Ismael Bojorquez/Río Doce
Propongo tomarles la palabra. Durante la pasada visita del gabinete de seguridad a Sinaloa, encabezado por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, los funcionarios federales y el gobierno estatal se comprometieron a formar seis grupos especiales para investigar igual número de casos de violencia de alto impacto en Sinaloa, ocurridos en los últimos dos meses. Uno de ellos es el asesinato de Javier Valdez. Los otros cinco: el crimen del abogado Miguel Ángel Sánchez Morán, el del director de la clínica del ISSSTE del puerto, Miguel Ángel Camacho y el asesinato de los dos maestros en Concordia; también el del empresario Ruay Alberto Díaz Meza y la desaparición de la niña Dayana N, en Navolato.
Todos los casos, salvo el de Dayana, fueron incluidos en el manifiesto que entregamos el jueves 15 de junio al Gobierno después de la manifestación convocada por Ríodoce. Pero ese mismo día, Óscar Loza Ochoa había encabezado una protesta en el mismo edificio de Gobierno exigiendo se investigara el caso de la menor.
Todos ellos han sido de muy alto impacto y de todos, igual que el resto de las víctimas de la violencia que está ocurriendo en Sinaloa, se está exigiendo justicia.
Según lo comentado por el gobernador en la reunión que sostuvo con él la comisión ciudadana de seguimiento al caso de Javier Valdez, el jueves pasado, fue el propio gobierno estatal quien pidió el apoyo de la federación para aclarar estos casos, con el fin de empezar a terminar con el clima de impunidad con que todos los días se cometen crímenes en Sinaloa.
Pues qué bueno que lo dijo y mucho mejor que tenga claro que si no se empiezan a castigar los homicidios, no habrá paz para nadie, ni para el gobierno. Eso ya deben saberlo después de las protestas de periodistas y de la sociedad harta de la violencia. Con lo dicho por Quirino Ordaz se está asumiendo un compromiso claro y medible que le permitirá a la sociedad reclamar qué resultados hay en cada uno de estos delitos. Lo saben ellos y lo sabemos nosotros.
Ya pasaron más de 40 días del crimen de Javier y todavía no se ha dado luz sobre el móvil, menos sobre autores materiales e intelectuales. Y en estos casos el tiempo siempre corre en contra de la verdad. Más aún, tratándose de un homicidio donde las primeras líneas conducen, por necesidad, a las organizaciones del narcotráfico. No hay que olvidar que, tratándose de crímenes ligados al crimen organizado, éstos ni siquiera se investigan. Los peritos levantan evidencias, datos, el cuerpo que luego entregan a la familia, y archivan el caso. Nunca se investigan.
De los crímenes de alto impacto no podemos decir nada distinto porque generalmente hay detrás alguien de mucho poder. Esa es la historia regular de los casos en Sinaloa y en México. Aun así, estuvimos esperando que se presentaran resultados de inmediato. Sobre todo después de ver el efecto mundial de la noticia, las reacciones, la “preocupación” presidencial, el compromiso de los fiscales ante la familia y Ríodoce, ante la sociedad.
Nada. Hasta el momento no tenemos nada claro. Y parece que ellos tampoco. ¿A qué le apuestan? ¿Al olvido? Le apostaron al olvido en el caso Ayotzinapa y el movimiento sigue ahí. Y seguramente trascenderá sexenios si no se castiga a los culpables de esa infamia. El crimen de Javier Valdez está logrando cosas inéditas. El debate entre los periodistas, por ejemplo. Incipiente aún, pero prometedor. Y ha unido las voces de las víctimas en una sola. ¡Justicia! Por él pero también por los otros. Y para detener este infierno. Ha cimbrado a la opinión pública internacional y esto se ha traducido en eventos de los cuales no se recuerda un antecedente.
Hay muchas miradas en el mundo sobre lo que ocurre en nuestro país y muchas miradas en México sobre lo que pasa en Sinaloa. El tiempo corre en contra de las aspiraciones de justicia, pero también del Gobierno.
Bola y cadena
¿HAY ESPERANZA DE QUE EL CRIMEN SE ACLARE? Hay esperanza de que este país no duela tanto y que tenga otro destino, de que alguien decida poner un alto a la impunidad, de que los crímenes por fin se castiguen. Tenemos esperanza de que se aclare el asesinato de Javier, de que la Justicia funcione y los mecanismos de prevención eviten tanta muerte. Si un día perdemos la esperanza todos estaremos muertos.
Sentido contrario
EL GOBERNADOR QUIRINO ORDAZ COPPEL se esperó hasta el último minuto legal para presentar su Plan Estatal de Desarrollo. Malo si lo hiciera en tiempos normales pero peor cuando su “sexenio” es de cuatro años y diez meses. Y más con el clima de violencia que se generó a partir de su arribo a la administración, y la falta de recursos, la deuda que ahoga, la impericia de su gabinete, la desconfianza social… Pero llamó la atención que no lo hiciera como cada sexenio, en un lugar amplio, como lo presentaron sus antecesores, sino en el salón Gobernadores, con solo cien invitados. Si quiso ser austero se le agradece. Pero si escogió el lugar para evitar reclamos en la calle, es muy lamentable.
Humo negro
LAS EXPLICACIONES DEL GOBIERNO SOBRE los reclamos por el espionaje que está haciendo de las actividades y comunicaciones de defensores de derechos humanos, activistas y periodistas, son peores que los hechos. Claro que habrá demandas, ya hay, de hecho. Y seguramente se sumarán otras. Y las que sean necesarias. Y alguien tendrá que explicar quién chingados se está metiendo en nuestras vidas con tal cinismo y tanta impunidad.
°Ismael Bojorquez es director de Río Doce.