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El Cristo Negro es patrono del barrio, es venerado por sus milagros. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Templo del Señor del Encino

El Cura Mateo José de Arteaga consiguió el lote para erigir una capilla, la cual fue dedicada probablemente al Arcángel San Miguel, el 4 de octubre de 1764. La construcción del templo actual se inició el 12 de enero de 1773. Fue dedicada la iglesia al Señor del Encino, los días 10 y 11 de marzo de 1796.

 

El 13 de noviembre de cada año, se desborda el fervor popular en honor y gloria al Cristo Negro del Encino, ya que se conmemora su milagrosa aparición: se dice que un vecino de la ciudad, al cortar el tronco de un encino, encontró dentro de él la imagen de Jesucristo. El 19 de junio de 1854 fue erigida la iglesia en parroquia. Se colocó un reloj público de repetición el 19 de febrero de 1878. El Templo se encuentra enclavado en el corazón de uno de los antiguos barrios y de mayor tradición en Aguascalientes, el Barrio de Triana.

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Exquisita obra pictórica de la ascención de Cristo. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

El edificio tiene características arquitectónicas propias de fin del siglo XVIII; es decir, pertenece a la última manifestación del barroco, en su modalidad estípite, y presenta ya algunas características de la arquitectura neoclásica, principalmente en la torre de tres cuerpos. Llaman poderosamente la atención del visitante los extraordinarios cuadros de gran tamaño colocados en las paredes laterales. Se trata del Vía Crucis, colección pictórica realizada en el año de 1798 por el maestro Andrés López.

El altar. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán,
El altar. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán,
Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Vitrales en el vestíbulo. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Vitrales en el vestíbulo. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Cuadros inmensos conforman las doce estaciones del templo. Foto. Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Cuadros inmensos conforman las doce estaciones del templo. Foto. Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
El púlpito. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
El púlpito. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Otra estación del Viacrucis. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Otra estación del Viacrucis. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Esculturas como ésta de la Virgen, embellecen la arquitectura del lugar. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Esculturas como ésta de la Virgen, embellecen la arquitectura del lugar. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
El templo desde el Jardín del Encino. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc  Villegas Durán.
El templo desde el Jardín del Encino. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La sacristía. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La sacristía. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La torre. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La torre. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La torre. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.
La crucifixión del señor. Foto: Objetivo7fotógrafos/Cuauhtémoc Villegas Durán.

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