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Después de ser boletinado por Estados Unidos como cabeza de cártel, el objetivo de capturarlo no cede

Río Doce/Los Mochis.— La madrugada del 13 de octubre, en Nayarit, fue el aviso de que el Gobierno federal había lanzado una ofensiva para capturar al líder de la organización. Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, estuvo a punto de ser capturado esa madrugada durante la posboda de una de sus hermanas, que estaba festejando nupcias en el paradisiaco balneario de Santa María del Oro.

El enlace matrimonial fue el sábado y a la fiesta de esa noche no asistió el capo, considerado ya por algunas instancias gubernamentales, de México y de los Estados Unidos, como cabeza de cártel.

Pero el domingo a media noche arribó al fandango, que continuaba en grande, con música de banda y la compañía musical del popular juglar de los narcos, Remmy Valenzuela.

Dos horas después de que Isidro Meza llegó al lugar, arribaron elementos de la Marina en vehículos terrestres y helicópteros, suscitándose un enfrentamiento donde resultó herido el cantante, de nombre Remigio Alejandro Valenzuela Buelna.

Un presunto gatillero murió en el enfrentamiento y fueron detenidos al menos siete policías municipales que, se dijo, custodiaban el lugar.

En los hechos, trascendió de fuentes consultadas en Guasave, también resultó herido el Chapo Isidro, con dos balazos, aunque habría logrado escapar.

En enero de 2013, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos boletinó a Meza Flores y a varios de sus familiares y presuntos cómplices como parte de una organización criminal.

Con ese hecho, el Gobierno estadounidense dio, de manera oficial, la categoría de cártel a una organización delictiva a la que identifica como rival del cártel de Sinaloa, encabezado por Joaquín el Chapo Guzmán. Igualmente identificó como líder de ese cártel a Fausto Isidro Meza Flores, el Chapito Isidro, e incluyó a siete miembros de su familia y tres empresas dentro de ese grupo delictivo.

De acuerdo con el comunicado, el grupo de los Meza Flores surgió en Guasave, Sinaloa, y desde la década de 2000 a 2010 es responsable de ingresar a Estados Unidos grandes cantidades de metanfetamina, heroína, mariguana y cocaína, de acuerdo con el despacho informativo.

Desde entonces ha sostenido una violenta disputa con el cártel de Sinaloa, liderado por el narcotraficante más buscado en México, el Chapo Guzmán, que ha dejado muerte en el estado.

Además del líder del cártel, el Departamento del Tesoro designó como narcotraficantes a la esposa de Meza Flores, Araceli Chan Inzunza; al padre, Fausto Isidro Meza; a la madre, Angelina Flores; a la hermana, Flor Angely Meza, y a los tíos Agustín Flores Apodaca, detenido en julio pasado en México; Salomé Flores y Pánfilo Flores.

 

El hostigamiento

 

El norte del estado es una de las zonas más patrulladas por las fuerzas federales, principalmente por el Ejército. Esto ha provocado enfrentamientos entre las fuerzas castrenses y los grupos criminales.

Hace apenas diez días, un enfrentamiento entre militares y gatilleros tuvo lugar en la sindicatura de El Burrión, Guasave, uno de los bastiones de la organización que lidera el Chapo Isidro. Aseguraron armas, un vehículo blindado y un tigre que, según los lugareños, responde al nombre de Bruno.

Fue un aviso. El jueves 12 por la mañana, Ignacio González Peñuelas el Nacho, hermano de Jesús el Chuy González Peñuelas, considerado este último como número dos en la estructura armada del cártel de Guasave por autoridades policiales locales, fue detenido en un tiroteo con militares, en su natal Batamote, Guasave.

El Nacho, supuesto jefe del sicariato guasavense y quien presuntamente controlaba la venta de droga, cobro de piso y a decenas de asesinos, según declaración de puchadores detenidos con antelación, tenía bajo su zona de influencia y responsabilidad la zona comprendida desde el Campo 38, en Juan José Ríos, hasta los límites del municipio de Sinaloa, al poniente de la carretera internacional México 15. Al momento de ser detenido, sobre este pesaba una orden de aprehensión por delito federal. El cargo criminal no fue revelado.

González Peñuelas, perdió la libertad junto con sus cómplices, Marcos Eduardo Félix Arredondo, José Cruz Pérez Vega y Hugo Moreno Sarmiento, este último fue trasladado para atención médica en un hospital que por cuestiones de seguridad nosotros los desconocemos, reveló en conferencia el procurador general de justicia del Estado, Marco Antonio Higuera Gómez.

En la operación militar murió quien pudiera ser Alejandro Rivera Montoya, de acuerdo con una credencial que llevaba en sus bolsillos. Sin embargo, la identidad será confirmada por el reclamo del cuerpo y las testimoniales de los deudos.

Este quedó muerto en la calle Miguel Hidalgo frente al poste 04872 y un dren, en donde iniciaron y concluyeron los hechos con fuerzas militares.

En ese lugar también se decomisó armamento de guerra convencional: nueve granadas ofensivas calibre .40, cuatro granadas de mano (fragmentación), un fusil Barret calibre 50 milímetros, una carabina, un rifle HK-19, dos fusiles AK-47 conocidos como “cuerno de chivo”, una carabina AR-15, un rifle calibre 10, y un revólver Magnum calibre .45, así como casi tres mil cartuchos para las armas incautadas, algunos de ellos expansivos, tres vehículos y 15 kilos de narcóticos.

Según los hechos, narrados en la averiguación previa 49/2013/GVE que la Procuraduría General de Justicia del Estado inició por el delito de homicidio doloso, el fin de Nacho González y su grupo comenzó alrededor de las 11:40 horas del jueves 12 de diciembre cuando un comando militar ubicó a un grupo de personas sospechosas. Estas balearon a los soldados, que repelieron la agresión. Luego surgió una persecución que culminó en una casa, en donde fueron detenidos los cuatro sujetos y murió un quinto individuo.

Tras los hechos, la zona de El Batamote fue acordonada por decenas de ministeriales, municipales y efectivos militares.

Al caer la tarde, la tranquilidad regresó al poblado.

Higuera Gómez se reservó establecer a qué grupo delincuencial pertenece el detenido y sus cómplices, pues ello le corresponde aclarar a la Procuraduría General de la República, que retiene el caso por las armas y drogas detectadas. “Nosotros solo actuamos por el homicidio reportado, y lo descrito aquí es lo que el agente del Ministerio Público del Fuero Común tuvo a la vista.

No reveló las posibilidades de que el grupo detenido hubiese participado en la matanza de policías en varias emboscadas perpetradas en el municipio de Guasave, Sinaloa y Ahome, y en las ejecuciones sumarias de civiles.

 

Los mandos de Guasave

 

No obstante las reservas del procurador, meses atrás, su misma dependencia habría publicado un recuadro del mando operativo de Fausto Isidro Meza, quien posteriormente sería identificado como jefe del cártel de Guasave y en el que Jesús González Peñuelas, hermano del detenido, el Nacho, ahora era el segundo de importancia.

Junto al Chuy González aparece Samuel Lizárraga Ontiveros, apodado elTortillero y Juan Francisco Patrón Sánchez, con clave del H2.

Justo debajo de González aparecer Juan Pablo Osuna Sánchez, conocido como el Cien, quien falleciera en el 2011 tras emboscar a un convoy de policías ministeriales en el poblado Tetamboca, en El Fuerte. Le sigue Juan Miguel Pacheco Samaniego, el Pecas, que de acuerdo con policías mochitenses consultados, este optó por poner tierra de por medio tras que se desató su orden de captura o de ejecución, lo mismo que José Sabá Ávalos Sánchez, apodado el Güero Sabá.

 

El arranque delincuencial

 

De acuerdo con viejos expedientes criminales, Ignacio y Jesús González Peñuelas iniciaron sus primeras actividades delictivas siendo resguardo del célebre Miguel Ángel Beltrán Lugo, el Ceja Güera, asesinado en el penal de máxima seguridad, Cefereso No. 2, cuando estaba por recobrar su libertad, en la década de los ochenta.

Tras su caída, estos pasaron un tiempo en la sombra y reaparecieron en la escena delictiva tras ser considerados secuestradores leales a Alfonso Ávila Palafox, el Loncho, mejor conocido como el Mochadedos, para luego extinguirse.

Sus nombres comenzaron a aparecer en mantas colgadas en diferentes edificios de esta ciudad, en donde eran responsabilizados como autores de la desaparición y posterior asesinato del periodista radiofónico de Línea Directa, José Luis Romero.

En esas publicaciones clandestinas, a los hermanos se les presentaba como sanguinarios y se les achacaban asesinatos, levantones y otros delitos.