0 7 min 7 años

narcos-mujeres-ayudan-reclutar-victimas_969214802_116651383_667x375

POR DIEGO CALDENTEY
05/11/2016 – 23:02
Una superviviente de uno de los peores Cárteles del mundo ha denunciado las prácticas atroces de este grupo, que suele secuestrar niñas de 13 y 14 años de edad.
Viven en fincas hacinadas y son obligadas a prostituirse. “He visto sacar decenas de cadáveres envueltos en mantas de chicas que han intentado resistirse”, relata.
Los narcos tienen mujeres que también ayudan a reclutar a las víctimas.
El testimonio de María M., que prefiere no difundir su apellido por cuestiones de seguridad, sirve para tomar dimensión (al menos en parte) del terrible martirio que padecen decenas de mujeres en manos de los cárteles mexicanos y grupos criminales y de sicarios más peligrosos del mundo. Sus líderes son de los más buscados.
María ha sido noticia esta semana cuando el escritor y periodista mexicano Héctor De Mauleón ha narrado con todo lujo de detalles el infierno que ha padecido, y del que todavía no han podido escapar muchas chicas y jòvenes en la misma situación (varias de las cuales no superan los 13 o 14 años). Lo peor, encima, es que muchas víctimas nuevas caerán en estas redes de manera inminente.
Hoy esta persona se ha convertido al catolicismo, y ha logrado salir de la época más oscura de su vida. Acude regularmente a la Iglesia del Buen Samaritano, pero ha decidido romper su silencio para graficar “una variante del infierno que México da a las mujeres”, como bien ha descrito De Mauleón en El Universal.

La ex esclava sexual del grupo ‘Los Zetas’, uno de los cárteles de narcos que llegó a reinar en el país latinoamericano y que aún mantiene importante poder, ha visto con sus propios ojos como estas bestias despiadadas suelen apoderarse de sus víctimas, para después hacerlas sufrir los peores tormentos.
María es cubana. Se casó con un hombre llamado Guillermo, que obligó a que se prostituyese, al igual que otras niñas y mujeres inmigrantes. Los Zetas suelen reclutar mujeres en Monterrey. Guillermo al principio era jovial y simpático, pero se inyectaba heroína y se la hizo probar a la fuerza a su flamante esposa.
Una vez que las captan en sus redes, los criminales hacen que las mujeres ofrezcan servicios sexuales a cambio de dinero a los inmigrantes que viven hacinados en pisos patera en las zonas más pobres de Monterrey. “En cada habitación viven entre 10 y 15 personas”, ha relatado María. Ella y otras chicas pasaban de cuarto en cuarto y cobraban unos 15 euros a cada ‘cliente’.
El dinero recaudado pasa a los bolsillos del Cártel. María quedó embarazada de Guillermo. Perdió a su niña, que fue dada en adopción. Nunca más supo de ella. Una mañana la cargaron en un camión junto a otras treinta mujeres: había venezolanas, colombianas y mexicanas. El destino final fue una finca en el municipio San Nicolás
La zona ha sido controlada durante años por los narcos. En la vivienda había decenas de hombres. Todos mostraban tatuajes en su piel con la letra ‘Z’ y dibujos alusivos a Satanás, portaban armas y granadas y consumían altas dosis de marihuana y cocaína,recuerda ahora la superviviente.
Convivió durante meses con unas 40 mujeres, que permanentemente son obligadas a drogarse. “En los búnkeres de los narcos, las mujeres de los Zeta deben rellenar ceniceros con cocaína cuando se vacían. Si no lo haces incurres en faltas, que son castigadas con palizas. A veces, con la muerte”, acaba de denunciar.
Las chicas que intentan resistirse se juegan literalmente la vida.María ha visto cuerpos de mujeres que eran sacados envueltos en sábanas y apilados en furgonetas. Y cuenta que también abundan métodos de torturas como los entierros “casi completos”. Los mismos consisten en enterrar hasta la cabeza a las víctimas, en los terrenos de las casas donde operan los narcos. Con los cuerpos inmovilizados apenas pueden respirar, no se les suministran alimentos y casi nada de agua durante jornadas enteras.
Ella decidió seguir una estrategia que consideraba la única para no morir. “Tenía que caerles bien y que les gustase en la cama”, relata ahora. Los Zetas, además de sus esclavas sexuales permanentes, suelen llevar a muchachas de no más de 13 o 14 años a esas casas, que las “roban de otros lados”, según esta mujer. “Es su manera de ir limpiando sus lugares con nueva carne”. A las mujeres más viejas o “ya demasiado usadas”, le buscan otros destinos, para delincuentes y narcos amigos suyos.
Los narcos, además, tienen cómplices mujeres para reclutar víctimas. Es el caso de una tal Mónica Mendoza Reséndiz,”enganchadora de niñas”, según las palabras de María. Las buscan en el municipio de San Juan del Río, y también por Querétaro y Acapulco.
Hoy, en el mapa de los narcos, tambièn cobra fuerza la zona de Reynosa, en Tamaulipas, donde abundan las rehenes de los cárteles. En los ranchos de Allende también tienen lugar las peores calamidades. “Los Zetas primero son alegres y amables. Luego se amargan y vienen los golpes. Una vez me tiraron los dientes a patadas”, relata la mujer para el mencionado medio.
Ella los define como dueños absolutos de algunas zonas: “En Reynosa hacen lo que quieren con las mujeres. Las matan o las venden”, afirma. También ‘juegan’ de manera macabra con motosierras y las despellejan. “Muchas ni regresan a sus hogares”, finaliza la mujer. Su testimonio, en pleno siglo XXI, ojalá sirva para comenzar a erradicar esa ola salvaje y brutal de locura y muerte que ocurre a cada hora, en un país que se merece otra realidad.
http://www.lainformacion.com/mundo/mujeres-Zetas-enterradas-torturadas-motosierras-narcos_0_969203803.html