0 5 min 11 años
La Calavera de cristal de roca del Museo de la Muerte. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La Calavera de cristal de roca del Museo de la Muerte. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

Reportaje/fotos: Objetivo7/Cuauhtémoc Villegas Durán.

Aguascalientes, Ags.- Son parte de uno de los misterios más grandes de la humanidad y se cree que son como una memoria, un chip o incluso una computadora, se dice, que tienen el poder de terminar con alguien si, se lo pides, son: Las Calaveras de la muerte.

Foto: Objetivo7fotógrafos/cuauhtémoc Villegas Durán.
Foto: Objetivo7fotógrafos/cuauhtémoc Villegas Durán.

Ni siquiera debería existir, concluyó la Hewlet Packard al no encontrar en una ella marcas de herramientas y, fue esa misma empresa quien, supuso que se llevaron unos 300 años en su elaboración, generaciones tras generaciones de artistas, para elaborar cada una de ellas.

Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

Sirvieron para celebrar el fin de cada siglo o ciclo solar maya.

Son obras de arte que durante trescientos años y, puliendo, como con una hoja de papel, llegaron a la perfección suprema y más: son rarezas culturales de las civilizaciones.

El conocimiento del mundo en una obra de arte. Foto: Objetivo7fotógrafos/cuauhtémoc Villegas Durán.
El conocimiento del mundo en una obra de arte. Foto: Objetivo7fotógrafos/cuauhtémoc Villegas Durán.

José Antonio Padilla Pedroza, encargado del Museo de la Muerte en Aguascalientes y donde se encuentra la que sería la octava Calavera de cristal de roca en el mundo nos explica:

“El pulimento del cristal de roca tomaría 300 años y sería como cortar piedra con una hoja de papel por el goteo del agua, aunque el agua tiene una densidad molecular mucho menor que cualquier mineral y seria por devastación, un elemento más blando que talla sobre una superficie más dura que, poco a poco se va horadando”.

Una pieza pequeña comparada con las de tamaño real. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Una pieza pequeña comparada con las de tamaño real. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

La obsidiana es un mineral muy fragmentado, sus moléculas no están muy cohesionadas, en una escala de Mohs, que mide la dureza de los minerales, ocupa un número cuatro y el cristal de roca está ubicado en 8.

En la escala del uno al diez de la escala de Mohz, que cataloga la dureza de los minerales, donde, el diamante ocupa el número 10, el cristal de roca ocupa el número 8 (Ya parte de la familia de las piedras preciosas), mismo que habría sido desbastado con un mineral del número 4: la obsidiana es un mineral muy fragmentado, sus moléculas no están muy cohesionadas.

Es decir, se talló la piedra con un material menos duro, a la mitad de su densidad molecular y así, por fricción y, de generación en generación, se lograron hacer.

Chip universal

Existen varías teorías sobre el origen de las Calaveras de la muerte, se piensa que fueron elaboradas en otros planetas o, en la misma tierra por civilizaciones más avanzadas y sofisticadas y que sería una especie de memoria, ya que los pequeños chips modernos están realizados con el mismo material y la empresa IBM ha concluido que ciertamente pueden almacenar millones de gigabites de información, incluso, más información que cualquier computadora moderna.

También se dice que todo es fraude y que las obras no son de más allá del siglo XXI o que lo exploradores europeos las realizaron en el siglo XX.

La calavera de cristal de roca. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La calavera de cristal de roca. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

Podrían albergar en ella todos los conocimientos e información del mundo e, incluso del universo.

La pieza local

La pieza ubicada en la Sala Prehispánica del Museo de la Muerte de Aguascalientes no ha sido jamás estudiada en ningún laboratorio y al museo no le interesa hacerlo (Se quedaría sin ella por años) y se queda con la recomendación que le hace el Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) : la pieza es del siglo XII al XIV de nuestra Era, encontrada en el valle de México y, elaborada por los artesanos chichimecos.