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Ciudad de México | Desinformémonos. Por lo menos 60 por ciento de los defensores del medio ambiente que fueron asesinados en 2016 vivían en América Latina y 40 por ciento de las víctimas eran indígenas, señaló un informe de la organización no gubernamental Global Witness en el que se reveló una cifra récord de 200 activistas ambientales asesinados en el mundo durante ese año.

El número de activistas asesinados duplica al de hace dos años y es el más alto desde que la organización comenzó a contabilizar los ataques contra los defensores en 2002. De acuerdo con Global Witness, el incremento se debe a que “las empresas mineras, madereras, hidroeléctricas y agrícolas pisotean a las personas y al medio ambiente en su búsqueda de ganancias”.

Los registros de la organización apuntan la minería es la actividad que más vinculada con los ataques a los defensores, con al menos 33 asesinatos vinculados al sector. Por otra parte, también aumentaron las muertes vinculadas a empresas madereras, con registros de 15 a 23 asesinatos en un año, mientras que hubo 23 asesinatos relacionados con proyectos de la industria agraria.

“El asesinato es el resultado extremo de una táctica que consiste en silenciar a los activistas, incluyendo amenazas de muerte, arrestos, abusos sexuales, secuestros y agresivos ataques legales”, resalta el informe.

Los países donde se registró más de la mitad de los asesinatos son Brasil, Colombia y Filipinas, seguidos por India, Honduras, Nicaragua, la República Democrática del Congo y Bangladesh.

“La despiadada lucha por la riqueza natural del Amazonas hace que Brasil sea, una vez más, el país más mortífero del mundo”, con 49 asesinatos en un año, indica el informe.

Además, Honduras continúa como el país más peligroso por el número de asesinatos per capita durante la última década.

“La lucha por proteger el planeta se intensifica rápidamente y el costo puede ser cuantificado en vidas humanas”, señala el documento. “Más personas en más países se están quedando sin otra opción que plantarse en contra del robo de sus tierras o la erosión de su medio ambiente”, lamentó Ben Leather, integrante de Global Witness.

La mayoría de la violencia se focaliza en los países tropicales, donde no sólo los defensores son amenazados y atacados, sino también los pueblos indígenas a través de desalojos y represión ante las luchas de resistencia a los proyectos extractivos.