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losmotivosdeCruz

Afirma que en defensa propia hirió con arma blanca a quien lo quería levantar

Río Doce.- Cruz Domínguez Arenas, de 78 años de edad, originario de Escuinapa, Sinaloa, asegura que dos secuestradores que pretendían levantarlo tumbaron la reja de su casa, allanaron su domicilio ubicado en calle Melchor Ocampo, les marcó el alto para que no dieran un paso más en su territorio, pero estos se le fueron encima y los embistió con un asador y una navaja.

“Le di unos piquetes con un asador y una navaja, entonces, uno de los dos secuestradores me dio una paliza, me pateó hasta que se llenó, porque el otro me tenía agarrado del pescuezo, pero como el otro andaba herido, se fueron corriendo de mi casa”, dijo a Ríodoce con el expediente judicial en mano.

Según el parte informativo 02/2011, integrado al expediente, eran alrededor de las 22:00 horas del 2 de enero de 2011 cuando Juan Ramón García Prado de 42 años y otro acompañante identificado como el Maistro, llegaron al Hospital General de Escuinapa en una camioneta Pick Up Chevrolet GMC color blanco con franja azul, calca TT93-059 del Estado de Sinaloa, sin placas de circulación, para que intervinieran quirúrgicamente a García Prado, porque había perdido mucha sangre, mientras su acople desapareció del nosocomio.

Cuando llegaron los policías municipales a detener a Domínguez Arenas, este ya se había lavado la sangre de su cuerpo salpicada de la herida de García Prado y la hoja metálica con cacha de madera color café, de la navaja tipo 007 ya estaba relampagueante de limpia, lista para lo que se ofreciera.

Cruz Domínguez Arenas se queja de que las autoridades encargadas de administrar justicia lo procesaron injustamente y hasta la fecha es acosado por el Ministerio Público y una jueza de Culiacán, que ahora le exigen que le pague diez mil pesos a Juan Ramón García Prado para no volverlo a procesar y el plazo para que los pague vence el lunes 14 de octubre.

“Con qué ojos divino tuerto, voy a darle diez mil pesos, si soy un anciano de 78 años que no estoy pensionado y sobrevivo de milagro con lo que me dan de 70 y Más”, comenta.

“Ahora el Ministerio Público —agrega—, el juez, la magistrada de Culiacán, dice que yo lo agredí en la calle, que yo salí a la calle, buscaron dos testigos que hubo unas señoras, ahí, se prestaron para atestiguar en falso y me volvieron a procesar”.

—¿Y el Maistro que huyó y al herido de navaja, por qué no los investigan? —se le pregunta a Cruz, que se define como un anciano perseguido por los plagiarios.

—Yo no sé qué palancas tan grandes tendrán los secuestradores, porque andan libres y me andan cazando, porque dijo el secuestrador que salió herido que se la tenía que pagar. “Me la va pagar apá”, le dijo a su papá, porque es mi vecino ahí. Y yo ya no hallo a que instancia ir, porque está todo cerrado en el Gobierno para mí; y está todo abierto para el secuestrador. Toda la ley en contra mía y de parte del secuestrador. Ya acudí a El Debate, a El Sol del Pacífico, al Noroeste, y a Primera Hora, y dijeron que no podían publicar lo mío porque era un asunto muy delicado, que no podía publicarse. ¿Qué voy hacer? No sé, es un asunto, que totalmente no hay a quién acudir aquí, porque es el Gobierno el que me está acosando.

—¿No sintió usted que posiblemente los diarios locales creyeron que usted está inventando la historia?

—No, porque les estoy presentando el juicio y les estoy dando los detalles, donde vienen todas las fotografías. No quisieron publicar, no sé, les prohibiría el Gobierno publicar mi historia, para que la gente no conozca. Se me olvidó traer la foto de hace tres o cuatro meses, cuando el gobernador del estado (Mario López Valdez) fue a Escuinapa.

—¿Habló usted con el gobernador del estado?

—El día que fue a Escuinapa, me le acerqué con todo respeto y le dije: “Oiga, me traen acosado”. Le conté por qué. Y el gobernador me respondió: “Ah, ¿se metieron a tu casa?, pero ¡hombre!, lo hubieras matado y te quitas de batallar”.

—¿Y usted qué le respondió a la máxima autoridad del estado?

—Me retaché pa’trás y me fui pa’mi casa. Había un montón de funcionarios y políticos, sin faltar Antonio Toledo Corro. Entonces que se arrima el presidente municipal, Juan Manuel Lerma, se le empalma y le dijo (al gobernador): “Él lo picó al muchacho con una varilla”. Y luego el alcalde dirigiéndose a mí, me dijo: “Ya me estás metiendo en broncas y no vas a dejar al gobernador en paz”.

—¿Y qué respondió usted al alcalde de Escuinapa?

—Le dije yo: “Entonces a la otra vez que vengan a secuestrarme voy a dejar que me lleven tranquilo y que me maten al cabo que ya soy un anciano de 78 años”.

Réquiem para Gabriel

Gabriel Ramos Rodríguez, de 77 años de edad, comunero de Santa Lucía, Concordia, Sinaloa, murió el viernes 20 de septiembre como consecuencia de una secuela de una golpiza que le propinaron tres hombres encapuchados que se metieron a su casa la madrugada del lunes 8 de julio pasado, para despojarlo de un rifle calibre 22 y aproximadamente 30 mil pesos.

Falleció en el Hospital General Martiniano Carvajal, después de ser trasladado del Seguro Social de Villa Unión para hacerle unos estudios, porque él tenía un coágulo de sangre molida en la cabeza desde que recibió aquella golpiza.

“Fue por la misma golpiza, le quedó un golpe en la cabeza que no se curó y de ahí le vino un coágulo de sangre”, dijo una sobrina del finado.

Gabriel Ramos Rodríguez era integrante de Contrasilencio Asociación Civil y su muerte se agrega a las de otras personas que lucharon contra el cacicazgo de abogados, políticos y líderes ejidatarios corruptos que impera en Santa Lucía, Concordia, para impedir que los comuneros les exijan cuentas claras, sobre las indemnizaciones de la Comisión Federal de Electricidad, respecto a la postería eléctrica que atraviesa la comunidad de San Miguel de El Carrizal.