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La actriz Carrie Fisher ha muerto este martes a los 60 años en el hospital de Los Ángeles en el que se encontraba ingresada desde hace cuatro días, cuando sufrió un infarto en el avión que la trasladaba a esta ciudad desde Londres. La intérprete, conocida sobre todo por su papel de la Princesa Leia en la saga Star Wars, tenía 60 años.

Mucho se hablado de la suerte -entre comillas- que tuvo Carrie Fisher al sufrir un ataque cardíaco cuando el vuelo en el que viajaba estaba cerca del aeropuerto de Los Ángeles y no en medio de la nada, con opciones de ser atendida. Al final, esa circunstancia se ha quedado en anécdota porque la actriz que se hizo grande interpretando a la princesa Leia ha fallecido consecuencia de ese mismo paro cardíaco.

El portavoz de la familia, Simon Halls, emitió un comunicado a los medios en el que confirmó la muerte de la intérprete. “Con profunda tristeza Billie Lourd [la única hija de la actriz] ha confirmado que su querida madre ha fallecido a las 8:55 de esta mañana. Era querida por el mundo y la echaremos de menos profundamente. Toda nuestra familia os agradece vuestros rezos y buenos pensamientos”.

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Fisher fue noticia el pasado viernes al sufrir un ataque al corazón en el avión de United Airlines en el que viajaba entre Londres y Los Ángeles. La actriz fue atendida a bordo de la aeronave por una enfermera y posteriormente por paramédicos que la estaban esperando en la puerta de embarque.

Fisher ingresó en el hospital UCLA del oeste de la ciudad en estado crítico, aunque pocas horas después su hermano, Todd Fisher, aseguró que los médicos habían logrado estabilizar su condición. Lamentablemente, la actriz no ha logrado recuperarse.

Se despide así una de las actrices más queridas de la gran pantalla, la hija de dos grandes del mundo del entretenimiento como Debbie Reynolds y el cantante Eddie Fisher. Una mujer que, pese a su extensa filmografía, nunca logró sacudirse de encima una imagen en el imaginario colectivo: ella era la princesa Leia que logró enamorar al capitán Han Solo.

Curiosamente, su despedida del cine ha sido haciendo ese mismo papel a las órdenes de J.J. Abrams, el año pasado, en El despertar de la fuerza, la séptima entrega de la saga de La guerra de las galaxias y el comienzo de una tercera trilogía en la que todavía se le antojaba un mayor recorrido. Ya no podrá ser.

Fisher, que durante sus años de juventud abusó de la cocaína y arrastraba ya serios problemas de salud, lo dejó todo precisamente por la creación de George Lucas en 1977. Antes había hecho su debut en el cine con Shampoo, en 1975, y durante un breve periodo se dedicó a los estudios en el Central School of Speech de Londres y luego en el St. Lawrence School.

Con 19 años, el impacto de esa cinta de ciencia ficción fue tan poderoso que nunca pudo remontar el vuelo: un personaje que, de alguna forma, supuso una analogía de su propia infancia, la niña mimada de dos personas famosas con serios problemas entre ellos. “Hay un montón de paralelismos entre Leia y yo. Mi padre se pasó al lado oscuro y mi madre se casó con un millonario”, aseguró en una ocasión.

Fisher se refería al divorcio de Debbie Reynolds de su padre cuando solo tenía dos años. El cantante se refugió en los brazos de la mejor amiga de su madre, que no era otra que Elizabeth Taylor. Ella, por su parte, se casó con el dueño de una cadena de zapaterías que se acabó gastando en secreto la fortuna de la actriz. Todo eso marcó su infancia y, en parte, por eso salió huyendo hacia Londres para alejarse de Hollywood. Aún así, el mundo de la interpretación le llamaba la atención y probó suerte en Broadway para después abrirse camino en el cine.

Además de brillar como Leia en la tres películas de la franquicia galáctica, Fisher trabajó en cintas como Cuando Harry encontró a Sally (Rob Reiner), Hannah y sus hermanas (Woody Allen) o The Blues Brothers (John Landis). Una actriz inolvidable.