0 8 min 11 años

download

Estado Mayor/México, 25 de septiembre.- Así como hemos publicado en Estado Mayor que en México las encuestas refieren al Ejército y a los militares como las autoridades más queridas y respetadas, desafortunadamente existen también las ovejas negras, por decirlo de un modo, que sobre todo cuando no están en servicio o ya se retiraron de sus cargos, deshonran el uniforme y se convierten en asesinos o secuestradores, algo por demás difícil de entender.

Hace unos días la ciudad de Washington, D.C. vivió momentos de angustia cuando un ex militar armado con un fusil de asalto asesinó a 12 personas en la sede central de la Armada de Estados Unidos y 14 personas más recibieron impactos de bala y fueron hospitalizadas.

El autor de la masacre fue Aaron Alexis, de 34 años, y quien hasta enero de 2011 ejerció como electricista en un escuadrón que tiene su base en Fort Worth, Texas.

Tras su detención, y de acuerdo a las primeras investigaciones, se supo que Alexis, nacido en Queens, Nueva York, era una persona desequilibrada y peligrosa, cuya vida había transcurrido en medio de complejos y frustraciones.

Manifestó sentirse decepcionado con la Armada estadounidense por no haber sido ascendido en su momento, según él, por ser negro. Familiares y amigos cercanos argumentaron que el homicida vivía desairado por ese trato y frustrado por no poder conseguir un trabajo de tiempo completo.

Alexis había comenzado a trabajar como especialista informático en la sede de la Armada en Washington, a cuyo recinto podía acceder con su identificación. Sufría de patologías mentales, de las que estaba siendo atendido desde agosto por el servicio médico para veteranos.

Se supo que había recibido tratamiento por paranoia y desorden del sueño, y también aseguraba “oír voces”. Era “un niño de 13 años metido en un cuerpo de 34; necesitaba atención”, declaró una de las personas que lo trataron recientemente.

Asesina a 10 y luego lo linchan

Desafortunadamente nuestro país no está exento de militares o ex militares que se convierten en asesinos o secuestradores.

En julio de 2005, un ex militar mató a 10 personas, entre ellos un niño de 10 meses y dos jóvenes de 15 y 17 años, y después fue linchado y asesinado por pobladores del municipio de San Jerónimo de Juárez, en la Costa Grande de Guerrero

Óscar Flores Eliseo, de 25 años de edad, quien supuestamente se encontraba en estado de intoxicación, inició la matanza al interior de su domicilio, ahí asesinó a su esposa, y a su sobrino de 10 meses de nacido, a quien degolló de una cuchillada. Posteriormente el ex militar salió a la calle y despojó de una AR-15 a un Policía Municipal, antes de arremeter contra 10 personas más en el Zócalo de la población, dejando sin vida a ocho de ellas.

La policía intentó contenerlo, pero al no rendirse, lo hirieron con un disparo en el abdomen, situación que aprovecharon los pobladores para matarlo a machetazos. ¡Vaya historia!

En abril de 2012, a 200 metros del Puente Internacional 2, en Piedras Negras, Coahuila, un elemento del Ejército entró en crisis y disparó contra dos de sus compañeros, uno de los cuales murió horas después debido a las heridas sufridas.

De acuerdo con testimonios de los elementos castrenses el soldado, sin motivo alguno, sacó su arma y empezó a disparar, primero al aire y después contra sus compañeros, quienes trataban de tranquilizarlo. Al no entrar en razón, los militares le dispararon a las piernas para someterlo.

El caso más reciente del que se tiene conocimiento sucedió el pasado 14 de septiembre, cuando elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana liberaron a un hombre de la tercera edad que tenía ocho días secuestrado y detuvieron a cinco plagiarios en una casa de seguridad en Ozumba, Estado de México.

Entre los delincuentes, quienes se supo pedían un millón de pesos por el rescate, estaba José Concepción Banda Valencia, de 23 años, perteneciente al Ejército Mexicano, aunque no se precisó su cargo.

De igual manera, en julio de este año, dos sujetos que se identificaron como elementos de la Fuerza Aérea fueron detenidos en Zapopan, Jalisco, por privar de la libertad a una menor de edad.

Los inculpados fueron Gustavo “X”, de 22 años, cabo de mantenimiento en electricidad, y Gregorio “X”, de 33, teniente en transmisiones.

Columna de Isael Arvide daba cuenta de casos como estos

La señora Isabel Arvide, reconocida sin duda como una de las mejores periodistas que hay en México en temas de la milicia, hizo alusión a este tema en una columna publicada en enero de 2001, la cual se titula “¿Militares asesinos?”.

En ella, Arvide refiere al homicidio cometido por varios militares en contra de un grupo de personas que oraban en Tecomán, Colima.

Aquí un extracto del escrito: “Con la supuesta justificación de encontrarse bajo los efectos de alguna droga, sin aparente causa, los militares dispararon contra quienes estaban pacíficamente orando en el predio Rancho Nuevo. De acuerdo a las primeras versiones los soldados llegaron gritando que eran una ‘secta satánica’. Nada podría, desde cualquier visión, calificar más el epíteto de magnicidio”.

El texto completo, lo pueden encontrar aquí: http://www.isabelarvide.com/columna.php?columnaID=131548B

¿Por qué un (ex) militar se convierte en homicida?

Sin duda es una pregunta muy complicada de responder. Teorías y explicaciones hay muchas, las cuales se fundamentan en el trauma postraumático que les deja a aquellos que participan en una guerra y matan a otros soldados o civiles. En México el estrés y la presión a la que están sometidos los militares principalmente por enfrentar a la delincuencia organizada, tiene consecuencias en su vida cotidiana, las cuales si no se aceptan y atienden, pueden traer graves consecuencias.

Un informe de la Corporación Rand, titulado las “Heridas invisibles de la guerra” (www.rand.org) reveló datos muy interesante al respecto, en él se lee que 300 mil de 1.6 millones de soldados de Estados Unidos participantes rotativamente en Irak y Afganistán, sufren trastornos psicológicos, en muchos casos irreversibles.

“Uno de cada 5 soldados que regresan de Irak y Afganistán, sufren de depresión y otros trastornos psicológicos, cerca del 19 por ciento de quienes regresan de misiones militares en la zona tuvieron algún tipo de lesión cerebral”.

Y continúa: “El trastorno de estrés postraumático (PTSD), se refiere a un estado de ansiedad que puede surgir después de sufrir o haber presenciado algún trauma -violación, guerras, desastres naturales, abusos o accidentes serios- que haya causado horror extremo.

“Según fuentes médicas, la ansiedad o depresión es frecuente en dichos casos, pero las personas que sufren PTSD tienen esos síntomas por tiempo prolongado y no pueden vivir una vida normal sin la ayuda de terapia”.

Luis Enrique Gutiérrez

@LuisE_Gutierrez

Estado Mayor