0 3 min 10 años

 Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

ADN/Globedia.- Los científicos descubren cómo aparecieron las primeras plantas con flores. Una investigación realizada por los científicos, publicada en la revista Science, dio a conocer el desarrollo de la Amborella trichopoda: la primera rama del árbol genealógico de los angiospermas, plantas que tienen pétalos, las cuales allanaron el camino para la aparición de todas las otras plantas con flores.

Los científicos realizaron una secuencia genómica completa de esta planta. Uno de los reportes publicados en la revista, el llamado Proyecto Genómico Amborella, aporta la primera secuencia del genoma nuclear de esta planta, mediante la cual los científicos pudieron determinar los genes específicos de la versión ancestral de esta flor: varios de ellos eran distintos de aquellos de las plantas no florecientes, lo que sugiere que estos genes particulares podrían haber ayudado a las plantas florecientes a diversificarse exitosamente.

Otro reporte, centrado en el ADN mitocondrial de Amborella, un genoma por separado dentro de la planta que tiende a cambiar menos que el ADN nuclear, muestra que gran parte de esta parte del genoma fue adquirida a través de la transferencia horizontal de genes con otros organismos, incluidos musgos y algas verdes, algo que probablemente ocurrió hace millones de años.

Más sobre
Science
“Una de las cosas realmente interesantes sobre la Amborella es que, a pesar de que se ha cargado con todo ese ADN extra, la mayor parte es basura (…) Los genes se degeneraron y no fueron funcionales, por lo que Amborella es un acaparador. Su genoma es un museo de ADN muerto”, según Andrew J. Alverson, uno de los líderes de esta investigación.

La Amborella crece en la isla principal de Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur, y es la única superviviente de una de las razas más antiguas de las plantas con flores. Su genoma mitocondrial es enorme, compuesto por cerca de 4 millones de nucleótidos, que es aproximadamente 240 veces más grande que un genoma mitocondrial humano.