La Jornada
Ciudad del Vaticano. El Papa Francisco recordó este domingo el décimo aniversario de la masacre en México de 72 migrantes, en su mayoría latinoamericanos que intentaban llegar a Estados Unidos, y expresó su “solidaridad” con los familiares que aún reclaman justicia.
Tras la tradicional oración del Angelus, el sumo pontífice rindió homenaje a esas “personas de diferentes países que buscaban una vida mejor”, masacradas entre el 22 y 23 de agosto de 2010 en el municipio de San Fernando (estado Tamaulipas, noreste).
“Expreso mi solidaridad a las familias de las víctimas que todavía hoy invocan justicia y verdad sobre lo sucedido”, expresó.
“El Señor nos pedirá cuentas de todos los migrantes caídos en los viajes de la esperanza. Han sido víctimas de la cultura del descarte”, agregó el papa Francisco, gran defensor de los derechos de los migrantes en el mundo.
Según la versión oficial, el crimen ocurrió a menos de 150 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, destino final de los 58 hombres y 14 mujeres originarios de Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador, Brasil e India.
De acuerdo con las autoridades mexicanas, los migrantes fueron secuestrados por el cartel de Los Zetas y llevados a un rancho donde se les quiso obligar a trabajar para el grupo, pero al negarse los mataron.
Sus cuerpos tenían las manos atadas a la espalda y algunos presentaban señales de tortura.
El Papa también expresó este domingo su “cercanía” con la población de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, “que sufre a causa del terrorismo internacional”. Francisco había visitado la capital de este país muy pobre en septiembre de 2019.
La provincia de mayoría musulmana de Cabo Delgado, cuya capital es Pemba, es escenario desde hace casi tres años de una insurrección islamista que ha causado la muerte de más de 1.500 personas y ha desplazado a más de 250 mil , según ONG y la ONU.