Cortesía/Rio Doce/Eva Bodenstedt Revueltas
José Ángel Leyva me invita a escribir algo sobre mi tío José porque él conoce a mi familia, “hace siglos” entrevistó a mi abuela, y mi abuela es hermana de José, se llama Rosaura. Y no escribo que fueron, sino que son, porque están presentes como en un altar de muertos sin fecha ni calendario, uno que se quedó Para Siempre.
Hace unos días, ahora que se festeja el nacimiento de José Revueltas, 20 nov 1914, me mandaron la película de un guion suyo, cuyo nombre me saltó a la vista, pero estando basado en una adaptación, me llamó la atención el argumento de la cinta y que el personaje principal —un cacique—, se llamase Rosauro Castro. ¡Nunca había escuchado el nombre Rosauro!, ni tampoco conocía la película: https://www.facebook.com/share/p/15a6Cp5kAG/ . Me puse en sus zapatos y me pregunté ¿por qué usó el nombre de su hermana para personificar al cacique? Rosaura, la hermana para la cual escribió papeles, la hermana con la que compartió su ilusión de hacer cine y teatro para devolverles juntos al público, una forma entrañable —de entrañas—, de ver el mundo y México y lo que nos antecedió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la lucha entre el capitalismo y el comunismo impregnó nuestra existencia.
En esos años, en José ya había muchos abanicos abiertos, y en todos ellos, el idealismo de la justicia, la equidad, la libertad. En esos años en los que yo abría los ojos estaba ahí mi Omi —abuela en alemán—, y su hermano José, en la cárcel. Una década más adelante, mi abuela publicaba la historia de la familia, Los Revueltas, y en ella descubrí qué había detrás de las bambalinas de una familia prodigiosa. De la nada la literatura cobró un nuevo sentido. Y los años pasaron y se murió uno y después ella. En casa siempre estaban en los labios del recuerdo, pero afuera también, por ejemplo, detrás de las ventanas en posters donde sus rostros tenían un significado, el de José, amplísimo, en una sala de cine, en la UNAM, en los libros, en los cines, sus películas, y el de Rosaura, enfocado en la película La Sal de la tierra, 1954, Nuevo México, como Esperanza. ( https://www.youtube.com/watch?v=Yvj7bXVg0ms)
Y así, el José que existe en mí, es un Revueltas que no existe para los demás. Es uno mío, que empero, inicia a sumarse a los tantos otros josés que existen: el ensayista, el novelista, el guionista, el activista, el periodista, el político, y ninguno de sus estudiosos podrá decir a ciencia cierta quién era él, el que jala, te lleva, y mientras más te sumerges, más laberintos vas a encontrar, y en ellos, un espejo crudo, seco, áspero de la realidad. Brutal, mientras que él en casa, era un volcán de risas…
Si no lo has leído y tus ojos siguen estas líneas, hazlo. Es una experiencia, es una lectura que no se va, que se queda. Es huella. Cuando lo leí la primera vez comencé a ver una faceta diferente de este mundo. Sentí nacer una forma distinta de mirar, como si su pluma me convirtiese en esponja para descubrir más del otro lado de uno.
En una de sus novelas hay un pasaje que me detuvo para decirme “hasta aquí llegué”. Cerré el libro y aun así, el pasaje se mudó a mi existencia como si al yo desembarcar la travesía, él, con todo su escenario, abordara la mía sin permiso ni invitación! Y desde entonces la imagen del enano me persigue, él, sí, él escondido dentro de una especie de cajón en la parte superior de la alacena de una miscelánea. Como un habitante del sin tiempo, ese enano vive desde que leí el pasaje, a su vez encerrado y presenciando lo que escribió mi tío, pero en mí momento, dentro de mi imaginación, reaparece observando desde ese mueble mi propio escenario. Y siento que es de locos que los personajes de las novelas, del cine, se aparezcan en la vida de uno como un lunar naciente, bien sembradito en el interior. Podría aventurarme a decir que todos tenemos un enano o una enana escondida por ahí, con temor a ser descubierto (a).
¿De dónde salió esa imagen que nació en su mente y en su pluma? ¿Se apareció y la describió, o fue naciendo mientras escribía? ¡Todo un desafío, un estudio que nos llevaría a tantos posibles, pero no lo sabremos! Ha muerto. Ha nacido. José, poderoso.
Dueño de la pluma, o siervo de la misma.
Artículo publicado el 17 de noviembre de 2024 en el suplemento cultural Barco de Papel del semanario Ríodoce.