EFE.- La Amazonía está (aún) viva. Por Tarsicio Granizo
¿Qué sabe usted de la Amazonía? Todos hemos oído hablar de esta región del planeta en la que abundan los bosques, árboles, ríos y muchos animales, pero quizá eso sea lo único que sepa. La Amazonía es el bosque húmedo tropical más grande del mundo con 6,7 millones de kilómetros cuadrados; para ponerlo de otra manera, es 12 veces el tamaño de Francia.
¿Qué pensaría si le dijeran que las lluvias que caen en Buenos Aires vienen de la Amazonía? Pues sí, la Amazonía es una región gigantesca de bosques en donde además hay mucha agua. Y con el sol y la temperatura esa agua se evapora y viaja por regiones tan distantes como las pampas argentinas e incluso Centroamérica. La Amazonía “produce” parte del agua que utiliza la Pampa argentina, una de las regiones más fértiles del planeta.
¿Sabía que la superficie del planeta es un 70% agua, pero que solo un 2,5% es agua dulce apta para consumo humano? ¿Sabía que la mayor parte de ese 2,5% está bajo tierra o congelado en los casquetes polares? Es decir que el agua superficial apta para la vida en la Tierra es una mínima fracción ¿Y qué pensaría si le decimos que un 15% de esa agua dulce está en la Amazonía? En efecto, la cuenca Amazónica no solo tiene el segundo río más largo del mundo, sino el que más agua tiene. Y como si lo anterior fuera poco, al menos la mitad de los 20 ríos más grandes del mundo se encuentran en esta región. La Amazonía es por tanto un gran reservorio de agua.
¿Usted creía que la Amazonía es una región despoblada? Nada más lejos de la realidad. En los bosques amazónicos viven 34 millones de personas. Entre estas, más de 350 pueblos indígenas muchos de ellos en aislamiento voluntario. De acuerdo con los científicos hay gente viviendo en esta región desde hace más o menos 11 mil años.
¿Sabía que hay una relación estrecha entre el río Amazonas y el mar? Y no solo porque desemboca en el Océano Atlántico sino porque cada año, los ríos Amazonas y Orinoco descargan entre 500 y 1 000 millones de toneladas de lodo, generando las aguas costeras más lodosas del Planeta, que influyen sobre la geología, geomorfología, ecología y economía del litoral norte de América del Sur. En la desembocadura del Amazonas se forman gigantescos bancos de lodo de 20 a 30 km de ancho y hasta 60 km de largo. Estos y las barras de lodo en tierra favorecen el crecimiento de manglares. Adicionalmente en abril de 2016 se anunció el descubrimiento de un sistema de arrecifes coralinos de más de 1 000 km de longitud en la boca del río Amazonas, en la frontera entre Guayana Francesa y Brasil.
Estos y otros datos interesantes pueden ser encontrados en una publicación elaborada el año pasado por WWF, denominado “Amazonía Viva 2016: Un enfoque regional para la conservación de la Amazonía”. Este trabajo ofrece una instantánea del estado actual de la Amazonia hasta 2016, con base en la investigación y experiencias de WWF y otros socios para describir el estatus de varios ecosistemas, las presiones clave y las oportunidades de conservación y desarrollo sostenible. Describe además las principales tendencias de conservación en la Amazonía durante la última década: qué aspectos han mejorado y cuáles han empeorado, soluciones innovadoras y presiones emergentes. Y por último busca compartir algunas experiencias obtenidas en el trabajo regional de conservación de la Amazonía y hacer recomendaciones para acciones de conservación y desarrollo sostenible durante la década venidera.
Si quiere ver otros datos interesantes sobre los ecosistemas amazónicos, por favor visite el enlace http://wwf.panda.org/es/que_hacemos/sitios_prioritarios/amazonia/ y busque la pestaña de publicaciones.
(*) Tarsicio Granizo es coordinador de WWF – Unidad de Coordinación Amazón