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Alejandro Mondragón/Sometimiento total.

La máxima morenovallista fue aplicada a cabalidad en esta crisis de gobierno que lleva 27 días y se detonó por la muerte del menor en Chalchihuapan.

No sólo se trató de imponer la verdad oficial -fue un cohetón lanzado por los propios pobladores para que con su onda expansiva matara al menor José Luis Tehuatlie- sino que se acosó con todo el poder del Estado para ocultar la otra versión.

El conductor del noticiero más importante de la radio en Puebla, Javier López Díaz, de Cinco Radio, transmitió en vivo el velorio del niño, donde se escucharon consignas contra el mandatario. La difusión del duelo tuvo gran impacto en redes sociales.

Al día siguiente, el periodista fue interceptado y subido a un vehículo, donde unos sujetos a bordo le advirtieron que la próxima ya no sería “levantón“: ¡Bájale ya!

El conductor radiofónico de Ultradigital, Fernando Canales, tuvo durante más de media hora una agria y acalorada discusión telefónica con uno de los voceros del gobernador.

El malestar en Casa Puebla es que en la estación de su amigo, Patricio Zorrilla, no sólo se pasó al aire la versión de los pobladores, sino que le abrió el micrófono a la diputada Roxana Luna, enemiga número uno de la República Morenovallista.

El señor está muy molesto, le aseguraron, a lo que el periodista alegó que sólo le daba equilibrio a su información. Fue inútil. Le advirtieron: si no nos ayudas, puedes perder el espacio.

Ya en la interna del PAN, el conductor de Radio Oro, Iván Mercado, fue castigado quince de días con vacaciones forzosas por entrevistar a Ernesto Cordero, quien pidió la renuncia de Moreno Valle del gobierno de Puebla. Ahora, la única versión que maneja de Chalchihuapan es la que llega de Casa Aguayo.

En el programa de Radio Fórmula con Pepe Cárdenas, la corresponsal del grupo, Érika Mejía, transmitió su reporte sobre el velorio del menor, ponderó el malestar social y subrayó la aparición de pintas con la leyenda “Moreno Valle, asesino”.

Su nota dio pie para que uno de los analistas, Rafael Cardona se lanzara durísimo contra Moreno Valle, censurara la represión policiaca y Pepe Cárdenas lo secundó.

Radio Fórmula le entregó a Moreno Valle -días después- la cabeza de la corresponsal y ahora su lugar lo ocupa Paolo Yolatl, reportero de Sexenio, medio que subió a través de su cuenta la mayoría de los videos en defensa de la versión morenovallista en Chalchihuapan.

El periódico Milenio en Puebla dejó de publicar los artículos que desde hace más de cinco años enviaba el politólogo Rodolfo Rivera Pacheco, quien ha argumentado contra la versión oficial de la exoneración. Ninguna explicación se le dio.

Ahora nada más hay que ver el cambio radical en la línea editorial de la mayoría de los medios nacionales. Radio Fórmula, Milenio, Excélsior, 24 Horas, Grupo Radio Centro, La Razón, La Crónica Hoy, Imagen, OEM, El Universal, entre otros.

Empezaron críticos, pero conforme avanzaba la crisis fueron modificando posturas, al grado de que sólo predomine en sus espacios el peritaje del gobierno de Puebla. Les llegaron al precio.

Y es que la imposición de la verdad morenovallista para exonerar al gobernador de la muerte del menor en Chalchihuapan alcanzó una cifra de escándalo para comprar dueños y periodistas nacionales. Se habla de una cantidad que rebasa los 150 millones de pesos.

Es el gasto de la exoneración mediática en tan sólo diez días.

Ello incluye desaparecer la versión de los pobladores, criminalizar la movilización con grupos de choque y exhibir a la madre de José Luis Tlehuatlie, Doña Elia Tamayo como un ser manipulable de terroristas.

Televisa y TV Azteca nunca fueron oposición. Emilio Azcárraga y Ricardo Salina Pliego tienen en las arcas poblanas con Rafael Moreno Valle una mina de oro en concesiones y proyectos que les reditúa millones de pesos.

Por eso, en Puebla los medios sometidos al Tripack sólo esperan el comunicado oficial para transmitirlo y asumir la defensa del régimen. Nadie quiere padecer la ira de Moreno Valle.

Los otros, los críticos, son objeto del endurecimiento del gobierno de Puebla. Los morenovallistas quieren sangre.

Han lanzado ataques cibernéticos para deshabilitar sus portales de internet, enviado al comando para entrar a casas para llevarse o sembrar algo, se preparan más auditorias fiscales y, por qué no, una madriza a un par de periodistas incómodos.

En Puebla, se vive un periodismo bajo amenaza.http://www.statuspuebla.com.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=12580&Itemid=70