Don Reyes Villegas Ventura en su rancho El Volador
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Don Reyes Villegas Ventura en su rancho El Volador
Don Reyes Villegas Ventura en su rancho El Volador

Cuauhtémoc Villegas Durán

Don Reyes Villegas Ventura nació en Huanusco, Zacatecas, un 6 de enero, por eso fue llamado así, en honor a los Santos Reyes Magos a pesar de que mi abuelo, Bonifacio Villegas Barajas peleaba como líder agrarista por las tierras ejidales contra los hacendados Díaz de León, contra los Medinam uno árabes y eternos caciques de Huanusco, y, contra la Iglesia Católica Mexicana impulsada por el Papa Pío 9 y encabezada por el obispo de Guadalajara, movimiento que fundó en 1919 junto a quien sería su cuñado Herminio Ventura y quien lo vio morir en una emboscada en la sierra Madre Occidental.

Bonifacio venía con más de mil hombres de Villanueva, Zacatecas, precisamente a donde mandó a esconder a su hijo Reyes para que la Iglesia Católica, ni los poderes fácticos lo matarán a pesar de ser sólo un bebe.

Huanusco era una isla agrarista rodeada de pueblos y estados cristeros como Tabasco, al norte del municipio y muro entre Villanueva y Huanusco, en los cañones los pueblos indígenas y del pueblo de Morones entre otros muchos ranchos y municipios de la Sierra de Morones, parte de la sierra Madre Occidental. Al sur de Huanusco estaba Jalpa y al oriente el belicoso estado de Aguascalientes, Guanajuato y Jalisco con sus obispos y sus padres como generales ocultos de una guerra, donde en Calvillo, Aguascalientes, el pueblo más cercano, un Diaz de León, capitaneaba los ataques a Huanusco el 16 y 17 de agosto de 1927, el 22 de octubre de 1927 en Chalchisco de Abajo, Jalpa, y el del 25 de octubre de 1927 en la Ciénega de Abajo, en Huanusco.

El 25 de noviembre de 1927, murió Villegas en una emboscada en la cañada de los Tepetates junto a otros 800 hombres, la mayoría fueron quemados con leña de manzanilla mientras que la gente de Bonifacio lo enterró junto a los combatientes de Huanusco que cayeron en ese punto de la sierra Madre Occidental.

Con Villegas peleaban José Velazco Benítez quien fue el primer comisario del ejido en 1929, Victoriano Hernández, Leocadio Mendez, Gabriel Barajas Bautista, Pedro Arellano, del rancho de Los Arellano, José Isabel Hernández Figueroa, Francisco Hernández Cortéz, Serapio Enríquez, Nazario Cuevas, Luis Olmos, Samuel Benítez Barajas, Rodrigo Encinas, Fortunato Olmos y Alejandro Morales entre otros, pero estos estuvieron en el sitio de Huanusco, del que existe un corrido y del que se ha escrito en revistas como Impacto ya que más de 800 hombres no pudieron tomar Huanusco contra los antes mencionados que se atrincheraron en la Iglesia mientras los padres hacían altares en el campo pidiendo la derrota de los agraristas y la victoria de los cristeros que al ver el número de pérdidas y la llegada de los federales, tuvieron que huir rumbo a Aguascalientes.

Don Reyes no conoció a Bonifacio, su padre, pero hasta los años 80 le fueron entregadas sus tierras que por derecho le correspondían y donde vivió felizmente produciendo leche que vendía a Nestle que estaba frente a leche San Marcos en Aguascalientes, cosechaba las guayabas “de Calvillo”, además de vender un puerco cada domingo ya que en Huanusco no había carnicería. Nunca he probado guayabas tan exquisitas y enormes como las de mi padre: dulces y jugosas a fuerza de trabajo e inversión sin regreso en muchas ocasiones.

Mi padre estaba orgulloso de mí con mi novia Rocío López Ruelas y yo como periodista de El Informador cuando por otra mujer abandoné la casa y él se enojó tanto por la clase de mujer que había escogido yo, era su hijo más chico. Unos días después murió en un ranchito de Zoquipan, en Jalisco, a la vuelta de la casa, con un amigo mientras se tomaba unas copas, nada más parecido a su rancho y su Zacatecas para morir en esa lechería que ya no existe más en Guadalajara, entre el olor del ganado y las casas de adobe y unos pocos árboles de sombra buena. Jorge mi hermano le había robado la camioneta y la vendió y mi padre no podía ir más al rancho. Desde aquel día la familia se fue separando más y más, hasta el día de la muerte de mi madre cuando empezaron todos mis hermanos a pedirme la casa de Guadalajara para dársela a uno que no la necesitaba, fue por eso como llegué a Aguascalientes, donde vivió su infancia mi abuelo en un convento, donde encontró fetos de niños y a donde venía yo, con mi padre, desde su rancho El Volador, a vender y cobrar sus productos.

A Villegas, los historiadores pagados por caciques con el erario lo minimizaron mientras los Díaz de León se posesionaron de puestos públicos para vivir del pueblo, los Medina sobrevivieron a los zetas y hasta Ricardo Monreal le hizo un hospital con su nombre en Jalpa a Calixtro Medina, ex diputado y ex senador del PRI y cacique vitalicio de Huanusco, donde robó tierras y mató indígenas por montón con ayuda de gobernadores y sus judiciales, para hacer su rancho “La Barranca” en la sierra donde mataron a Bonifacio. Calixtro operó para que ganará Monreal aunque siempre fue priísta eran grandes amigos, ambos caciques de los municipios en los que nacieron.

Don Reyes siempre leía la Biblia que sostenía entre su manos manos fuertes y robustas como su cuerpo, su mente y su alma. Que Dios le dé vida eterna.