Al final los números podrían no alcanzarle al gobernador Mario López Valdez en el indicador clave para interpretar el nivel de violencia de un periodo gubernamental.
Para que el sexenio actual no cierre con más asesinatos que su predecesor, Jesús Aguilar Padilla, tendrían que parecerse en sus dos últimos años a cualquiera de los tiempos de Juan Millán, es decir, mantenerse alrededor de los 500 crímenes al año, algo no visto en Sinaloa desde hace una década.
Sin embargo, si se comparan periodos iguales, entonces el actual gobierno se va al sitio más alto en asesinatos desde Francisco Labastida Ochoa —de acuerdo a los números disponibles— es decir, en los últimos 27 años.
Tanto, que comparado con su predecesor, el gobernador Malova acumula 90.44 por ciento más homicidios que Aguilar Padilla —en periodos iguales, desde el inicio de cada gobierno hasta octubre del cuarto año.
En números absolutos casi se duplican los crímenes: 2 mil 837 con Aguilar Padilla contra 5 mil 403 de López Valdez, para sumar 2 mil 566 más asesinatos en ese periodo.
Una interpretación sí podría presumir el gabinete de seguridad actual enmarcado en el cuarto informe de gobierno: En el corte al 31 de octubre, año con año en lo que va del sexenio se ha reducido el número de asesinatos, y ya se cumplieron 13 meses en que cada uno de ellos no alcanza los tres dígitos en el número de muertos; es decir de septiembre del 2013 a octubre del 2014, con la excepción del mes de mayo pasado, no se ha llegado a los 100 homicidios. Ahí sí podría hablar la autoridad de una reducción sostenida.
Victoria pírrica, porque a esos 13 meses por debajo de 100 asesinatos, le preceden 48 meses ininterrumpidos —cuatro años exactos— con más de 100 asesinatos al mes, es decir más de 3 en promedio, y de esos cuatro años más de la mitad con cinco asesinatos y hasta seis en promedio diario. Con mucho, sería la etapa de Sinaloa más violenta de su historia reciente, en cuanto al número de asesinatos.
‘Malova’ comparado con ‘Malova’
En el texto del cuarto informe de gobierno de Mario López Valdez, el tema de los homicidios en el capítulo de seguridad pública apenas se menciona y escuetamente resalta las cifras comparado consigo mismo:
“En delitos de homicidio doloso, se registra una reducción del 48.1 por ciento en relación con 2011, y de 21.4 por ciento menos que en 2013” en una versión preliminar a la que Ríodoce tuvo acceso antes de la entrega del documento al poder legislativo (realizada el sábado). Y luego menciona también una reducción en el delito de secuestro, en una comparación similar.
Y los números podrían darle para más al gobierno, siempre y cuando solo se compare consigo mismo. En promedio, en los tres años 10 meses se ha venido disminuyendo año con año una quinta parte el número de crímenes, 19.24 por ciento.
El primer año de gobierno se contaron 344 muertes menos, en 2012 fueron 438 menos, el siguiente 260, y este 2014 con respecto al 2013 son 218 menos, con números hasta el mes de octubre en ambos años.
Así, la reducción más significativa, porcentual y absoluta se alcanzó en 2012 con respecto al 2011, registrándose 438 muertes menos, una reducción porcentual del 22.99.
Antes del cambio
Cierto es que el relevo de gobierno en Sinaloa se presenta justamente en la cima criminal en el estado y en todo el país, en el marco de la guerra contra el narco de Felipe Calderón iniciada desde el 2007.
De tal modo que el 2010 Sinaloa era otra vez la segunda entidad de México con más crímenes: 2 mil 250 en un solo año, 187.5 por mes, 6.16 diarios.
Ese 2010, Sinaloa fue el segundo estado con la tasa más alta de homicidios en México con 114.8 —Chihuahua 264.9—. Pero además, entre las más altas del mundo (También el primer año del actual gobierno, Sinaloa mantuvo la segunda tasa de homicidios más alta del país, y por tanto del mundo, otra vez después de Chihuahua).
La tasa en el mundo de homicidios por cada 100 mil habitantes, ese 2010, fue de 6.9, donde el continente con más alta tasa es África con 17.4 y Europa con solo 3.5.
Hasta antes de mayo del 2008, Sinaloa casi se había mantenido al margen de la espiral de violencia exacerbada que cundía en todo México. Con ligeros incrementos año con año, pero mantenía la “normalidad” que el propio Jesús Aguilar Padilla declarara al inicio de su mandato en 2005 y que tantas críticas le acarreó.
Y es que Sinaloa llevaba para entonces casi medio siglo con tasas de homicidios muy por encima de la media nacional, igual que otras zonas como la tierra caliente de Guerrero, Michoacán entero y los vecinos de la Sierra Madre Occidental: Durango y Chihuahua.
Luego surgió el término oficial de “rivalidad delincuencial”, una forma en que la propia autoridad determinaba si los asesinatos estaban relacionados a un ajuste entre las mismas organizaciones. Y ahí Culiacán sí alcanzó el primer lugar, en el periodo 2007-2010, cuando el 97.6 por ciento de los asesinatos fueron atribuidos a la “rivalidad delincuencial”.
Más aun, ese periodo 2007-2010, Sinaloa concentró el 13 por ciento de los asesinatos de todo el país —otra vez después de Chihuahua— y al mismo tiempo estaba entre las entidades con el menor porcentaje de asesinatos resueltos, apenas el 1.7 por ciento. El promedio del país no era muy alto, apenas el 2 por ciento.
Con tantos informes de ese periodo, también se logró un perfil de quiénes era asesinados: principalmente hombres, menores de 40 años, poca escolaridad, solteros o en unión libre.
Los gobernadores
Las 5 mil 403 muertes del actual gobierno casi por cumplir su segundo tercio, le da al mandato de Malova el peor comportamiento en el índice criminal de los últimos cinco gobernadores: Jesús Aguilar, Juan Millán, Renato Vega y Francisco Labastida, comparando en todos los casos el mismo periodo, que son los primeros 3 años y 10 meses. Aun faltando dos años y dos meses para concluir el mandato con Mario López, son ya más asesinatos que los sexenios completos de Labastida, Vega y Millán.
Tomando los promedios de cada gobernador, en todos los casos de los primeros cuatro años de gobierno, igualmente el actual sexenio supera con mucho al resto de los mandatarios: 117.45 asesinatos por mes y 3.91 por día en el periodo 2011-2014.
Aunque el índice de asesinatos no es por sí solo el medidor de la violencia, sí es entre los delitos de alto impacto, el más sobresaliente.
Todos los gobernadores, al final de su historia, resultan en Sinaloa marcados por algún suceso delictivo. A Francisco Labastida lo marcó el día de la captura de Miguel Félix Gallardo, en abril de 1989, cuando su propio director de la Policía Judicial, el de la Municipal de la capital y sus agentes, fueron aprehendidos. O cuando la defensora de Derechos Humanos, Norma Corona, es asesinada.
A Renato Vega, que también queriendo sacudirse las preguntas que le incomodaban sobre los asesinatos dijo que cuál era la sorpresa: Sinaloa no es Disneylandia, diría.
A Juan Millán lo marca claramente el 11 de septiembre de 2004, ya casi por terminar su gobierno, cuando asesinan a Rodolfo Carrillo junto con su esposa, y en la persecución, otra ola de cadáveres hasta sumar 11. Un día después la Policía Ministerial completa se va a salto de mata.
A Jesús Aguilar, la lucha intestina del narcotráfico: Los Beltrán Leyva enfrentados con Joaquín Guzmán e Ismael Zambada. Después de la balacera del 30 de abril de 2008, a Jesús Aguilar Padilla se le desapareció el gobierno.
Mario López Valdez, aun con sucesos delictivos destacados ocurridos en su mandato, es el dato final de asesinatos lo que podría colocarlo en la historia como el sexenio con el más alto número de crímenes, aun cuando es claro que los homicidios no son directamente atribuibles a la acción de gobierno.
Matemáticamente, el gobierno de Malova podría acercarse, sin igualar la cantidad de asesinatos del mandato de Aguilar Padilla, hasta ahora el más alto de la historia.
Para no alcanzar los 6 mil 609 del 2005-2010, tendría que comportarse el índice de homicidios en un promedio hasta ahora no alcanzado en todo el mandato: 46 crímenes por mes.
No es imposible, de 1997 al 2014 que son 214 meses —casi 17 años— se han registrado 63 meses con menos de 46 homicidios, es decir en un 30 por ciento del periodo. Hasta ahora el dato más bajo de asesinatos en el periodo de Malova fue apenas en julio pasado, con 54 casos.