Jaime Sánchez Susarrey
Si usted se encuentra en la informalidad, estos son 13 motivos para que reflexione antes de entrar a la formalidad. No son ningún programa excepcional ni transitorio, son simplemente los obstáculos y trabas que deberá evitar para que su negocio o actividad quiebre.
1. Si usted ingresa a la formalidad, se verá asediado o extorsionado por las autoridades. En primer lugar por las delegaciones, si vive en el Distrito Federal, o por los cabildos, si se encuentra en algún estado de la República. Hay estadísticas que confirman que 7 de cada 10 nuevos pequeños negocios cierran porque son víctimas de la extorsión que causa la excesiva reglamentación.
2. Si usted ingresa a la formalidad, tendrá en teoría acceso a la seguridad social. Pero debe tener en cuenta que el Instituto Mexicano del Seguro Social está prácticamente quebrado, que la atención es nula, o pésima, y que ni siquiera se le surtirán medicinas porque no las hay.
3. Si usted ingresa a la formalidad, no recibirá en materia de seguridad un tratamiento distinto al resto de los contribuyentes cautivos. Estará sujeto, como todos, o peor aún, porque sus ingresos son muy bajos, a la inseguridad y la violencia. Tenga en cuenta que, según el INEGI, la cifra negra de los secuestros alcanza más del 98 por ciento de los delitos cometidos.
4. Si usted ingresa a la formalidad, no gozará de un tratamiento especial frente a la procuración e impartición de justicia. Es más, ubicándose en los niveles más bajos de ingreso, deberá soportar los excesivos abusos policiacos y la corrupción de los ministerios públicos y jueces. Ya se sabe que en México la justicia no es ciega ni barata, y que las cárceles están atestadas de “delincuentes” que cometieron delitos inferiores a 500 pesos.
5. Si usted ingresa a la formalidad, tarde o temprano, deberá contratar con un despacho de contadores para cumplir con la tramitología del pago de impuestos. Lo que incrementará los costos de operación de su pequeña empresa o actividad individual.
6. Si usted ingresa a la formalidad, terminará pagando el 30 por ciento de Impuesto Sobre la Renta, el 16 por ciento de IVA y la totalidad de los Impuestos Especiales, al igual que el resto de los contribuyentes.
7. Si usted ingresa en la formalidad, pero se demora en la declaración mensual o, simplemente, se le complica el pago por la mala situación económica, el Servicio (nótese bien: ¡Servicio!) de Administración Tributaria lo tendrá inventariado y podrá auditarlo y sancionarlo en cualquier momento.
8. Si usted ingresa a la formalidad, no tendrá derecho a preguntar o averiguar por el destino de sus impuestos. Será usted ninguneado como los contribuyentes que solicitaron información sobre la condonación que se hizo a gobiernos estatales y municipales, por haber retenido y no entregado al SAT el Impuesto Sobre la Renta (ISR) de sus trabajadores.
9. Si usted ingresa a la formalidad, no sólo no tendrá derecho a saber el monto y destino de los impuestos condonados a estados y municipios, sino que será sancionado, incluso penalmente, por incurrir en una práctica semejante.
10. Si usted ingresa a la formalidad, no tendrá un tratamiento especial para que sus hijos vayan a una escuela pública con profesores calificados y dedicados ciento por ciento a la docencia. Sus hijos ingresarán, como los del resto de los contribuyentes cautivos, a escuelas con pésimo mantenimiento y maestros que apenas saben escribir o multiplicar. Pero, además, si tiene la mala fortuna de habitar en Oaxaca, Guerrero o Michoacán quedarán bajo la tutela de la CNTE.
11. Si usted ingresa a la formalidad, no deberá esperar que las carreteras y calles estén bien pavimentadas ni que las banquetas sean mantenidas y conservadas, para no hablar del funcionamiento del Metro o del Transporte Público. Todo seguirá siendo tal como es. Y, por cierto, no se le ocurra esperar que los escándalos de la Línea 12 del Metro, en la Ciudad de México, sean esclarecidos.
12. Si usted ingresa a la formalidad, no debe esperar que el gasto público sea eficiente y transparente. Debe usted armarse de paciencia, como el resto de los contribuyentes, y entender que el Estado apenas puede auditar el 1 por ciento del presupuesto federal, que ascenderá en 2015 a 4.6 billones de pesos. Por lo demás, debe asumir que los “moches” y los sobreprecios en las obras públicas no son hechos aislados, sino una práctica universal que en México es, además, folclórica.
13. Así que piense bien antes de decidir entrar al paraíso de la formalidad. Porque la clase política está para servirse, no para servirlo.
TWITTER @sanchezsusarrey
Publicado el 13 de septiembre de 2014 en REFORMA.COM