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Julieta Villar

“Piedad y caridad, misericordia y abandono” son las virtudes de San José que el Papa León XIV destacó este domingo durante el rezo del Ángelus, animando a tenerlas presentes al transitar los últimos días del Adviento. 

La liturgia de este cuarto domingo de Adviento, señaló el Santo Padre desde la ventana del Palacio Apostólico, nos invita a meditar sobre la figura de San José, en particular, “en el momento en el que Dios le revela su misión en sueños”. 

Se trata de “una página muy hermosa de la historia de la salvación, cuyo protagonista es un hombre frágil y falible —como nosotros— y, al mismo tiempo, valiente y fuerte en la fe”, describió. 

Tomando como referencia el Evangelio de Mateo, el pontífice recordó que José de Nazaret fue un “hombre justo”, y un “israelita piadoso, que observa la Ley y frecuenta la sinagoga”, al tiempo que “una persona extremadamente sensible y humana”. 

En ese sentido, recordó que “aun antes de que el Ángel le revele el misterio que se está cumpliendo en María, frente a una situación difícil de comprender y de aceptar, él no elige la vía del escándalo y de la condena pública a su futura esposa, sino el camino discreto y benévolo del repudio en secreto”. 

De esa manera, señaló el Papa León, “demuestra que ha captado el sentido más profundo de su propia observancia religiosa: el de la misericordia”. 

“La pureza y la nobleza de sus sentimientos se vuelven aún más evidentes cuando el Señor, en sueños, le revela su plan de salvación, indicándole el rol inesperado que deberá asumir: ser el esposo de la Virgen Madre del Mesías”, añadió.  

Un gran acto de fe 

En ese contexto, el Pontífice destacó el “gran acto de fe” de José, quien “deja también la última orilla de sus seguridades y navega mar adentro hacia un futuro que ya está totalmente en las manos de Dios”.  

En palabras de San Agustín, “a la piedad y caridad de José le nació de la Virgen María un hijo, Hijo a la vez de Dios”. 

“Piedad y caridad, misericordia y abandono; estas son las virtudes del hombre de Nazaret que la liturgia nos propone hoy, para que nos acompañen en estos últimos días de Adviento, hacia la santa Navidad”.  

Estas, subrayó León XIV, “son actitudes importantes, que educan el corazón al encuentro con Cristo y con los hermanos, y que nos pueden ayudar a ser, los unos para los otros, pesebre acogedor, casa confortable, signo de la presencia de Dios”.  

Por eso, aconsejó: “En este tiempo de gracia, no perdamos ocasión para practicarlos: perdonando, animando, dando un poco de esperanza a las personas con las que vivimos y a aquellas que encontramos; y renovando en la oración nuestro abandono filial en el Señor y en su Providencia, encomendándole todo con confianza”. 

“Que nos ayuden en esto la Virgen María y san José, que fueron los primeros en acoger a Jesús, el Salvador del mundo, con gran fe y amor”, concluyó. 

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