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Syriza

Apenas una semana después de la victoria de Syriza en las elecciones griegas, Europa observa con lupa todas aquellas políticas, medidas y gestos del recién estrenado Ejecutivo de izquierda, liderado por Alexis Tsipras. No han tenido que pasar ni los 100 días de cortesía para que la tensión ya esté servida entre algunos líderes europeos y Alexis Tsipras. Imágenes 2 Fotos Tampoco se ha relajado el nuevo primer ministro, quien un día después de saberse ganador pactaba con Griegos Independientes (ANEL), partido nacionalista de derechas, con el objetivo de mandar un mensaje claro a Bruselas: el tiempo de la troika en Grecia se ha acabado. Este pacto Syriza-ANEL no sería más que un matrimonio de conveniencia con fecha de caducidad, según los analistas, aunque no a corto sino a medio plazo, ya que son muchos los proyectos que ambos pueden llevar a cabo antes de abordar las incompatibilidades (al igual que Syriza, son reacios a las políticas de austeridad impuestas por la troika). Entre ellos figura el restablecimiento de los salarios de los uniformados, que defienden ambos partidos, pero que también ha sido dictado por el Tribunal Supremo Administrativo, como la restauración de la televisión pública ERT, cerrada de la noche a la mañana por el Gobierno anterior. Un ejecutivo reducido y sin mujeres El martes, un día después de jurar el cargo como primer ministro, Tsipras conformaba el nuevo Gobierno, más pequeño (10 ministros en lugar de 18) y marcado por un fuerte acento económico, con tres de los diez ministerios centrados en desarrollar las políticas económico-financieras del país. Ha sido en este punto donde a Tsipras le llegaron las primeras críticas, puesto que además de ser un Ejecutivo reducido carece de ministras: las mujeres sólo están presentes en seis de los 20 viceministerios. Controversias aparte, la repercusión de sus propuestas económicas más inmediatas también han dado que hablar: es el llamado ‘Programa de Salónica’, que consiste en reactivar las políticas sociales para dar electricidad gratis a los pobres, cupones de comida y transporte, sanidad para desempleados, aumentar las pensiones y el salario mínimo, readmitir a los funcionarios despedidos y suspender las privatizaciones de empresas estratégicas como eléctricas o portuarias. El coste estimado de este paquete, innegociable para Syriza, es de 12.000 millones de euros. Este dinero se obtendría aplicando otras medidas, como el aumento de impuestos a los más ricos, persiguiendo el fraude fiscal o con la mejora de las condiciones de la devolución de las deudas. La figura clave en el equipo de Tsipras es el diputado y economista Yanis Dragasakis, que asumió la vicepresidencia económica del Gobierno, y estará encargado de negociar con la troika de acreedores (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). Dragasakis deberá supervisar además las tareas de todos los ministerios que tienen contenido económico. La tensión con Bruselas ya está servida Otro Yanis, Varoufakis, tampoco dejará indiferente a nadie. El cerebro económico de Syriza y nuevo ministro de Finanzas aumentó la tensión este viernes entre Grecia y Bruselas al decir que su Gobierno no reconoce a la troika de acreedores como interlocutora válida en las negociaciones sobre el programa de rescate de Grecia. “No tenemos intención de trabajar con una comisión que no tiene razón de existir, incluso desde la perspectiva del Parlamento Europeo”, espetó Varoufakis a Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo. Le deseamos buen apetito a la señora Merkel, pero no se va a comer al pueblo griego. No se sirve el pueblo griego para cenar Este sábado, Angela Merkel se enrocaba en la idea de seguir exigiendo a Grecia más ajustes y reformas, al tiempo que volvía a descartar una quita para los helenos: “Ya hubo una renuncia voluntaria de los acreedores privados y a Grecia los bancos le perdonaron miles de millones. No veo otra quita”, zanjó. En paralelo, el Ejecutivo de Tsipras alimentaba el malestar vivido el viernes con el Eurogrupo: “Le deseamos buen apetito a la señora Merkel, pero no se va a comer al pueblo griego. No se sirve el pueblo griego para cenar”, dijo el ministro de Estado, Nikos Pappas, en alusión a una cena mantenida entre Merkel, Hollande, y Schulz para valorar la situación de Grecia. Este último no ha tardado tampoco en dejarse caer por Atenas. La visita del presidente del Parlamento Europeo le sirvió a Tsipras para pedir “tiempo” para acometer en Grecia “reformas muy profundas”, con las que evitarían caer en nuevos déficits y engrosar aún más el ‘agujero’ de la deuda griega, de unos 230.000 millones de euros. La mediación francesa Francia parece ser el salvavidas dentro la tempestad creada entre Bruselas y Atenas. Este domingo, ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, se ofrecía a actuar como “puente” para facilitar el diálogo entre Grecia y el resto de la Unión Europea (UE). “El Gobierno francés está bien colocado para ser un puente entre la Europa a la que pertenecemos, de la seriedad presupuestaria, y la Europa del sur en la que está Grecia, que está sufriendo y que necesita encontrar un camino diferente para recuperar el crecimiento y dar a los griegos esperanzas de que van a vivir mejor”, ha indicado Sapin. Tras la reunión con su homólogo francés, Varoufakis ha anunciado que Grecia iniciará en los próximos días un proceso de negociación con la troika durante el que no pedirá préstamos adicionales. El ministro de Finanzas heleno se ha dado un plazo hasta final de mes para anunciar una propuesta detallada y seis semanas a partir de ese momento para obtener un “acuerdo razonable”. “Durante las negociaciones no aceptaremos más préstamos y queremos que el Banco Central Europeo mantenga las provisiones de liquidez, como ya ha sucedido antes”, ha exigido Varoufakis, que se ha puesto las pilas ya desde la primera semana al frente de la cartera de Finanzas. Además, ha declarado que está gestionando una reunión con las autoridades alemanas (que se concretará en un plazo de 24 horas) y ha adelantado que ya ha comenzado a debatir el futuro económico de Grecia con el Fondo Monetario Internacional.

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