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Inés Coronel Barrera. La entrega.

Inés Coronel Barrera. La entrega.

Inés Coronel, en bandeja de plata para Barack Obama

Reportaje/Foto: Rio Doce.

El 9 de enero de 2013, Inés Coronel Barrera había sido incluido en la lista negra que administra el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos a través de la Oficina de Control de Bienes de Extranjeros (OFAC).

Apareció junto con Dámaso López Núñez, el Licenciado. Los dos fueron ubicados como cabecillas del cártel de Sinaloa y señalados para que, de acuerdo con la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico (Ley Kingpin), nadie pudiera legalmente realizar en Estados Unidos transacciones financieras o comerciales con estas dos personas.

Coronel Barreras es el padre de Emma Coronel, presunta esposa de Joaquín Guzmán Loera, quien en septiembre de 2011 dio a luz a gemelas en el hospital Antelope Valley en Lancaster, Estados Unidos, al sur de Los Ángeles.

El martes 30, unas horas antes de que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, llegara a México en una visita oficial (la primera desde que Enrique Peña Nieto asumió el poder), el Gobierno federal anunció la captura del suegro de uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo.

A las visitas se les atiende

Inés Coronel Barrera, de 45 años, fue capturado en Agua Prieta, Sonora, acusado de delitos contra la salud en la modalidad de producción, almacenamiento y trasiego de mariguana.

Junto con él fueron detenidos también su hijo Inés Omar Coronel Aispuro, de 25 años; Juan Elías Ruiz Beltrán, de 25; José Heriberto Beltrán Cárdenas, de 23, y Reynaldo Ríos Morales, de 50 años.

Al ser anunciado el hecho, el subsecretario de Normatividad y Medios de la Segob, Eduardo Sánchez Hernández, dijo que la investigación sobre Coronel Barrera fue iniciada a finales de enero de este año, es decir, después de que fuera boletinado por los Estados Unidos.

El funcionario dijo que “de acuerdo con información de inteligencia, Inés Coronel Barrera está identificado como padre de Emma Coronel Aispuro, esposa de Joaquín Guzmán Loera, con quien se casó en 2007 en la localidad de La Angostura, municipio de Canelas, Durango”.

A Coronel Barrera se le achaca dedicarse a la producción de mariguana en la Sierra de Durango, así como de coordinar su trasiego en los municipios sonorenses de San Luis Río Colorado, Cananea y Agua Prieta.

De acuerdo con el informe presentado, Coronel Barrera se encargaba continuamente de pasar droga hacia el estado de Arizona.

Sánchez Hernández indicó que, al momento de su detención, Coronel Barrera no tenía orden de detención en México, sino que se le logró detener debido a que fue sorprendido en flagrancia, con armas largas, cartuchos y droga.

Su aprehensión se llevó a cabo a las 7:00 horas por efectivos de la Policía Federal (PF), en un operativo realizado en una bodega y una casa empleadas por el suegro de Guzmán Loera. En ese sitio se detectaron dos vehículos utilizados para el transporte de presuntos delincuentes, así como cargamentos de droga.

Se les aseguraron dos vehículos, 32 paquetes que contenían presuntamente mariguana, con un peso de 255 kilos; además de cuatro armas largas, una corta, cargadores abastecidos y decenas de cartuchos útiles.

Horas después de ser presentados los hechos, llegaría a México el presidente de los Estados Unidos.

Usos y costumbres

Ocurrió algo semejante el 20 de octubre de 2008, horas antes del arribo de la entonces poderosa secretaria de Estado del Gobierno estadounidense, Condoleezza Rice. Los días 22 y 23 se reuniría en Puerto Vallarta con la secretaria de Relaciones Exteriores “para revisar todos los temas pendientes de la agenda bilateral”. Entre esos temas destacaba, por supuesto, el combate a la delincuencia organizada en el contexto de la Iniciativa Mérida que recién se había aprobado por los dos países.

Pero dos días antes de la llegada de Condoleezza Rice estalló una bomba en la Ciudad de México. En un operativo que se dijo había sido casi circunstancial, fue aprehendido uno de los hombres más importantes del clan de los Zambada, junto con 15 de sus cómplices: Jesús Zambada García, el Rey.

Hermano de Ismael Zambada García, el Mayo, fue detenido el 20 de octubre en la colonia Lindavista del Distrito Federal, junto con 15 personas más, ocho de ellas sinaloenses.

Nada se conocía de este hermano del Mayo, ni en los reportes de la PGR ni en los boletines de la DEA. Las únicas referencias que se tenían de este personaje estaban plasmadas en narcomantas que los grupos rivales habían colocado en distintas ciudades de la república.

Pero al anunciar su captura, la PGR dijo que este capo tenía la responsabilidad de las operaciones del cártel en el Valle de México, así como controlar la importación de cocaína y precursores para producir metanfetaminas, vía el Aeropuerto Internacional del Distrito Federal.

El titular de la PGR era entonces Eduardo Medina Mora y la jefa de la SIEDO (hoy SEIDO), Marisela Morales. Medina Mora es ahora el embajador de México en los Estados Unidos y estuvo presente en las negociaciones bilaterales durante la pasada visita de Barack Obama a nuestro país.

Por un pelo de gato

La tercera semana de febrero de 2012, un grupo especial de la Policía Federal recibió la orden de trasladarse a Baja California Sur para una operación de primer nivel. El objetivo era Joaquín Guzmán Loera. La Policía tenía la información de que el capo se encontraba en Los Cabos. Y era cierto, pero antes que la Policía llegó el “pitazo”. El Chapo salió despavorido y solo fue aprehendido en el operativo uno de sus ayudantes y algunas muchachas.

Del operativo habló el entonces subprocurador Cuitláhuac Ramírez, que luego salió de la PGR enredado, al final del sexenio, en el caso de los generales acusados de tener vínculos con el narcotráfico.

Ese día que los federales cayeron en Los cabos, llegaría la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, para participar en una reunión informal con los cancilleres del Grupo de los 20 (G-20).

Durante su visita a México la semana pasada, Barack Obama dijo una y otra vez, para dejarlo claro, que el Gobierno Estados Unidos será respetuoso de las estrategias de México en su lucha contra el narcotráfico. Ni él, ni Enrique Peña Nieto, quisieron abundar en el tema.

Por lo menos no públicamente.

 

El propio Departamento de Justicia de EU reconoce que el problema se salió de sus manos

Armas sin control

Miguel Ángel Vega

Horas antes de que Barack Obama se comprometiera a combatir el tráfico de armas, en su reciente visita a México, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) publicó un informe en el que señalaba todas las omisiones que el Departamento de Armas, Alcohol y Tabaco (ATF) hizo entre 2004 y 2011, donde destaca el nulo control para la venta de todo tipo de armas, incluyendo rifles tipo Barret y AK-47.

La ATF dirigió el operativo Rápido y Furioso, que permitió el ingreso de miles de armas al país, coincidiendo ello con una impresionante escalada de muerte en todo el país, principalmente en los estados mexicanos de Chihuahua y Sinaloa.

Ahora, la administración de Barack Obama reconoce eso y como un aparente paliativo, el propio presidente da la cara y refrenda su obligación para erradicar ese problema, destacando que “su dolor más grande radica en las víctimas por la violencia que desató en México”.

De acuerdo con el informe Programa Federal de Inspección para la Venta de Armas de Fuego, en tan solo ocho años el ATF perdió el rastro de 174 mil 697armas, incluyendo 83 mil 280 fusiles de asalto como rifles Barret y AK-47, y según algunos expertos, muchos de esos artefactos pudieron ser el detonante para la escalada de muerte en México en ese mismo periodo.

“Influyó mucho que el 58 por ciento de los permisos quedaron a la deriva, y que desde entonces no se actualizaran, es decir, cualquier persona podía estar adquiriendo armamento sin que el ATF tuviera consciencia de ello”, explica el reporte de 47 páginas.

El documento agrega que la causa principal a esas omisiones se debe a la falta de recursos con que cuenta esa agencia federal, y ejemplifica que en el año fiscal 2010 el ATF contaba con 940 mil horas de investigación para completar el trabajo de investigación e inteligencia sobre dónde paraban ese tipo de armas y que necesitaban al menos otras 199 mil horas para poder completar el trabajo.

Y mientras la “carga de trabajo” congestionaba al ATF, la adquisición de armas de fuego aumentaba año tras año, principalmente entre 2008, 2009 y 2010, años en que se implementó el operativo Rápido y Furioso, que deliberadamente permitió el trasiego de armas de Estados Unidos a México, no solo perdiendo con ello el control, sino contribuyendo a la violencia que entonces se vivió en México.

La mano de Barack Obama

En nombre de ese duelo que golpeó a miles de familias mexicanas, principalmente en las zonas de Ciudad Juárez, Chihuahua, y Culiacán y todo el norte de Sinaloa, el mandatario estadounidense precisó que apoyaría los esfuerzos para reducir la violencia y dejó en manos del Gobierno mexicano la definición de la forma en la que cooperará Estados Unidos en el tema.

“Admitimos nuestras obligaciones respecto a las armas que se envían al sur y contribuyen a la violencia aquí en México. Pero lo que más me conmueve son las víctimas de la violencia, no solamente en México, sino también en Estados Unidos, como lo que ocurrió en Boston”, explicó Obama, durante un encuentro bilateral entre ambos países, en donde también estuvo el director del Cisen, Eugenio Imaz, el procurador Jesús Murillo Karam y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

No obstante, el compromiso del mandatario estadounidense no depende solo de él, sino que habría que ver qué dicen las cámaras alta y baja de ese país, que en varias ocasiones le han bloqueado varios proyectos de ley, la más reciente, una propuesta que habría prohibido la venta de armas de asalto en ese país, vetada por los legisladores de su propio partido.

No obstante, Obama enfatizó que su lucha continuaría.

“Seguiremos atacando ese tema y yo soy persistente”, precisó el presidente durante la visita que hizo a México jueves y viernes de la semana pasada.

El camino de la muerte

El documento Programa Federal de Inspección para la Venta de Armas de Fuego precisa que la oficina de Phoenix, que fue la que orquestó el fallido operativo, representa una de las divisiones que más necesita personal para el control de las decenas de miles de armas que, durante casi ocho años han desaparecido del banco de récords de esa agencia federal.

El reporte del DOJ concluye haciendo una serie de recomendaciones al ATF para que inicie una fuerte investigación para determinar dónde están o dónde pudieran hallarse las armas que salieron del censo de esa agencia, ya sea mediante investigaciones con las tiendas que proveyeron las armas, para entonces localizar a los compradores y eventualmente ubicarlas.

En el caso de las armas que se han localizado en México, el ATF trabaja con la PGR, que le informa al Gobierno estadounidense qué armas son encontradas en su territorio y de esa manera ubican el armamentismo que salió de las tiendas de armas de ese país.

También sugiere realizar e investigar los permisos otorgados a los compradores para actualizar el censo y de ese modo tener un mayor control.

El ATF por su parte dijo que se acatarían las recomendaciones hechas por el DOJ para lograr un mayor control sobre el destino de las armas que se compran en territorio estadounidense.