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Asambleas priístas. Unidad aparentada.

Priistas patalean ante el regreso del viejo PRI: rechazan líneas y dedazos pero se alinean

Pese a que las convocatorias que el Comité Directivo Estatal del PRI lanzó el 16 de abril para postular candidatos a diputados locales y presidentes municipales para la elección intermedia de Sinaloa, establecen como objetivo primordial “fortalecer la unidad interna”, el regreso del presidencialismo ha puesto en jaque al priismo sinaloense, confundido desde la derrota del 2010 y sometido nuevamente al dedazo y la imposición.

Río Doce.- La unidad fracasó en el PRI. Esa es la expresión constante que Ríodoce pudo recoger de priistas consultados tras la realización de los procesos internos para elegir candidatos a las alcaldías y diputaciones, mismo que dejó como saldo en su arranque la procedencia de 52 registros de aspirantes para diputados locales y 24 para presidentes municipales, cuando la consigna siempre fue llegar a las convenciones con un candidato único, pero sobre todo de unidad.

El discurso dirigente, desde el pronunciado reiteradamente por el presidente nacional del PRI, César Camacho, como el del ex dirigente estatal, Jesús Burgos Pinto, y el del actual líder priista, Jesús Enrique Hernández Chávez, siempre giró en torno a la relevancia de lograr la unidad tras la definición de candidaturas.

Aunado a eso, las convocatorias publicadas el martes 16 de abril por el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en Sinaloa para elegir candidatos, claramente advertía a la militancia cuál era el objetivo de dicho proceso interno: “Fortalecer la democracia interna del partido y la unidad de las fuerzas que lo integran”.

Ni discursos ni palabras formalizadas en papel hicieron eco en la militancia priista, confundida en la idea de la democratización de lo que creían era el “nuevo PRI”.

Para el politólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de Sinaloa, doctor Arturo Santamaría Gómez, el periodo de doce años en los que gobernó el PAN provocó un extravío en el priismo localmente, se creyeron un poco la idea de la democratización y el “nuevo PRI”, pero, con su regreso a Los Pinos las cosas parecen volver a su estado original: el centralismo.

“En estos años de vacío político en la conducción del PRI nacional, se aprovecharon bien algunos resquicios para presionar, chantajear, equilibrar fuerzas, pero ahora no creo, todas las tendencias a la restauración es hacia el verticalismo muy ortodoxo, que es lo que mejor les funciona (a los priistas)”, explicó.

Las señales

La expresión de que fracasó el propósito de fortalecer la unidad al interior del PRI ha encontrado sustento en los acontecimientos recientes dentro del tricolor, empezando con la reacción de “priistas leales” que desde sus redes sociales, conversaciones privadas o expresiones públicas, acusaron que la salida de Jesús Burgos de la dirigencia estatal del PRI fue producto de una negociación del CEN del PRI que no solo entregó el partido al malovismo, sino también candidaturas.

“La negociación con Malova es real, pero la entrega del partido no. Ahí fue el CEN quien tomó las riendas”, confiesa una fuente ligada al CEN.

Otra señal apareció el jueves 25 de marzo, durante la reunión extraordinaria del Consejo Político Estatal, donde se propuso votar el convenio de coalición total con el Partido Nueva Alianza y el Verde Ecologista.

Como la línea no fue clara, los consejeros creyeron que iban libres en la votación y la rechazaron. Acto seguido, tras una llamada del CEN al presidente estatal del PRI, Chuquiqui Hernández restituyó el procedimiento y sin votación de por medio impuso la coalición.

“Esa votación te habla del rechazo de la militancia a ciertas decisiones que está tomando el partido, imposiciones, dedazos, etcétera”, dijo un consejero que omitió su identidad.

Una señal más llegó con el proceso interno de selección de candidatos, cuyas convocatorias aparecieron en el momento en que ya se tenía decidido, cupularmente, quiénes irían por las candidaturas a alcaldes y diputados locales. Incluso el dictado fue sacar candidatos únicos y de unidad.

“Muy en ello las convocatorias dicen que el ‘Consejo Político Estatal definió como procedimiento para elegir a sus candidatos el que privilegia a la militancia y fortalece la unidad interna’”, ironizó el mismo priista.

Así pues, el discurso y el papeleo priista, en el sentido de descentralizar al máximo las responsabilidades decisorias y estimular la participación de las bases, quedó, una vez más, como letra muerta.

Unidad rota

A menos de un mes de que arranquen las campañas, el “viejo PRI” y el “nuevo PRI” chocaron, el Chuquiqui mostró que la experiencia política no basta y por eso no pudo “planchar” en muchos municipios y distritos la unidad que le encomendaron.

La prueba del divisionismo y la confusión en las bases quedó documentada en los registros de aspirantes, aunque los casos más problemáticos fueron los de Culiacán y Guasave, donde incluso, quienes acusan “dados cargados” a favor de un aspirante, ya procedieron a impugnar ante las instancias correspondientes, incluso ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Para el caso de diputados, la fallida unidad se presentó en los distritos III y IV de Ahome, el V de Sinaloa, el VIII de Angostura, el X de Mocorito, el XI de Badiraguato, el XII, XIII, XIV y XXIV de Culiacán, XVI de Cosalá, XVII de Elota, XVIII de San Ignacio, XXII de Rosario y XXIII de Escuinapa. Es decir, en 15 de 24 distritos se registraron más de un candidato.

Por lo que hace a los registros para alcaldes, donde se recibieron solicitudes de más de un aspirante fueron: Guasave con tres, Sinaloa con dos, Angostura otros dos, Culiacán con dos y Cosalá también con dos. Es decir, de 18, en cinco municipios falló la operación política.

Uno de los municipios donde las cosas fueron acomodándose a los lineamientos del CEN fue Ahome, pues al final de los jaloneos, Roque Chávez López y Esteban Valenzuela terminaron por aceptar “jugársela” mejor por diputaciones y dejarle la presidencia al malovista Arturo Duarte, a quien incluso le alzaron la mano.

A final de cuentas, dice Arturo Santamaría, todos se van a alinear: “Habría qué ver qué resuelve el Tribunal en los casos impugnados, pero no creo que les preocupe mucho a los priistas más ortodoxos”.

Descartó también el analista político que estas impugnaciones o intentos de rebelión deriven en rupturas como la de Malova en el 2010.

—El cálculo en el PRI es que esos priistas inconformes no se irán con otros partido, pero sí que no voten por el PRI o que lo hagan en contra, reeditándose algo similar a lo del 2010, pero ahora en la lucha por alcaldías y diputaciones…

—Podría ser… Pero dudo que haya muchos ciudadanos que así lo vean. El bono de la eficacia política, vamos a decirlo así, creo que todavía le va durar al PRI para estas elecciones.

Pero dos focos de atención se encienden en el considerado bastión priista de Sinaloa: Guasave, y en la capital: Culiacán, donde tras el dictado de la línea a favor de Rosendo Camacho y Sergio Torres Félix, respectivamente, se desencadenó en los únicos casos donde la rebelión al dedazo ha terminado en los tribunales.

Cenovio Ruiz Zazueta consideró que se violentó el proceso de elección de delegados, por lo que interpuso un recurso de impugnación ante la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en Guadalajara, para que se reponga el proceso.

Acusó irregularidades para favorecer al otro aspirante, Sergio Torres Félix, pero además señaló que tanto la convocatoria como el Manual de Operación para el proceso interno fueron violentados, y que se actuó con parcialidad.

El ex dirigente estatal del PRI, antes había denunciado que había señales de favorecer a Torres Félix, y acusó al alcalde de Culiacán, Aarón Rivas Loaiza, y al dirigente municipal del PRI, Antonio Castañeda, de promoverlo cuando están impedidos para hacerlo.

Ruiz Zazueta incluso solicitó desde el término de la realización de las asambleas distritales —que perdió por paliza ante Sergio Torres— la información de los que participaron en ellas, pero a la fecha no le ha sido entregada.

Algo similar ocurre en Guasave, donde Luis Cárdenas Fonseca, propuesta de los Pequeños Propietarios al cargo de presidente municipal por el PRI, ha denunciado irregularidades que evidencian “dados cargados” a favor de Rosendo Camacho.

El ex representante jurídico del PRI ante los órganos electorales en el 2010 y diputado local con licencia, había interpuesto quejas ante las instancias internas, y aunque le pidió a su partido no equivocarse, finalmente interpuso un juicio de protección de los derechos políticos del ciudadano, un recurso novedoso a partir del nuevo concepto del sistema jurídico que va asociado al derecho internacional.

Como Cenovio Ruiz, Luis Cárdenas lamenta que no se le hayan entregado los listados de delegados que participarán en las asambleas electivas mientras que a la gente de su contrincante ya se los hicieron llegar.

Para las bases del PRI la unidad está dañada y cuando se pensaba que sus candidatos irían en “caballo de hacienda” a la jornada electoral del domingo 7 de julio, el panorama cambió y ahora está en posición de riesgo de perder en más distritos y municipios de los calculados.

Falló la operación política, falló la experiencia, y a todas luces resurgió el PRI dominante, el que impone decisiones, señala con el “dedazo” y ha tomado las riendas que se habían soltado desde la pérdida de la Presidencia de la República.

Para el doctor Santamaría Gómez no puede ser de otra manera pues los priistas han regresado a su cultura política: “Sí, hay resistencias, pero ahora que el PRI ha vuelto a Los Pinos, se busca restaurar el presidencialismo y eso incluye el control del partido. Además los priistas se sienten más contentos, más cómodos con esa forma de organizarse, con esa conducta política, que con la indefinición que tuvieron durante doce años”.