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Cortesía/Río Doce/Miguel Ángel Vega/Alfabeto Qwerty.

En Culiacán hay muchos que no están dispuestos a rendirse. En lugar de posarse frente a las pantallas a deglutir series y disfrutar de la vida asegurada, están sacando la cara, pensando cómo ayudar y sumando a otros —que es lo más difícil.

Muchos como Miguel Taniyama, Javier Llausás o Gilberto Ceceña, solo por citar a unos cuantos de muchos, están a la cabeza de actividades ciudadanas para enfrentar el miedo que se apoderó de la ciudad hace ya dos meses y medio. Nada sobra cuando todo falta.

A veces resulta que casi siempre son los mismos quienes se atreven a mover las cosas cuando todo se paraliza. Ellos y ellas en otras ocasiones han salido al frente, cuando a Culiacán lo han inundado las lluvias o cuando a Altata lo tomó la delincuencia y reclamaba el rescate.

Mientras las facciones del narco, que llevan generaciones asentadas en Culiacán, siguen inyectando dinero, entregando armas a sus grupos, dando órdenes de muerte y sangre, hay en paralelo otra vida en Culiacán. Otras muchas vidas en juego, a quienes la parálisis y el encierro de la mayoría acaba con sus fuentes de ingreso. Son el débil eslabón de una economía de carencias y de empleos informales o con ingresos precarios.

Jalemos con la Banda es una de esas iniciativas que requiere de la suma de muchos. Los esfuerzos colectivos hacen una comunidad. Y aunque sumen de uno en uno, así se va rompiendo el miedo. La muestra es la Caravana a Altata de la semana pasada, que logró en un par de días la movilización que había permanecido restringida por dos meses.

Jalemos con la Banda convoca a todos al apoyo con donativos en especie o con depósitos para dos gremios particularmente golpeados en esta parálisis de Culiacán, los músicos y los meseros. La cita es el día del músico, este 22 de noviembre de 9 de la mañana a 5 de la tarde en el kiosco de Catedral con una tonelada de aguachile y música.

La pugna se prolonga y elevó todos los indicadores delictivos en apenas unas semanas. El promedio diario de asesinatos, y peor aún el de desapariciones, alcanzó en estos dos meses niveles históricos —5.77 homicidios diarios en octubre en cifras oficiales. Enfrentamientos, detenciones relevantes, ataques, amenazas, robos de automóviles, incendios, bloqueos de calles y carreteras, se han vuelto noticia diaria. Contra la barbarie la comunidad.

Iniciativas como la de Jalemos con la Banda son la muestra que ahí tenemos las verdaderas fuerzas especiales para enfrentar esta etapa de Culiacán.

Margen de error

(Guerreras) Tampoco se rinde María Isabel Cruz, de Sabuesos Guerreras. Hace un mes la vi frente a una computadora portátil en su casa, tan destartalada que la hacía renegar porque tardaba para encender y para conectarse a internet. Dentro pierdes la noción del tiempo, no sabes si es de noche o de día. Pero desde esa máquina ella y todas las madres e hijas a su alrededor dan otra muestra de valentía. Visibiliza en redes a los desaparecidos. Arma una ficha y lleva un registro. Una labor aparentemente simple pero de un peso monumental.

No tiene respiro María Isabel, esa mañana llegó de un viaje de 15 horas por carretera desde una ciudad del norte en un congreso sobre desapariciones. Unos días antes de nuevo le habían amenazado por no claudicar y estar registrando la peor de las caras de esta pugna: las desapariciones que superan el registro de asesinatos.

Ella y las muchas de Sabuesos están en pausa en lo que se refiere a las búsquedas. Hoy más que nunca su riesgo aumenta si toman ruta a los muchos caminos que se han encargado de rastrear en estos años.

La labor de registro de las desapariciones le lleva todo su tiempo y claramente es más efectivo que el registro oficial. En unos minutos su ficha se replica en las redes sociales.

Isabel Cruz mejor que nadie conoce el laberinto que significa enfrentar una desaparición. Por eso tampoco se rinde.

Primera cita

(Feria) Este fin de semana era el inicio de la edición 2024 de la Feria Ganadera, que después de muchas contradicciones terminó por cancelarse. Semanas hablando del tema como si en su celebración Culiacán se estuviera jugando el fin de la pugna y la Feria traería la anhelada paz.

Mientras el tema era la Feria Ganadera, muchas de las comunidades de la zona rural de Culiacán concentran los enfrentamientos en las últimas semanas. Los sucesos en comunidades de los municipios de Culiacán, Elota, Cosalá y Concordia, demuestran que desde hace mucho tiempo estos pueblos y ejidos concentran grupos armados y también el control de laboratorios de drogas sintéticas.

Por eso en pueblos como en sectores de las ciudades, se habla siempre de jefes de la plaza. Si en las ciudades la debilidad institucional es enorme, en las comunidades es peor, la presencia de alguna autoridad es nula. Eso hablando de pueblos cercanos a las zonas urbanas, ni se diga en la amplia sierra de Sinaloa.

Mirilla

(Desplazamiento) Y si faltaran complicaciones, como en otros sucesos de este tipo en Sinaloa, la espiral de violencia siempre provoca el desplazamiento de familias. Los grupos armados se movilizan, atacan o se enfrentan, y provocan que centenares de familias decidan abandonar sus pueblos.

El desplazamiento forzado en Sinaloa se aceleró en los últimos 15 años, muchas de aquellas familias ya jamás lograron regresar a sus pueblos. Sirva eso de experiencia para atajar el tema desde su inicio (PUNTO).

Artículo publicado el 17 de noviembre de 2024 en la edición 1138 del semanario Ríodoce.