique Peña “el reformista”, de este PRI “incluyente”, de este PRI que puede regañar a gobernadores como lo hará Camacho.

Pero todo eso será cuando los animadores manden por enésima vez a cantar el jingle, porque el avión de Camacho no llega:

“Más unidos, más fuertes, comprometidos. Somos PRI. Somos amigos, somos hermanos”.

Y así van llegando los 370 consejeros de los 400 electos, pero todo se enfoca en los que en 2010, al menos, no cruzaron el logo del Revolucionario Institucional. El tesorero Armando Villarreal, el secretario de Innovación Karim Pechir, el exgobernador Francisco Labastida, el secretario de Educación Francisco Frías, el director de Vialidades Domingo Ramírez, Bernardo Cárdenas el subsecretario de gobierno, José Manuel el Chenel Valenzuela exalcalde de Angostura… todos entran sigilosos, casi con los zapatos en la mano. Abrazan, palmean, pero rápido buscan su sitio.

Sin embargo, no hay reclamos, ni rechiflas, ni quejas. No serán los primeros que vuelvan. En otras sillas están quienes con menos ruido regresaron desde el año pasado: Arturo Duarte, Gómer Monárrez.

ACCESO VERDE
Aunque estén algunos del gabinete de Malova, el gobernador de Sinaloa está muy lejos del evento del PRI. Más aún, no hay quien lo defienda cuando César Camacho lo emplaza y abiertamente lo reta: “Ofrezco respeto y pido respeto. Ofrezco respaldo y pedimos respaldo a los priistas”. La condición que le pone Camacho a Malova es que si apoya las políticas de Peña se le apoyará a él.

Antes, el dirigente del partido en el que quieren militar la mayoría de los miembros del gabinete de Malova, ya les había lanzado la respectiva amenaza a ellos, diciéndoles que la toma de protesta es como un juramento laico: “Quienes hoy han rendido protesta… han ratificado que se la juegan con el PRI. Se la juegan con Sinaloa y se la juegan con México.”

Y es que hace apenas cuatro años muchos de los presentes, con todo y haber rendido protesta, se fueron a otro partido, a un proyecto diferente al PRI. En eso centraría Camacho sus 22 minutos en el largo discurso. “Sí nos importa la unidad…

El triunfo que se avecina será resultado del trabajo de unidad… Sin 15, no hay 16. Así que a trabajar duro… Todos tienen un lugar… hay legítimas aspiraciones personales, pero se tienen que subordinar a las aspiraciones del grupo.”

Cubiertas las aclaraciones a los que volvieron al PRI, César Camacho iría al “reto ético” de defender el proyecto de Peña Nieto. “Estamos moralmente llamados a ser sus apoyadores, a entender que el papel del PRI no es el partido del gobierno, no es la agencia política de un partido sino el agente político de la sociedad. No lo podemos ni los vamos a dejar solo, cuenta con nosotros de manera absoluta porque viene la etapa de la concreción.”