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El #MeToo explota en México, un país habituado a la impunidad. Desde el fin de semana pasado, las redes sociales se inundaron con centenares de mensajes de mujeres mexicanas que han compartido casos de acoso, abuso y hostigamiento sexual por parte de escritores, periodistas y hombres en otros campos. El movimiento ha tenido un impulso catártico y, pese a las críticas, varias han optado por mantener el anonimato ante el temor por las posibles represalias.
“En México el abanico de violencia contra las mujeres es inusualmente amplio para un país de Occidente”, dijo Sabina Berman, novelista y columnista mexicana. “Va desde el piropo no requerido, pasa por el acoso que es común en los usos y costumbres, hasta la prohibición del aborto, la violación y el feminicidio”. Las denuncias ya han generado las primeras consecuencias en espacios culturales y en medios, donde algunos periodistas señalados fueron separados de sus puestos y se iniciaron procesos de investigación.