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ADN/OyT.- Un personaje que fue ícono de la torería tlaxcalteca de los años 80, Manuel De Haro González falleció en su domicilio en la ciudad rielera a la edad de 63 años. Ingeniero agrónomo de profesión egresado de Chapingo, genetista, ganadero, torero, hijo, hermano, amigo, y sobre todo taurino. Siempre se le recordará por su gran compromiso y seriedad en la fiesta brava.

Siendo el segundo hijo del matrimonio de Manuel De Haro Caso y Doña Martha González De Haro, ambos fallecidos, de familia ganadera, aprendió de su señor padre, el respeto a la fiesta; y peleó siempre por que se mantuviera la bravura en el ruedo y la esencia de la verdad en los toreros.

Cuando se distribuyó la ganadería Piedras Negras y se formó el hierro de Tepeyahualco, fue en sus manos quien lo llevo a tener tardes de éxito por su bravura y presencia. Al final, dicho hierro queda en manos de su hermano Ignacio, quien actualmente es propietario del mismo.

Quién no recuerda aquella triste tarde del 20 de diciembre de 1990, cuando al mover una punta de vacas en los potreros de la ganadería, su cabalgadura perdió las “patas” y se volcó sobre el cuerpo de su jinete, cercenándole prácticamente la medula espinal a la altura de la 4ª. Y 5ª. vértebra cervical. Los médicos de aquel entonces, lo operaron y solo lograron rescatarle el movimiento de la cabeza quedando en estado tetrapléjico, y dándole únicamente horas de vida. Manuel de carácter recio, aceptó con tranquilidad su destino, y recio a su costumbre, supo llevar una vida de casi 24 años en esa condición.

Todos los que en un momento compartimos el interés y amor por la fiesta, recordamos al ganadero Manuel, siempre con su vestimenta de campo, cigarro a la boca y voz ronca; bohemio, siempre duro y realista en sus comentarios con los toreros. Nunca dando “coba”, ubicando a aquellos que no tenían futuro en los ruedos. ¿A cuántos novilleros y toreros ayudó? No alcanzaría la mente para decir todos los nombres; lo que si es cierto y como hasta al día de hoy sucede, la casa De Haro, siempre será la casa de la bravura y la honestidad.

Murió soltero, siempre pendiente de la ganadería; aun en silla de ruedas llegaba a los potreros a ver el ganado. Acudió a algunos festejos, el último que le recordamos en el festival de la prensa. En aquella tarde que lidió una novillada De Haro en la Ranchero Aguilar, y que fue motivo de un brindis.

Hoy sus restos ya descansan a un lado de lo que sería su vida, su entorno y su casa. Hoy ya está disfrutando de manera permanente de aquel paisaje que le llenaba de vida, los potreros y el casco de la hacienda de sus amores; será su última morada. Descanse en paz y un abrazo fraternal a la familia De Haro. A todos y cada uno de ellos, que dios les de confort en su corazón. Adiós a un gran taurino, Manuel De Haro González.

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