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El 94 por ciento de las personas que han muerto por COVID-19 en México eran obreros, amas de casa, jubilados y pensionados y el resto profesionales, directivos y trabajadores del arte y espectáculos, revela un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De acuerdo con el reporte “Impacto de los determinantes sociales de la COVID-19 en México”, en el país el 92 por ciento de los decesos por la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 se ha registrado en una institución pública.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha reportado el 52 por ciento de las muertes durante el primer año de la pandemia, la Secretaría de Salud (SSA) con el 32 por ciento y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) con el 8. Mientras que en las instituciones privadas ha fallecido el 2 por ciento, de acuerdo a Aristegui Noticias.

Destaca que del total de contagios (2 millones 144 mil 588), únicamente el 25 por ciento recibió atención hospitalaria. A nivel nacional, solo una de cada cinco personas fallecidas por COVID-19 fue atendida en una Unidad de Ciudades Intensivos (UCI).

De acuerdo con el reporte “Impacto de los determinantes sociales de la COVID-19 en México”, en el país el 92 por ciento de los decesos por la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 se ha registrado en una institución pública.

Las tasas de mortalidad más elevadas se presentaron en Ciudad de México (318 por 100 mil habitantes), Baja California (210) y Sonora (199); en contraste, las más bajas en Chiapas (25), Oaxaca (73) y Michoacán (98).

“En los municipios con nivel socioeconómico alto, existen nueve veces más contagios que en los municipios de nivel socioeconómico bajo no urbano y 40% más que en los de nivel bajo urbano; sin embargo, existe una estrategia inequitativa en la realización de pruebas diagnósticas: cuanto mayor es la pobreza de los municipios, menos pruebas se hacen y más reducidas son las tasas de contagio, de tal manera que en los municipios pobres el subregistro de casos positivos y de muertes podría ser considerable”, resalta el documento.

Finalmente el reporte indica que en México, la probabilidad de tener atención hospitalaria de calidad se reduce notablemente para quienes residen en lugares con mayor concentración de pobreza y la mortalidad es mayor para ellos. “Lo que refleja una problemática social relacionada con el ingreso y consecuentemente un mayor o menor grado de salud. Las desigualdades en salud son evitables e injustas, es decir, inequidades”, se desprende del estudio de la Universidad.