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Ajo Blanco/Cuauhtémoc Villegas Durán

A todos mis muertos, esos que me arrancaron un pedazo de vida…

“Más vale morir de pie que arrastrarse como un gusano”, Zapata.

Acostumbrados a revolcarse juntos en el cochinero del desprestigio de la corrupción y la mediocridad, los diputados le han regalado un premio de periodismo a sus cuates, a los que dicen que los gobernantes corruptos y saqueadores son “hombres de Estado” y como no lo van a decir si los mantienen a ellos y sus medios por muy “prestigiosos” que sean pero que, al final, viven del erario, aunque ahora se digan grandes cuando imitaron a Objetivo7 porque antes pensaban que el periodismo era recojer declaraciones de políticos, aunque echen lodo a esta empresa para seguir recibiendo los favores del poder como los chayoteros prostitutos que son, aunque se disfracen de intelectuales. Hasta los dictadores tienen sus “intelectuales”.

Cuando hace tres años le plantee a Marco Arturo Delgado un premio de periodismo para reconocer a periodistas independientes le dije que tendrían que ser libre del gobierno y como el Premio Nacional de Periodismo. Hoy, todos sabemos que el premio es para sus amigos a los que mantienen porque les sonríen y se pican el ombligo. Que los que saben tragar mierda se la coman, sus amigos diputados ya les sirvieron la mesa.

Cómo estos señores del sistema hablan de competencia cuando a uno le echan a la policía y sus guardaespaldas mientras a otros les dan charola de la Secretaria de Gobierno, vales de gasolina, favores, chayotes y/o chayotes disfrazados de publicidad y no se diga la bendición del gobernante en turno, el padrinazgo que enferma al país, los cientos de miles o millones para medios electrónicos sin tráfico ni calidad, impresos sin circulación real. Los diputados tenían que salir con su batea de babas y sus intereses mezquinos por delante.