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otrajornadaviolenta-150x117Blindan Ahome por amenaza de La Mochomera, pero resultó inútil

Reportaje/foto: Río Doce.

Ahome parecía haber cerrado sus fronteras a grupos delictivos que han declarado a la Policía como su principal enemiga y han puesto en la mira a sus comandantes, a quienes acusan de proteger al cártel de Sinaloa, de capitanear una banda rival de narcomenudistas y extorsionadores además de cobrar piso a prostitutas y sus casas de citas.

Sin embargo, a pesar del blindaje, las matanzas continuaron, con saldo, solo la semana pasada, de diez muertos, uno de ellos policía municipal.

Así, la coraza policial que se había instalado sobre la zona norte fue perforada por grupos rivales de los cuerpos de seguridad.

Ahome ha puesto la mayor cuota de muertos. Como característica de ello, los dos casos de asesinatos múltiples han aparecido en los límites de este municipio y Guasave, área controlada desde hace tres años por el nuevo cártel de Guasave, pues, según lo reconoce la Policía Ministerial del Estado, ha emprendido una lucha armada para recuperar esa zona.

En el primer suceso, registrado entre Juan José Ríos y Guasave, en una zona conocida como el Treintaiochito, fueron abandonados los cuerpos de Gabriel Guadalupe Orozco Rivera, de 27 años; Nabor Inzunza Fuentes, de 22 años, ambos de Navolato, y de Fernando Escárrega Bojórquez, de 38 y residente de Compuertas, Ahome. Los cadáveres fueron localizados a principios de semana con vestigios de tortura.

Dos de ellos fueron privados de la libertad por comandos en sus casas y un tercero tenía 15 días de haber salido en busca de empleo.

En la zona y como lastre en las piernas de uno de los cadáveres, se dejó una cartulina en la que acusaban que La Mochila (Los Mochis) tenía dueño. El triple crimen se lo atribuyó el Dos Letras.

Y este sábado 4 de mayo, en la misma zona, pero más cercana a Los Mochis, seis cuerpos fueron localizados. Dos de ellos fueron decapitados y no tenían heridas de bala. A un tercero le cercenaron los brazos. Los otros tenían balazos.

Las víctimas tenían edades que fluctuaban entre los 25 años y los 50 años. Sus prendas de vestir eran ya usadas y de poca calidad. Por ello, consideran los investigadores que pudieran ser de clase económica baja. Calzaban huaraches cruzados y uno de ellos, tenis.

Bajo los cuerpos se encontró otra cartulina en la que aparece la misma firma que en la primera matanza: el Dos Letras. Y en ella acusaba que el Gobierno protegía a los Guzmanes, y que les daba cabida. A la misma vez advertía: “A todos los vamos a arremangar”.

En la víspera del crimen masivo, un policía de Ahome fue asesinado por solitario sujeto armado que lo cazó en su propia casa. Se trata de Roberto Barraza Molina.

Tras el asesinato del agente, perpetrado la noche del viernes, la Policía se movilizó y durante esa movilización aparecieron los seis nuevos cadáveres.

La estrategia fallida

En tanto se riegan cadáveres en Ahome y sus cercanías, las estrategias nocturnas de seguridad pública se modificaron. La custodia de los principales jefes de Policía aumentó, incluso con policías vestidos de civiles y con uniformes oficiales, a bordo de patrullas, pero barbados, como disfraz.

Para el cuestionado y protegido jefe de la Policía Municipal, Jesús Carrasco Ruiz, las acusaciones de capitanear grupos de narcomenudistas, cobrar piso y extorsionar, son falsas y anónimas, por lo tanto carentes de valor probatorio. “Que den la cara”, reta, y asegura no conocer a los civiles que fueron asesinados y abandonados en una camioneta Cherokee el sábado 20 de abril.

“Ellos venían a tirarlos a la ciudad, pero no llegaron, porque esa madrugada nosotros estábamos en un operativo para Guasave. Los muertos no son de Ahome, sino de municipios cercanos. No los conocíamos”.

Incluso afirmó que el apodo del Dos Letras es nuevo en la región y aparece en asesinatos. La primera ocasión que se supo que este reclamaba la plaza fue en San Blas, cuando se encontró el cadáver de María Magdalena Manzanárez Saiz, de 32 años, el 12 de marzo, y luego en el caso de los seis jóvenes ejecutados.

Dijo no conocer más antecedentes del apodo.

Afirmó que después de conocerse la amenaza en su contra, de las que dijo “ya tener callo, porque en 18 años de servicio le han manifestado muchas”, su vigilancia personal se reforzó y las operaciones tácticas se modificaron. “Hay una coordinación más estrecha con militares y ministeriales. Se han cerrado caminos hacia Guasave y El Fuerte a fin de tapar las entradas y salidas.

Dijo estar atento para responder a cualquier agresión.

El alcalde Zenén Aarón Xóchihua Enciso anunció la compra de armas de alto poder y de ráfagas para que la Policía esté en la misma capacidad de fuego de los grupos delictivos. Además invertirá más de 1.5 millones de pesos en reforzar los flancos débiles del edificio y blindar las puertas de acceso.

Joel Godoy Corrales, secretario técnico del Comité Ciudadano de Seguridad Pública, aseguró que por las imputaciones en contra del comandante Carrasco y sus subalternos no se ha iniciado ninguna investigación ni averiguación, debido al carácter anónimo de estas. “Carecen de prueba, pues cualquier persona puede decir lo que la plazca, pero no quiere decir que sea dicho cierto”.

Más bien, afirmó, las acusaciones se toman como respuesta a la actividad policial.

Francisco López Leal, subprocurador regional de Justicia en la zona norte, dijo no haber movido una sola diligencia en contra de los jefes de la Policía Municipal pues las implicaciones fueron anónimas y sin parte ofendida, en tanto que Higinio Valdez Serna, presidente de la Comisión de Honor y Justicia de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal afirmó no tener en marcha ningún proceso administrativo en contra de los policías implicados en las cartulinas.

Josefina Couret de Saracho, Defensora de Derechos Humanos Independiente, reconoció que la Policía Municipal y su director de seguridad pública cuentan con manto de impunidad para actuar sobre la ley, pisoteando los derechos de civiles e incluso delinquiendo. “Testimonios hay muchos; averiguaciones, pocas; resultados, ninguno; y con la concentración de poder en manos de policías encapuchados, las víctimas civiles continuarán muriendo”.