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Río Doce.- Los militares van sobre Aureliano Guzmán Loera, el hermano de Joaquín, el Chapo Guzmán y quien comanda la lucha que desde hace meses sostiene con fuerzas de los hermanos Beltrán Leyva en la sierra de Badiraguato. Ya había dicho el general de la Tercera Región Militar, Alfonso Duarte Múgica, que los hijos de Joaquín Guzmán habrían dado la orden de perpetrar la emboscada donde murieron cinco militares, pero las baterías militares se están enfocando hacia la zona donde puede estarse escondiendo el capo.

También en Culiacán siguen los operativos para socavar la estructura del cártel de Sinaloa. El lunes pasado, más de 20 viviendas fueron cateadas en busca de las células que participaron en la emboscada contra los militares. Oficialmente se han reportado tres detenidos y hasta el sábado fueron dados a conocer algunos resultados en materia de aseguramientos. Nada aún sobre detenidos importantes.

Uno por uno cruzó el arco de la cabecera municipal. Por lo menos 50 camiones militares fueron contados durante martes y miércoles de la semana pasada. Su destino, la zona donde el Ejército Mexicano piensa que puede estar escondido Aureliano Guzmán Loera, el Guano.

El hermano de Joaquín Guzmán Loera se convirtió en el principal objetivo del gobierno mexicano, luego que fuentes de inteligencia militar lo identificaran como el principal sospechoso de ordenar el rescate de Julio Oscar Ortiz Vega, el Kevin, en que murieran cinco soldados, el 30 de septiembre. El eslabón más débil.

La cacería del capo, quien controla una parte del municipio de Badiraguato, habría iniciado la semana pasada cuando la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) desplegó un convoy de más de 50 vehículos para instalar bases militares en las comunidades de Huixiopa, Arroyo Seco y La Tuna, zona de operación del Guano.

Mario Valenzuela, alcalde de Badiraguato, confirmó que los soldados empezaron a instalarse desde el miércoles pasado en esos poblados, y que el objetivo aparente es atrapar al hermano del Chapo.

“No sabemos con certeza cómo estará la estrategia de los soldados, pero al menos la presencia militar ha contribuido a que familias que salieron de sus casas por temor a la violencia, regresen a sus pueblos”, dijo el alcalde.

Y mientras en Sinaloa, la cacería parece hacer de lado a los hijos del Chapo Guzmán, Iván y Alfredo, para concentrarse en el Guano, en Estados Unidos mantienen sigilo respecto a los operativos que la DEA realiza para ir tras el capo, según indagaciones hechas por Ríodoce en Washington DC.

“No vamos a decir si lo estamos buscando, y menos cómo lo estaríamos buscando, pues es información confidencial, lo que sí es definitivo es que vamos tras las personas que envían enervantes a nuestro país”, dijo un vocero de la DEA en Washington, cuando se le interrogó si Estados Unidos estaba participando en la cacería del Guano.

En la página de la DEA, sin embargo, no se identifica a Aureliano Guzmán Loera entre los principales fugitivos, y siguen ubicando a Ismael el Mayo Zambada, Rafael Caro Quintero, y Nemesio Oceguera Cervantes como sus tres principales objetivos.

Bajo perfil

Aureliano Guzmán Loera siempre mantuvo un perfil relativamente bajo. Operando a la sombra de Joaquín el Chapo Guzmán, el Guano simplemente coordinaba la seguridad en la zona del Triángulo Dorado, y aseguraba que la producción de amapola y mariguana supliera las demandas que exigía el mercado de sus operadores en Estados Unidos.

Tuvo que ser capturado el Chapo Guzmán en Mazatlán, Sinaloa, el 22 de febrero de 2014, para que el Guano adquiriera la autoridad suficiente para decidir lo que considerara mejor para su territorio.

Un año después, en abril de 2015, llegó la primera gran decisión del nuevo capo: matar o no matar a su medio hermano, Ernesto Guzmán Hidalgo, por aparentemente estar “colaborando con el gobierno para que lo capturaran y así quedarse él con el control de Badiraguato”. El Guano optó por ordenar la muerte.

En aquel tiempo el Chapo estaba preso en el Altiplano, pero desde allá se enteró de las acciones de su hermano. Hijos, sobrinos y nietos de Ernesto planeaban vengarse del Guano y de su principal operador, Cristobal Muro, el O2.

Un primo del Chapo, explicó a Ríodoce que una vez libre el capo, lo primero que hizo fue verse con el Guano, le pegó una cachetada y le reclamó haber aprobado la muerte de su propio hermano.

Se dice que a partir de entonces, el Chapo retomó el control de Badiraguato, incluso, habría negociado con la familia de Ernesto Guzmán, incluyendo el nieto, Alfredo Beltrán Núñez, que no estallara una guerra, pues ello no beneficiaba a nadie.

Pero tras el nuevo arresto del capo, el 8 de enero pasado en Los Mochis, el Guano volvió a retomar el control de Badiraguato, rompiendo todas las treguas hechas por su hermano, y ésta vez la familia de Ernesto se le dejó ir con todo.

Inició una guerra a muerte entre la gente del Guano, y el grupo que controla el Alfredito.

La muerte llama dos veces

El Guano habría ganado la batalla a los Beltrán Leyva, según un recorrido hecho por Ríodoce en Bacacoragua y Huixiopa, Badiraguato, donde se apreció a gente del Guano patrullando la zona, quienes incluso aseguraron que varios poblados habían sido tomado por ellos, que eran “gente del señor Guzmán”.

Hasta que el pasado 29 de septiembre por la mañana, un enfrentamiento en Huixiopa entre elementos de ejército y del Guano, dejó al menos a dos personas heridas, entre ellos Julio Oscar Ortiz Vega, el Kevin, quien era trasladado a Culiacán para que le atendieran unas heridas durante el enfrentamiento.

En la entrada a Culiacán, los vecinos del fraccionamiento sólo escucharon las ráfagas de disparos ak-47 y Barret, que habrían de cobrar la vida de cinco soldados; las primeras versiones de las autoridades acusaron a los hermanos Guzmán Salazar, aunque después habrían de aclarar que quien ordenó la ejecución fue en realidad el Guano.

Calentar la plaza

Los días posteriores a la ejecución, la ciudad se llenó de militares. Y los pistoleros de diferentes fracciones del Cártel de Sinaloa, sólo mostraron inconformismo, pues según ellos el calentamiento de “la plaza no beneficia a nadie”.

Desde entonces, se decía en el bajo mundo, que los hermanos Iván y Alfredo no habían sido, sino el tío: Aureliano Guzmán Loera.

“Nunca se había visto que mataran a tantos militares, y tenemos claro que eso no se va a quedar así; esos compas no se van a quedar con los brazos cruzados”, dijo un pistolero que trabaja para la fracción de Ismael el Mayo Zambada.

—¿Ustedes no participaron en la ejecución?, se le cuestionó al sicario.

-No. Pero si nos hubieran dicho que los trozáramos los trozamos, pero nosotros no fuimos, fue gente del tío.

Un sicario que reside cerca de las comunidades de El Naranjo, en Badiraguato, dijo que ellos tienen la orden de no meterse con el gobierno ni de acercarse a Huixiopa, donde se cree que iniciará la cacería del Guano.

“Lo que hizo ese compa (el Guano), no se hace, porque calienta la zona, y ahora el gobierno se va a dejar venir con todo para ir tras el amigo ese”, dijo el pistolero, quien andaba pertrechado con chaleco antibalas, granadas, bazuca y un rifle Ak-47, y se mueve en una zona que es controlada por Rafael Caro Quintero.

Valenzuela López, primer edil de Badiraguato, explicó que hasta el momento no se ha reportado ningún abuso por parte de los militares, a pesar de la densa presencia castrense en la sierra de ese municipio.

Inteligencia militar

De acuerdo con fuentes de Ríodoce, los militares andan tan agresivos, que tomaron control de todo el sistema de monitoreo de la ciudad y de la penitenciaria, que está integrada al C-4, pues la intención es atrapar no sólo al Guano, sino a todos los miembros de la policía del estado y del municipio que estuvieron involucrados en la muerte de los militares, incluso, se cree que pudieran realizar un fuerte operativo en la penitenciaria de Aguaruto, aunque está información nadie la pudo confirmar.

Ya tenían antecedentes. En mayo pasado se realizó un operativo en el mismo penal y encontraron armas largas y cortas, droga, teléfonos celulares y múltiples privilegios para algunos reos.

De acuerdo a un informe militar al que Ríodoce tuvo acceso, en una de las carracas, habitada por Rafael Lugo Cruz Romero y/o Rafael Alvarado, el Rafa sobresalía de las demás y en su interior se encontraron cinco colchonetas que eran utilizadas por el personal que le proporciona escolta. En el closet se localizaron ropa y calzado de marca, entre ellos nueve pares de zapatos marca Gucci.

Esa vez, el Ejército le espetó al gobierno estatal que “no es admisible que esté ocurriendo este tipo de hechos sin el conocimiento de las autoridades responsables de las revisiones, administración y seguridad del penal.

Y lo conminó a realizar una investigación que permita actuar conforme a derecho en contra de todos aquellos que resulten responsables. Como presuntos responsables, el Ejército citó al director del Centro que tenía a su cargo la supervisión y responsabilidad del mismo, a los custodios que tienen a su cargo la vigilancia directa de los reclusos, al juez de ejecución de las consecuencias jurídicas del delito, que tiene por obligación visitar el centro para verificar las condiciones semestrales, al subsecretario de seguridad pública y de prevención y reinserción social y el director de prevención y readaptación social, supervisores directos del director del centro. También a los miembros del consejo técnico interdisciplinario que necesariamente tienen que ingresar para constatar las circunstancias relativas a la reinserción social.

El 1 de enero del 2015 —según el mismo informe— empezó la construcción de las lujosas carracas, luego de que en diciembre del 2014 fueron recluidos, según revelaron fuentes de internos que ya se encuentran en libertad.

Del 2011 al 2016 han ocurrido eventos de fuga, en los que 26 internos han logrado escapar, entre éstos, Adelmo Niebla González, en mayo del año 2014, y a quien se le identifica como compadre de Joaquín Guzmán Loera.

La determinación militar de no dejar pasar nada quedó de manifiesto aún más el pasado 16 de octubre por la mañana, cuando cerca de 30 elementos Ejército Mexicano tomaron por asalto las instalaciones del hospital de zona del Seguro Social, y sometieron a cuatro policías que custodiaban a un detenido.

Aparentemente, la acción del ejército obedecía a una omisión por parte de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, que no reportó un accidente ocurrido el viernes 14 de octubre, por la carretera a Costa Rica, en que murió una familia completa.

Según testigos, los soldados entraron de manera violenta, pero no se portaron agresivos con nadie, aunque sí sometieron a los municipales, replegándolos contra la pared para desarmarlos e investigar quién era la persona custodiada.

“Esto es apenas el inicio, Culiacán se va a calentar más de lo que ya estaba, y esto sólo se va a acabar cuando o maten o arresten al Guano”.