Explotan agricultores a jornaleros como en el Porfiriato
Río Doce.- Familias pudientes, con influencia indiscutible en los más altos círculos del poder, los De la Vega, los Echavarría, los Canelo, no pudieron detener el escándalo que produjo el descubrimiento de que, cien años después, reproducían la condenable explotación de campesinos, tal y como se hizo durante el Porfiriato.
Se equivocó Eduardo de la Vega Echavarría o se equivocó su hijo, Eduardo de la Vega Canelos, que pretende comerse el mundo de un bocado.
El caso es que el 11 de junio pasado, un operativo de la Policía Estatal de Jalisco rescató a 275 jornaleros que estaban en la Agrícola Bioparques de Occidente —propiedad de los De la Vega Canelos— en condiciones de semiesclavitud, muy semejantes a las que existieron durante el Porfiriato.
Miembros de la oligarquía culichi, el 2007, la revista Bien Informado publicó de Eduardo de la Vega Canelos:
“Un elemento clave en el desarrollo de las empresas del arquitecto De la Vega Echavarría es la actuación de su hijo Eduardo de la Vega Canelos, quien empujó el cambio organizacional que ha transformado sus negocios en los últimos 10 años.
Hay quienes afirman que De la Vega Canelos heredó los genes de agricultor de su abuelo, don Aristeo Canelos, uno de los primeros inmigrantes griegos”.
La revista los ubicó en el quinto lugar entre los empresarios agrícolas más importantes de Sinaloa. Hace apenas unas semanas, en un ejercicio similar, la familia De la Vega ocupaba el noveno lugar en el mismo ranking.
Del operativo informó La Jornada: “Al menos 275 personas (jornaleros y familiares) que eran obligadas a trabajar en la empresa Bioparques de Occidente, en el municipio de Tolimán, en el sur de Jalisco, fueron rescatadas por autoridades estatales y federales, apoyadas por elementos del Ejército.
La Fiscalía General de Jalisco (FGJ) detuvo a cinco capataces de dicha compañía acusados de privación ilegal de la libertad y trata de personas. La dependencia detalló que los jornaleros, quienes empacaban tomates, vivían hacinados en pequeños espacios infestados de chinches, con agua racionada y baños comunitarios. Les restringían el salario o les daban vales que debían canjear en la propia empresa, donde estaban recluidos y vigilados”.
Con las horas se fueron conociendo detalles de las condiciones en las que se encontraban: fueron enganchados en sus lugares de origen: Veracruz, San Luis Potosí e Hidalgo, los levantaban a las tres de la mañana para desayunar sopa, comían sopa y cenaban sopa. No tenían día de descanso —“porque si descansabas no comías”, declaró un jornalero—, dormían ocho o nueve personas por cuarto, de 4 x 4 metros, en el suelo. No había servicios médicos ni medicinas. Si alguien enfermaba, los capataces lo tiraban frente a la Cruz Roja y, ya recuperado, el jornalero tenía que regresar al campo pues allí tenía a su familia.
Y les pagaban menos de cien pesos diarios con vales, que canjeaban por leche y harina en una tienda de la misma agrícola, a precios abusivos.
Entrevistados mientras esperaban camiones que los trasladarían a sus lugares de origen, varios jornaleros relataron a Raúl Torres, de La Jornada de Jalisco, que, para “engancharlos, “les prometieron un salario diario mayor a 100 pesos, escuela para sus hijos, un lugar dónde vivir y comida; el “contrato” sería por 90 días y para probar que les cumplirían lo prometido, antes de partir a Jalisco les daban por adelantado 600 pesos para que le dejaran a la familia.
Al exponer el caso, una vez que los trabajadores fueron rescatados, la fiscalía de Jalisco, a través de Salvador González de los Santos, informó que “los contratistas se anunciaban en la radio, en las comunidades, les ofrecían trabajo remunerado, comida y casa por tres meses, pero aquí la situación es otra. Ganan menos de lo que les ofrecían. Les dijeron que iban a ganar 100 pesos diarios y les pagan entre 50 y 70 pesos, los tienen en condiciones de hacinamiento, y desaseo, con mala alimentación y refieren que los retienen a la fuerza. Además les pagan con vales de despensa, no en efectivo”.
También que el caso fue descubierto tras la denuncia de una persona que escapó y logró llegar a Guadalajara y se acercó al Gobierno de Jalisco.
Las tripas de la agrícola
Bioparques de Occidente es una Sociedad Anónima que se fundó el 11 de febrero de 2002 ante el fedatario Manuel Antonio Chávez López, en Culiacán. Su capital inicial fue de 50 mil pesos, divididos en acciones de mil pesos que quedaron distribuidas como sigue: Eduardo de la Vega Canelos, su presidente, 40 acciones; Marielos Zazueta de De la Vega, esposa de Eduardo y secretaria del Consejo de Administración, cinco acciones, y Jesús Alfonso de la Vega Salazar, tío de Eduardo y tesorero, las cinco restantes. El comisario registrado fue el contador Rafael Meza Verdugo.
En realidad, esta empresa y Agrícola La Primavera, constituida en Culiacán el 7 de noviembre de 1994, son de la misma familia. En acta del 20 de diciembre de 2010, protocolizada por el mismo notario, se registra como administrador único de esta empresa a Eduardo de la Vega Canelos, que a la fecha tiene apenas 42 años de edad.
Ese mismo año de la constitución, Bioparques de Occidente se afincó en Tolimán, municipio de San Gabriel, Jalisco, colindante con Colima. Y desde su asentamiento allá, se dedicaron a la producción de tomate gordo y saladette en invernaderos.
En términos estrictos, los agricultores sinaloenses no eran los únicos dueños de la empresa. En una primera etapa caminaron solos, pero durante el sexenio de Felipe Calderón lograron la incorporación de dinero fresco a través del Focir (Fondo de Capitalización e Inversión del Sector Rural) dependencia de la Secretaría de Hacienda.
En una asamblea del Consejo de Administración realizada el 5 de abril de 2013, ante el notario Chávez López, Bioparques de Occidente modificó su estructura administrativa, designando a José Luis Gustavo Arellano Alvite como consejero propietario, en representación del Focir, como su suplente, a Ernesto Alonso Esquihua Posas y a Andrés Vázquez Lamont como coordinador del Consejo en representación del Focir. El primero es director general adjunto de Servicios de Administración de Inversiones del Fondo y había sido, antes que eso, director de Análisis y Operación de Programas. El último es coordinador de Proyectos “D” y Esquihua Posas no aparece en la estructura del Focir.
En uno de los acuerdos se establece que “se aprueban y ratifican todos y cada uno de los actos realizados por la sociedad, así como por el Consejo de Administración.
Igualmente, se deja establecido que el Focir queda, en calidad de accionista de la empresa, con 5 mil 240 acciones tipo “B”. Para entonces, el capital social de la empresa, según el acta levantada, asciende ya a 90 millones 883 mil pesos.
No fue este el único respaldo que Bioparques de Occidente recibió del gobierno de Felipe Calderón. De acuerdo con información publicada por el diario El Economista, la agrícola obtuvo recursos por más de 10 millones de pesos en menos de dos años —entre 2010 y 2012—, al presentar proyectos para desayunos de más de 400 niños, hijos de sus trabajadores y para la construcción de sus viviendas “dignas”.
Todo era mentira, pero esto no lo pudieron detectar los encargados de aprobar los apoyos.
En su página web, Focir destaca casos de éxito de empresas “que forman parte del portafolio de inversiones del Fondo y entre ellas menciona a Bioparques de Occidente. Dice ahí que inició sus operaciones en 2002 y tiene habilitadas 130 hectáreas de producción de tomate en invernadero. Focir participó con Bioparques de Occidente, S.A. de C.V. con capital de riesgo.
Los empresarios
Descendiente de dos antiguas familias del viejo Culiacán, los De la Vega y los Echavarría, Eduardo de la Vega Echavarría hizo la carrera de arquitecto, pero terminó trabajando las tierras. Desde sus inicios como empresario desarrolló una habilidad inusual para tejer alianzas con el poder.
Durante el sexenio de Alfonso Genaro Calderón hizo amistad con el tesorero Roberto Wong Leal, de quien obtuvo los grandes contratos del Centro Sinaloa y la construcción del nuevo Palacio de Gobierno, que fue inaugurado por el presidente José López Portillo en septiembre de 1980.
Sus oficinas centrales siempre han estado en la colonia Almada, por la calle Juan José Ríos y Rodolfo G. Robles, domicilio que aparece también para la empresa Bioparques de Occidente. Desde ahí se han despachado los asuntos del campoVerónica y Toboloto, al igual que la siembras de pastizales en predios agrícolas de Sonora, en la región de Altar.
Eduardo de la Vega se casó con la hija de don Aristeo Canelos, de nombre Kaliruy. De ahí la etiqueta de sus productos agrícolas que exporta al mercado de Estados Unidos. La compañía radicada en Nogales, Arizona, para vender en el mercado de Estados Unidos se llama Kaliruy Produce INC.
Durante el salinato, Eduardo de la Vega hizo amistad con el entonces secretario de Hacienda, Pedro Aspe, quien le ayudó con fondos del Gobierno federal para que comprara los ingenios azucareros en Navolato, Sinaloa, el ingenio Pujiltic en Chiapas y otro ingenio en Veracruz. Arropando el desarrollo, está la empresa Zucarmex, una de las más importantes de América Latina, con ingenios y plantas agroindustriales en todo el país.
Más recientemente, De la Vega inició otro proyecto para construir tres plantas para producir etanol con maíz blanco en los municipios de Salvador Alvarado, Ahome y Navolato. Terminó la de Navolato, pero no se echó a andar por problemas legales, sobre todo relacionados con las protestas de grupos ecologistas.
En 2007, el presidente Felipe Calderón vino a Sinaloa a supervisar los avances de la construcción de la planta de etanol, administrada a través de la empresa Destilmex, cuyo presidente es Eduardo de la Vega. Pero a la fecha sigue paralizada.
Se esperaba que la empresa empezara a funcionar en mayo de 2008. Eduardo de la Vega dijo entonces que consumiría 290 mil toneladas de maíz blanco al año para la generación de 30 millones de galones de este combustible y 100 mil toneladas de pasta de maíz que podrá ser utilizada como alimento para el ganado.
Pero el proyecto se estancó, al grado de que en 2011 De la Vega declaró que se la llevaría a otro estado.
No es un buen cliente para el sector financiero. La imagen de De la Vega ahí es mala pues siempre se ha aprovechado de los beneficios del poder y ha obtenido prebendas para crear sus negocios, obtener créditos de millones de dólares que al final no paga. Fue uno de los involucrados en el Fobaproa.
Prácticas porfirianas
En 1911, el periodista norteamericano, John Kenneth Turner publicó en los Estados Unidos la primera parte de un gran reportaje que luego sería un libro titulado México Bárbaro, donde relata las condiciones de esclavitud que privaban en el México prerrevolucionario, sobre todo en zonas como Yucatán y el Valle Nacional, ubicado en Oaxaca.
Un comparativo de las condiciones que privaban hace más de cien años en esas regiones, con las que estaban ocurriendo en los campos de Bioparques de Occidente, en Jalisco, es sencillamente escalofriante:
* En el Valle Nacional el hacendado compra al esclavo por una determinada cantidad. Lo hace trabajar a su voluntad, lo alimenta o lo hace pasar hambre a su antojo; lo tiene vigilado por guardias armados día y noche; lo azota, no le da dinero, lo mata y el trabajador no tiene ningún recurso al cual recurrir. El 95 por ciento muere en las plantaciones.
— En Bioparques de Occidente los jornaleros comen sopa las tres veces al día, a veces con frijoles o huevos, muchas veces con moscas y los mantienen vigilados por guardias que los golpean si pretender huir del campo.
* Valle Nacional es una región tabaquera y la producción se obtiene en unas 30 grandes haciendas, casi todas propiedades de españoles.
— En Bioparques de Occidente se produce tomate de invernadero “de la más alta tecnología”. Sus propietarios son sinaloenses descendientes de griegos.
* Los esclavos de Valle Nacional son mestizos mexicanos. Aparte de sus andrajos, sus heridas, su miseria y su desesperación constituyen un grupo representativo del pueblo mexicano.
— Los trabajadores semiesclavisados de Bioparques de Occidente son mestizos de las regiones de San Luis Potosí, Hidalgo y Veracruz, empobrecidos por la falta de empleo en sus lugares de origen.
* En el Valle Nacional ninguno de los esclavos llegó por su propia voluntad. El contrato de trabajo es un engaño. Usan un “agente de empleos” conocido también como enganchador que publica anuncios demandando trabajadores a los que ofrecen altos jornales y buenas condiciones. Los incautos reciben un adelanto de dinero, son encerrados en un cuarto bien asegurado y después de dos o tres días son enviados a Valle.
— Los trabajadores de Bioparques de Occidente son enganchados con engaños en sus regiones, les dicen que tendrán buena paga, buen alojamiento y buena comida. Y les adelantan 600 pesos para que le dejen a su familia. La oferta de trabajo se hace a través de anuncios en la radio y en los diarios.
* En el Porfiriato los esclavos reciben un contrato que suele decir que el patrón está obligado a proporcionarles servicios médicos, alimentación y a pagarles salarios, no obstante, varios patrones se jactaron que nunca daban dinero a los esclavos y peor aún, si estos morían, los amos arrojan los cadáveres a los caimanes de las ciénagas cercanas para ahorrarse el dinero de entierro.
— Los enganchadores de Jalisco les dicen a los jornaleros que les harán un contrato por 90 días y que tendrán escuela para sus hijos. Llegando al campo les decomisaban documentos, acta de nacimiento y credencial del IFE.
* En el Valle Nacional trabajan desde las 3 o 4 de la mañana hasta que se pone el sol. La quinta parte de los esclavos son mujeres y la tercera parte niños menores de 15 años. Estos trabajan en los campos con los hombres, cuestan menos, duran bastante y en algunas actividades como plantar, son más útiles y activos.
— En Bioparques de Occidente levantan a los jornaleros a las tres de la mañana para el desayuno. Luego se los llevan a trabajar y cierran la jornada a las cinco de la tarde. No tienen día de descanso. Trabajan hombres, mujeres y niños. En el operativo fueron rescatados cerca de 40 adolescentes y decenas de niños.
* Hace más de cien años los esclavos eran vigilados día y noche, estaban encerrados en un dormitorio que parece cárcel cuyas ventanas tienen barras de hierro; los pisos son de tierra y en general sin muebles. En ese antro duermen todos, hombres, mujeres y niños, cuyo número varía entre 70 y 400, de acuerdo con el tamaño de la plantación.
— En Bioparques de Occidente duermen alrededor de diez personas, hombres, mujeres y niños en cuartos de 4 x 4 metros. Lo hacen en el piso de cemento, sobre colchonetas. No hay muebles en los galerones.
LA BURLA
A pesar de estas condiciones, en 2011, Bioparques de Occidente recibió el reconocimiento como Empresa Socialmente Responsable por parte del Centro Mexicano para la Filantropía. Para lograrlo, la empresa debe cuidar cuatro puntos: calidad de vida, ética empresarial, vinculación con la comunidad y cuidados del medio ambiente.
En julio de 2010 —publicó el diario regional El Sur— “se llevó a cabo en las instalaciones de Bioparques de Occidente una jornada ejemplar, cuando se plantaron 200 arbolitos y donde estuvieron involucrados empleados, directivos y personal operativo, pero lo más importante, los hijos de los trabajadores que viven en los albergues, los cuales participaron con gran entusiasmo en la tarea, sabedores de los beneficios que en el futuro recibirán.
“Bioparques de Occidente, es una empresa socialmente responsable y se ha distinguido por la calidad en la atención que brinda al personal que llega de otros estados del país en busca de una oportunidad de trabajo; además de cubrirles un salario decoroso, son muchas las acciones emprendidas en su beneficio, como ofrecer instalaciones dignas para su estadía y que los niños tengan oportunidad de recibir educación, lo que en su momento les abrirá más puertas para su desarrollo futuro”.