0 7 min 8 años
san_lorenzo_carnival_roma
Cristina de Fina/Diagonal

En este mes de octubre, en el multicultural barrio de San Lorenzo (Roma) ha nacido el San Lorenzo Carnival, evento festivo-cultural hermanado con el histórico Notting Hill Carnival de Londres, con la colaboración y la presencia de algunos de sus organizadores y el mítico dj Sally Brown.

En el comunicado de presentación de la primera edición del evento, las instituciones que lo han patrocinado, el Ayuntamiento y el Área de Cultura, recuerdan que “el Carnaval de Notting Hill es la mayor manifestación popular de los migrantes del Caribe a Europa y ayudó a importar las tradiciones musicales y culturales de estos pueblos haciendo de puente para la integración de millones de inmigrantes”.

El Ayuntamiento quiere promocionar la imagen de una ciudad “acogedora e inclusiva y capaz de absorber y reproducir el desarrollo de formas de comunicación contemporánea” y volver al uso cultural del territorio por parte de sus habitantes. Invita así a los valores de “la integración, la aceptación y la socialización”.

Con cierta hipocresía, si consideramos que el día antes del desfile, no lejos del barrio de San Lorenzo, el mismo Ayuntamiento desalojaba el campamento de la asociación de migrantes Baobab. Nos quedamos con la intención más honesta de los organizadores, el equipo musical del local Sally Brown y las asociaciones del barrio, que reunidos bajo el evento San Lorenzo Carnival se solidarizan con la asociación Baobab, invitada al Carnaval con proyecciones sobre sus actividades y stands informativos sobre las condiciones de los migrantes en tránsito.

En la apertura de la fiesta, el colectivo organizador recordó a Sam Rey, cofundador del Notting Hill Carnival que en 1948 llegó a Inglaterra como migrante, y a los millones de personas que hoy en día cruzan el Mediterráneo a riesgo de sus propias vidas.

Merece la pena recordar que justamente esas motivaciones reivindicativas, antiracistas y de revalorización cultural fueron las que empujaron el nacimiento del Carnival londinense.

Sobre la génesis del Notting Hill Carnival hay debate desde hace años, su historia sobrevive en los contornos difuminados de la memoria oral colectiva, tan propia de la cultura caribeña.

Lo que sin duda es cierto es que el Carnival londinense, que ahora es un evento festivo gigantesco y de gran atractivo turístico, fue mucho más que eso y nació impulsado por fuertes reivindicaciones políticas y sociales.

La comprensión de la génesis del Notting Hill Carnival debe pasar necesariamente por el redescubrimiento de dos figuras femeninas fundamentales, Claudia Jones y Rhaune Laslett.

Nacido oficialmente en 1966 bajo la organización de Rhaune Laslett, el Carnival ve un importante antecedente en el trabajo de la activista Claudia Jones, originaria de Trinidad.

Jones, antes de llegar a Inglaterra, deportada por el gobierno de Estados Unidos en 1955 por su firme compromiso con el Partido Comunista, había visto de primera mano la desigualdad económica y social de Harlem, en Nueva York.

La activista constató que las condiciones de vida de la comunidad inmigrante en Londres no eran mejores y continuó allí su lucha contra el racismo y por la justicia social.

Escritora y periodista, Jones abrazó la causa del movimiento de los derechos civiles de Luther King y de Malcolm X y dio a luz el primer periódico del país dirigido y editado en su totalidad por negros, The West Indian Gazette.

Por su lucha por la integración y la paz social, Claudia Jones fue durante toda su vida objeto de numerosas amenazas de muerte, y la sede de su periódico se convirtió en un blanco constante de atentados por parte de los grupos de extrema derecha.

En aquellos tiempos Notting Hill, además de un barrio de inmigrantes, era también la fortaleza de grupos neonazis y de extrema derecha, como la  British Union of Fascists de Oswald Mosley y la la White Defense League de Colin Jordan.

En 1959, los ataques racistas a la comunidad caribeña del barrio se intensificaron, hasta el asesinado de Kelso Cochrane, un carpintero nativo de Antigua.

Según Jones, la respuesta a la violencia tenía que ser la de la tolerancia y la cohesión social y cultural, por la cual trabajó sin descanso.

La cultura, en su visión, era el principal instrumento para poner en práctica una revolución pacífica. La consigna ‘El arte de un pueblo es la génesis de su libertad’ se convirtió en el lema del evento organizado por ella, inspirado en los carnavales de Louisana y del Caribe.

Por primera vez, las costumbres y los sonidos que provenían principalmente de Jamaica y Trinidad entraron en el corazón de Londres y en los hogares y pubs ingleses a través de las emisiones de televisión experimentales de la BBC.

Su muerte, en 1964, no detuvo el movimiento creativo que gracias a su trabajo se había arraigado en el sustrato cultural del West End londinense. Tomó el relevo Rhaune Laslett, nacida en Londres de madre nativa americana y padre ruso.

Activista social y directora de la London Free School, trabajó en el tejido social para hacer realidad su sueño de un festival multicultural.

Su proyecto se dirigía a toda la comunidad de Notting Hill y, con la ayuda de los artistas de la contracultura del 26 de Powis Terrace, promovió la interacción de todas las comunidades que convivían con dificultad en esa poblada zona urbana.

En 1966 se celebró el primer desfile del Notting Hill Carrnival. La semilla sembrada por Claudia Jones se convirtió, gracias a la Laslett, en una planta resistente capaz de hacerse espacio entre la maleza del odio racial.