Explotar la información de inteligencia permitió a la delincuencia organizada no solo ubicar el desplazamiento del vehículo oficial donde viajaba el vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, asesinado el domingo 28 de julio, sino esperar a que su vehículo oficial sin blindaje, atravesara por un camino local donde ya lo esperaban. Los fallos de esta naturaleza, le recordó al alto mando de la armada que la situación en el país toma otro matiz cuando de Michoacán se trata.
México, 5 de agosto.- Parecen campesinos, otros semejan vendedores ambulantes, algunos están parados a orillas de la carretera, otros en los comercios, pero todos traen un radio en riestre que los hace parecer otra cosa, menos lo que uno piensa que son a primera vista. Su presencia comienza a ser visible para el forastero cuando se acerca a sus puntos de vigilancia, una barrida de arriba abajo con la mirada al visitante basta para sacar su equipo de comunicación y reportar las características del vehículo en el que viaja, lugar de expedición de las placas, número de tripulantes y hacia donde se dirigen. Cuando se recorre la carretera que atraviesa los municipios donde colindan los estados de Michoacán y Jalisco, como Venustiano Carranza, Briseñas, Tanhuato, Vista Hermosa, Sahuayo y Churinitzio, salta a la vista este tipo de hombres que con equipo de comunicación en mano, reportan todo cuanto pasa y circula por esta zona.
En el tramo de La Noria y Las Cruces, dos comunidades agrícolas separados por escazos cinco kilómetros en el minicipio michoacano de Churinitzio, , fue abatido a tiros el pasado domingo 28 de julio, el vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, comandante de la octava zona naval de Puerto Vallarta, Jalisco, quien regresaba de su periodo vacacional y tras un bloqueo en la caseta de cobro que conecta la vía Morelia a Guadalajara, tomó la decisión con dos de sus escoltas que lo acompañaban, de tomar un camino secundario.
Ante la vigilancia y monitoreo permanente, resulta poco probable que las características del vehículo, una suburban blanca, vidrios polarizados, con placas de la secretaría de marina, pasara desapercibido para los vigilantes que recorren esos caminos en moto, y siguen a cualquier auto que se desvié de la autopista.
Los grupos armados de la delincuencia organizada que controlan los pasos y caminos en las zonas montañosas cercanas a estos municipios, se conocen bien entre ellos, saben que está latente la posibilidad de que pueda incursionar algun grupo enemigo, y por ello han reforzado su vigilancia entre Jalisco y Michoacán en las últimas semanas. Hace un par de meses durante un recorrido por esta región, donde fue abatido a tiros el comandante naval, se pudo apreciar una tensión permanente contra los foráneos que se acercaban a hacer preguntas para algún medio de comunicación. Por aquellos días había comenzado la operación de las fuerzas de seguridad federales en la Tierra Caliente michoacana, y la situación parecía entrar en aparente calma, sin embargo al paso de las semanas volvió la alerta roja por los enfrentamientos, denuncias de secuestros y asesinatos en varios municipios. La muerte del vicealmirante Salazar Ramonet, vino a dar la puntilla a la tensión que se vive en los límites de estos dos estados desde hace mas de un año.
Las carreteras y caminos locales, son patrullados por efectivos del ejército, unos vienen de la comandancia de la 15 zona militar en Guadalajara, y otros vienen de Morelia, de la sede de la 21 zona, pero los poco más de mil 200 efectivos para cubrir una decena de municipios en ambas entidades, según las autoridades, resultan insuficientes.
Error táctico
Horas después de la muerte del mando naval, el titular de la Procuraduría General de la República, Jesús Murillo Karam, rechazó que se haya tratado de una emboscada. “En principio no podemos decir que hubiera sido una emboscada. El vicealmirante tomó una decisión, a mi gusto errada, de tomar una desviación (buscando evadir el bloqueo de la autopista). Y digo errada porque la brecha no llevaba a ningún lado. Y toma esa decisión en función de un GPS, según nos dijo el chofer, y es ahí que se encuentra con ese destino terrible”, declaró el funcionario a los medios de comunicación.
El procurador confirmó que hubo monitoreo por parte de la delincuencia organizada del desvío de la camioneta con el vicealmierante, su esposa y escoltas que viajaban a bordo. Los pistoleros que lo atacaron fueron alertados de que el vehículo se desplazaba por su área, y recibieron la orden de atacarlos.
En los días posteriores al ataque donde murió junto al oficial de la armada uno de sus escoltas, y donde resultaron lesionadas dos personas mas, entre ellas la esposa del vicealmirante, hubo voces dentro de la armada que criticaron varios factores, uno de ellos fue la “falta de tácto y conocimiento del terreno” para tomar precauciones, entre ellas, la de desplazarse en vehículo blindado y no en un auto de carrocería “normal” pese a que éste era oficial.
Un factor clave fue por qué un alto mando militar viaja por carreteras del país, en este caso Michoacán, en un vehículo sin blindaje. Resultó ilógico que si se desplaba con escoltas, la unidad no tuviera algún nivel de blindaje, señalaron por separado dos mandos militares consultados al respecto. El oficial de la armada abundó: los vehículos de la marina suelen ser blancos, en su gran mayoría, el de transporte de tropas son grises, las unidades para oficiales y mandos son blancos pero pocos tienen blindaje, sino es que uno o dos. “Lo increíble fue que se decidiera a meterse por caminos secundarios, en una región en disputa entre criminales, y con un vehículo sin protección”, señala.
Un mando de zona naval, como en este caso lo tenía el vicealmirante Salazar Ramonet en Puerto Vallarta, por doctrina debería de conocer el “estado de situación” que priva en la ruta que iba a tomar, aun si su condición de servicio era que difrutaba su periodo de vacaciones. No lo hizo y eso fue fatal, opina este oficial del ejército. Algo poco usual, añade, es que el vicealmirante reportó que regresaba de sus vacaciones, pudo haberse desplazado en su veículo particular y así confundirse como un ciudadano más, pero viajar en una camioneta oficial color blanca, en territorio caliente, y sin blindaje, era demasiado arriesgado y resultó fatal.
Era blanco fácil y ubicable, es decir, las características del vehículo resultaron accesibles de detectar, mas cuando no es comun este tipo de camionetas oficiales transitando por caminos secundarios en poblados donde se sabe que hay tensión entre grupos de la delincuencia organizada. Y cualquiera aprovecharía un golpe de estas características para enviar un mensaje mediático de su presencia, de su dominio en esos territorios, que fue lo que pasó con los autodenominados Caballeros Templarios cuando se adjudicaron el ataque, señala.
Un ataque de esta naturaleza, golpea en el ánimo, en la moral de los oficiales y de la tropa de la armada. Sobre todo en los de su jurisdicción, pues siempre, en los primeros días cunde el desanimo por la falta de claridad en lo ocurrido, opina por su parte el oficial de la armada. Días después del asesinato de Salazar Ramonet, hubo un cambio en la directivas de la marina y se prohibió circular a los mandos navales por carreteras del país en vehículos sin protección. Se analizaba también reforzar la vigilancia en todas las operaciones en tierra y en las bases de infanteria de marina fuera de sus cuarteles. El golpe que significó el suceso, vino a confirmar que la delincuencia organizada, maneja muy bien el uso y los tiempos para explotar la información de inteligencia que obtienen, concluye.
Juan Veledíaz
@velediaz424
Estado Mayor
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