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Por VLADIMIR ROTHSCHUH

Caos en la red.- A su esposa la vendieron por 20 millones de pesos y a su sobrino lo engordan para subastarlo como puerco. Desde que El Canaca inmortalizó el maltrato animal en su figura y las redes sociales lo hicieron la primera estrella de la viralidad mexicana, el recurso nadie lo había recuperado como el nayarita Toño Echevarría: Acosta Naranjo el número tres de la nomenclatura de NI en el PRD tiene la costumbre de ofertar en docenas de millones de pesos los cargos de elección popular. La tradición sigue vigente al otearse el horizonte de los actuales diputados y senadores de izquierda que pagaron hasta 120 millones de pesos a los Chuchos por una curul, las más baratas del pasado proceso federal fueron de 50 y 60 millones, algunos no alcanzaron lugar en las listas pluris, sin que haya habido devolución del dinero. El ex gobernador aliancista puso de ejemplo a Martha Elena, a quienes los Chuchos ofertaron como viles turcos de la trata sexual y anuncia el mismo final a Polo Domínguez. Bajo este contexto el PRD festejó su 25 aniversario, invocando Nueva Izquierda los valores de la democracia moderna y prometiendo que seguirán al frente del CEN por largo tiempo con el principado moderno que encarnará Carlos Navarrete en sustitución de Zambrano. El Matusalén de la izquierda tricolor, fue la mejor figura bíblica que encontraron los negriamarillos para anunciarle a sus seguidores la inamovilidad qué les espera a las nuevas generaciones, que aunque no tan nuevas, han tenido que migrar como Ebrard y Amlo. El Ingeniero Cárdenas pontificó desde su porfiriano reeleccionista y la aviaduría cancilleríl del GDF, acerca de las mejores rutas que debe tomar el PRD en su devenir, cuando familiarmente ha emasculado las ambiciones de sus hijos Cuauhtémoc y Lázaro, relegándolos a simples comparsas del autoritarismo paterno. Los juniores del perredismo no quieren ciertamente imitar a su padres o madres, sino ahondar en la tradición porcina de nuevos ricos que Orwell no vaticinó en La Rebelión en la Granja: los marranos explican al resto de los animales la abolición de las clases sociales, donde todos son iguales, pero algunos más iguales que otros.

Luis Reynoso Femat celebraba la faena en el coso hidrocálido para mal del gobernador Carlos Lozano. La indignación en Palacio de Gobierno ocurrió cuando el ejecutivo fue enterado de la pachanga sanmarquina que copeaba al ex gobernador y al instante Reynoso fue aprehendido, no por los delitos de escandalizar en la vía pública, sino por un presunto peculado de 27 mdp. La furia de Carlos Lozano tendrá un costo, el PAN volverá a meter freno de mano a las reformas secundarias en el Senado y San Lázaro. El gobernador de Aguascalientes pasó por alto los acuerdos del gobierno federal con los albiazules sobre temas parlamentarios y que son vitales para el programa de Peña Nieto de nuevo siglo. El provincialismo virreinal descompuso a los gobernadores en tan sólo dos sexenios, se creyeron pares del Presidente de la República, lo peor es que ese caciquismo autárquico les acomodó en la visión estrecha de parias políticos, pues no ambicionaron más allá de sus estados, les bastaba ser colaboradores de Fox o de Calderón y de sus migajas como gracias, sobrevivir. La carceleada a Reynoso es un exabrupto del Gobernador de Aguascalientes y titular de la Conago con consecuencias graves para las reformas estructurales que cambiarán al país. Las anteojeras del localismo, impidieron a Carlos Lozano entender lo que ocurría en las negociaciones del gobierno federal con su aliado legislativo albiazul. Desde los casos de César Nava, hasta los de Amado Yáñez, el itinerario de los ruidos políticos ha sido el de los altos decibeles, hasta el silencio sepulcral. Los panistas han impuesto sus condiciones, sucias o perversas, como quiera llamárselas creen estar con el derecho político de señalar el rumbo de los omeletes, porque simple y sencillamente el mango de la sartén la tienen sus bancadas. Si los panistas no abandonaron a Molinar por ABC, ni a Marco Adame por la corrupción morelense, ni a la Sota o a los Bribiesca, menos que dejen solo al ex gobernador de Aguascalientes por una presunción de delito que raya en las fobias personales. Carlos Lozano de la Torre ha dispuesto jugar a las contrarias del equipo de Peña Nieto por esa epidemia balcanizadora que enfermó a los gobernadores priístas: donde manda gobernador, no manda Presidente.

Enrique Peña Nieto apeló a la sensibilidad de su gobierno para escuchar a la sociedad y transformar esas voces en dictados que cambien el rumbo de su sexenio. La Batalla de Puebla tuvo un twist de sabor democrático que al Presidente de México le resulta complejo cuando Rosario Robles es una de sus colaboradoras empecinada en imitar a Carlos Salinas con su afamada sentencia autoritaria de “ni los veo, ni los oigo”. A la titular de Sedesol se le hace muy simple encerarse las orejas y ponerse gafas oscuras con casos abyectos como el peculado de Liconsa y el racismo panista de Oportunidades: sobre Salazar Mora y Ramírez Puga, reina el triunfalismo de la promiscuidad que identificó a la Jefa de Gobierno con Carlos Ahumada. Sobre los negocios de su hermana en la Cruzada contra el Hambre, ni qué hablar, pues nada debe perturbar el proyecto anti-presidencial que enarbola Rosario. Que los pobres de México tomen de nuevo Leche Betty, que a las indígenas se les vuelva a denigrar de sucias como en los sexenios albiazules, se acompañan con el perfume rosarista de que una india que pare mucho, vale poco. ¿Y el cuarto constitucional? Desde hace varias semanas, Robles Berlanga camina por la cuerda floja, le anunciaron desde Los Pinos: cambias o te cambias. La confianza brindada a la “izquierdista” ha sido un fiasco; desde que se le asignaron varios estados del Pacífico en la elección presidencial, podía preverse lo que prometía Rosario en el equipo peñista. Ahí donde se le encargó la campaña priísta, fue derrotado el candidato presidencial, pero no así Amlo que ahora la tilda de racista. Si no tuvo compromisos entonces ¿cómo lo tendría más tarde en una cartera del Gabinete? A los tecnócratas que conminaron a las indígenas a tener menos hijos, a quienes se les instaló un DIU o se le amarraron los ovarios, esa izquierda de Rosario Robles, los sometió a escarnio público: el neoliberalismo aplicaba la selección racial condicionando el hambre, decidiendo el número de hijos que debían tener las etnias. Es llamativo que el ex titular de Sedesol, Carlos Rojas, forme parte hoy del grupo estatal de Robles Berlanga en la amada Puebla que casó a su hija como highlife. Ahí mismo, en Puebla, el presidente Peña Nieto desbarató la falsía de “ni los veo, ni los oigo”: un Cinco de Mayo no rememora la lucha contra la ocupación extranjera, sino la lucha cotidiana contra aquellos que olvidaron sus orígenes, reptando sordos y ciegos en las entrañas del presidencialismo despótico. Robles Berlanga es uno de esos especímenes que da retortijones y trata de quebrar desde dentro al peñismo.

El mayor éxito de Peña Nieto que observa desde Boston Felipe Calderón, no son las reformas educativa, energética o en comunicaciones, sino el hitazo de los Rolling Stones. Para nadie es un secreto que una de las pasiones del ex presidente Calderón, era la bohemia. Por eso florecieron los Timbiriche en su sexenio y por eso Max Cortázar cantaba rancheras en Los Pinos. La buena estrella de Peña Nieto con Bono y Charlize Theron en los funerales de Mandela, jamás la tuvo Calderón; Bono lo dejó plantado y ni qué decir del oso zedillista en el Auditorio Nacional. El cantante de U2 tiene agendada una gira por México debido a la promesa peñanietista que abona su causa por los desposeídos. La aparición de Peña Nieto en las tapas de la revista Rolling Stone es resultado colateral de su ejercicio como Estadista, pero es asimismo, el máximo anhelo que puede tener un Presidente dedicado en cuerpo y alma al buen vino y a la cítara como el licenciado Calderón. Ese empeño calderonista, atascó sus promesas de seguridad y pleno empleo, de haber tenido una visión de más alcance se habrían desgranado otros asuntos menos frívolos y al margen de su agenda de país, como tomarse la foto para la revista Hola. El perfil internacional del actual Presidente de México, es de un revolucionario silencioso, como lo explicó Raúl Castro desde Johannesburgo y al que Time o Rolling Stone se suman como lo hicieron con Putin, Obama o el Papa.

Margaret Thatcher jamás perdió el sueño por Maastricht, creía en la insularidad británica para tener que compartir parlamento y moneda con el resto de Europa, como descreía de las bondades de Sinn Fein. La eurozona se consolidó y la Reina Isabel tomó el té con McGuinness. En los ochentas México se unía a las políticas del Estado Mínimo, pero creando el primer mercado común más grande del orbe, el TLC. Desde Irlanda y bajo el clima de reconciliación británico-dublinés, el peñismo se sumó a los trabajos del otro Commonwealth por sus dos décadas, la conferencia del TLC que impartió Ildefonso Guajardo, fue sobre la diversidad de acuerdos comerciales de México con el mundo. El TLC no es una panacea, hay que lidiar por los tres lados con la letra pequeña donde los productores se dicen afectados con prácticas desleales de sobrecupos, dumping, sanidad y medioambiente. En todos los casos los mexicanos llevan las de perder, como sucede con el atún que escaló Cortes internacionales; la diarrea del cerdo; los pepinos cocainómanos y el azúcar. Guajardo puso en el otro lado de la balanza los convenios que México ha suscrito recientemente en la Alianza Pacífico y que involucran a Asia, Meso y Sudamérica, incluyendo a Europa. La vecindad con Estados Unidos algunas veces es una relación mezquina donde se involucra a los migrantes que mueven laboralmente esa nación. Las nuevas alianzas como la de Peña Nieto y Jinping, facilitan a los productores mexicanos mover la carne de cerdo vetada en Norteamérica; la zafra azucarera se destinará a otros nuevos aliados. El comercio es pluralidad, en el papel México se unió hace 14 años con un tratado comercial a Europa, Guajardo adelantó a los irlandeses un mayor acento desde que el presidente Peña Nieto optó por universalizar a México y desanclarlo de la economía vecinal con EU.

Primero Popper y luego Todorov ahondaron en que las democracias se fortalecen en los debates, un remanente del ágora ahora delegado en la representación popular. Las complejidades actuales impiden hacer de la democracia una junta de vecinos, la respuesta de Gustavo Madero a Cuarón acerca del debate que pide sobre la reforma energética, simplemente se apega a Popper y a Todorov: la discusión se realiza en el parlamento. Hacia ahí van los representantes de los partidos que se oponen a la reforma energética. Cuando Cuarón exige debatir, simplemente demanda lo que el Cardenal Norberto Rivera reclama a la izquierda por ignorar a los católicos sobre el aborto y las bodas del mismo sexo legisladas, con abrumador respaldo de las mayorías por el PRD, PT y MC en la ALDF. Con la reforma política, la consulta popular abre posibilidades de preguntarle a los mexicanos si quieren o no gasolinas y electricidad baratas. También es la puerta para que el Papa Francisco le pida a los mexicanos una consulta sobre el aborto. Para las izquierdas como para el director de cine laureado, sus temas no ameritan discutirse como el aumento al Metro o la privatización del agua en el DF; los nuevos derechos sociales están fuera de cualquier duda. Las únicas dudas son aquellas que engendra la afasia y la intolerancia políticas.

López Obrador anduvo en campaña proselitista por Morelos y le colmó la paciencia a Graco Ramírez, porque el líder moral de las izquierdas acusaba al actual gobernador de todos los males que sufren en esa entidad. Le envió Graco un kamikaze con un periódico conde aparece Amlo levantándole el brazo a Ramírez Abreu. Contra esas pruebas quedaría mudo el macuspense, pero fue como patear un avispero: se asumió Amlo como el Cristo negado dos veces por traidores como el actual gobernador morelense. Por unidad le levantó el brazo y le pagó mal. También les levantó el brazo a Angel Aguirre y a Arturo Núñez, a cambio de nada porque también lo traicionaron al descreer que es el Legítimo. Estos gobernadores están en competencia por el 2018, igual que Mancera, con la salvedad que el Jefe de Gobierno le cedió varias carteras al grupo del Peje en su gabinete. La piedra en el zapato, se la prometió sacar el general Cienfuegos a Graco: Sedena implementará un programa eficaz que arrasará con los rebrotes de violencia. Hay más identidad entre Graco y los castrenses, que como ex priístas entre Ramírez Abreu y Andrés Manuel.

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