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Eduardo Emilio Zárate landero llega a Mazatlán como nuevo comandante de la Tercera Región Militar, en sustitución de Moisés Melo García, apenas a escasos dos meses que fue ascendido a General de División. Cauto y observador, el nuevo jefe del Ejército para los estados de Sinaloa y Durango, conoce el territorio del narco del lado de Chihuahua, donde los militares apenas si pudieron medio controlar la ola de violencia que aun sacude ese estado.

Juan Veledíaz/Especial para Ríodoce

Era el mes de julio del 2012 cuando un sonriente Eduardo Emilio Zárate Landero apareció ante los medios de comunicación en la sede de la Quinta Zona Militar de Chihuahua. Habían transcurrido casi dos años de que el entonces general de Brigada asumió la titularidad de la comandancia —en sustitución del cuestionado general Felipe de Jesús Espitia Hernández, un oficial de caballería que había sido señalado de manera muy severa por organizaciones no gubernamentales debido a las continuas violaciones a los derechos humanos de soldados bajo su mando en el contexto del “operativo Conjunto Chihuahua”—y se disponía a entregar el mando a su relevo, el general Leopoldo Noé García Ochoa. Su beneplácito lo explicó de esta manera ante cámaras y micrófonos de la prensa local.

“Creo que podemos decir que salimos muy bien de aquí porque… bueno, hay otros cambios que se dan en medio especulaciones, acusaciones, señalamientos, y en mi caso no es así, sali- mos a una mayor responsabilidad, creo que con buenos resultados, ahí están a la vista”.

Zárate Landero se refería a que cuando fue nombrado por el alto mando militar comandante de la Quinta Zona con cuartel en la capital de ese estado, la situación que encontró fue crítica. estaba el escándalo de la guarnición militar de Ojinaga, donde un general, un teniente coronel y varios jefes y oficiales, estaban acusados de desapariciones forzadas, homicidios y robos contra la población civil.

También estaban las sospechas de que en Ciudad Juárez operaban escuadrones de la muerte, que realizaban incursiones de “limpieza social” en centros de adicción y barrios de la periferia, “tolerados” por el mando militar. Desde su óptica, todo eso, desde que él llego a Chihuahua, había desaparecido.

“Cuando asumimos en esta zona era más complicado, ahora están los restaurantes abiertos en las noches, la gente vuelve a salir a las calles, las carreteras son mas seguras, creo que en estos años logramos avances importantes, pero no hay que bajar la guardia, eso le toca como reto al que llegue. (…) Por fortuna la institución militar es tan sólida que un cambio de general no cambia la esencia de nuestra labor porque las misiones siguen”, explicó.

El contexto en el que se dio aquel relevo en Chihuahua fue muy diferente a como pasó año y medio después, cuando su sustituto, el general de brigada Leopoldo Noé Gaytán Ochoa, tuvo que ser relevado “de emergencia”, luego de que se le iniciara una causa penal por abuso de autoridad tras protagonizar una riña en los días previos a navidad del 2013. el comandante militar de Chihuahua se lió a golpes contra su número dos, el brigadier Arnulfo Caballero Sánchez, jefe del estado Mayor de la zona y a quien se le acusó de insubordinación. a los dos se les reti- ró la acción penal días después de que fueron enviados al penal de la Tercera Región Militar en Mazatlán, y pudieron pasar las fiestas de fin de año en libertad.

Al “santuario” del Chapo

Zárate Landero es considerado como uno de los militares mexicanos más competentes por sus pares del ejército de los Estados Unidos. En noviembre del 2012, durante una visita a las instalaciones de Fort Benning, Georgia, sede del comando de la Escuela de las Américas y de la escuela de Paracaidistas, le ofrecieron una cena de honor y se le vio relajado y conversador. En ese entonces tenía unos meses que había sido nombrado, tras su paso por la comandancia militar de Chihuahua, como director general de Educación Militar y rector de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea. en esta posición viajó tam- bién a Santiago de Chile, donde fue recibido por los mandos militares de aquel país en la escuela de Carabineros. Su roce internacional lo complementa, de acuerdo a su hoja de servicios militares, con encomiendas en diversas zonas y unidades militares del país.

Desde que en noviembre pasado fue ascendido a ge- neral de División —era el más joven entre los cuatro gene- rales que alcanzaron este grado—, se sabía en la Defensa nacional que tendría una misión especial para este año 2014. En diciembre durante la rotación de mandos de región militar, se barajó la posibilidad de enviarlo a Guerrero, a la compleja Novena Región Militar, y otra opción fue la Cuarta Región con jurisdicción en los estados de nuevo León y Tamaulipas. Pero todo fueron especulaciones.

Con la edad reglamentaria de 65 años cumplidos para pasar a retiro, el divisionario Moisés Melo garcía entregó por estos días la comandancia de la Tercera Región Militar, que abarca Sinaloa y Durango, al general Zárate Landero, quien estrena su grado de divisionario al mando de las tropas en los estados cuya zona serrana alberga las principales guaridas de los capos Joaquín el Chapo Guzmán e Ismael el Mayo Zambada.