* Música gótica, esquizofrenia, paranoia, sangre y piel en la atmósfera de la novela de Karla Zárate; el sufrimiento de las familias de las víctimas y su entorno en el texto de Geney Beltrán Félix
Pachuca de Soto, Hgo., a 27 de agosto de 2014
“La literatura nos expone y nos exhibe. Cuando investigaba sobre esquizofrenia y me encontré con que una señal puede ser repetir líneas de canciones o escucharlas mentalmente, me preocupé”. Y es que la novela de Karla Zárate, que refiere una suerte de viaje al interior de dos mentes codependientes muy enfermas, también tiene como sustrato la música y, de un modo más especial, el punk gótico que obsesiona a su personaje protagónico masculino, música que también es una de las obsesiones recurrentes de la autora, según su propia confesión.
Así, finalmente llegó la hora en que Karla Zárate presentó al público de la FUL 2014 su primera novela, “Rimel”, editada bajo el sello de Suma de letras. Aposentada en el pabellón “Margarita Michelena”, para la presentación de su libro y acompañada por el presidente de la Feria Marco Antonio Alfaro, Karla habló de su novela como quien habla de un hijo que pone en evidencia todo lo que se oculta en el seno de una familia.
La autora, rubia, espigada, peinada con un chongo señorial e impecablemente vestida con un traje sastre de diseñador, quien dista mucho del estereotipo de la escritora de historias sangrientas y perversas o de la fan típica del rock gótico, pues parece más bien modelo de Vogue, señaló que los críticos han calificado a su libro como un thriller psicológico en el que hay mucha sangre y mucha piel.
La novela va desgranando como no existe nada más difícil en este mundo que la relaciones humanas y revela a dos personajes, uno femenino y otro masculino, hermanos, que preferían estar juntos y excluían a sus otros hermanos, a sus padres y a todos los demás de su entorno y que al paso de los años la relación entre ellos se hace más inquietante y enfermiza, persecutoria y obsesiva.
La primera parte está escrita desde el punto de vista de Lisa, cuyo oficio es poner pestañas postizas y la segunda desde la perspectiva de Kinn, el hermano, el cirujano plástico obsesionado con la belleza y la piel. Ese tratamiento de la perspectiva o punto de vista del narrador interior, a la vez personaje, significó para la autora un desafío como escritora.
La historia que construyó Zárate surgió en un taller literario en el que a Karla le encomendaron hacer un ejercicio en el que el personaje tuviera un oficio extravagante o raro. Así surge Lisa, y su oficio de poner pestañas postizas. Este personaje es una mujer ensimismada, muy introvertida que escucha música con los audífonos conectados todo el tiempo para aislarse del mundo.
A fin de cuentas, la novela se divide en dos partes que cuentan la misma historia pero desde el punto de vista de cada uno de los personajes. La primera parte la cuenta Lisa y la segunda Kinn, el hermano obsesionado con la belleza y con meterse en el cuerpo y en la psique de sus pacientes.
Los hermanos van creando un mundo que sólo pertenece a ellos dos, a grado tal que crean una criptolengua para poder hablar entre ellos cuando hay más gente. “Lisa, por ejemplo, quiere estar tan dentro de su hermano y que él haga lo mismo con ella, que Kinn le responde que sólo lo podría hacer si la desollara y ella le dice: ‘desóllame’. Para configurar a los personaje y su fluir psíquico escogí hablar de la música que los personajes traen en la cabeza”, apuntó a autora.
“La música revela la personalidad”, agregó Marco Antonio Alfaro. “Esta novela tiene una carga de erotismo y sugiere un incesto, respondió Zárate, y así como se descubrió que hay personas con ADN doble, que posee doble información genética, pue pasa igual con la mente, como bipolaridad, esquizofrenia, etc. Investigué mucho sobre música, padecimientos mentales, ya dije cómo los esquizofrénicos repiten frases de canciones, por ejemplo. Y me involucré en indagar sobre el tema de los dobles, siameses y gemelos. Así fue el proceso, intenso e interrogador”.
A Karla le gusta mucho la parte de Kinn. Lisa le cae mal, por obsesiva detrás de Kinn. Le suena cursi. “Al final, cuando investigas tanto y ves esas historias te das cuenta que a ti no te ha pasado nada”, culminó la glamorosa Karla.
En el marco de la 27 Feria Universitaria del Libro que organización la UAEH y su Patronato, fue presentada la novela “Cualquier Cadáver” de Geney Beltrán Félix, contextualizada en un México extremo, año 2005, donde un político de izquierdas es acusado de un delito que le impide llegar al poder en las siguientes elecciones presidenciales.
El autor nos habla de un país donde impera la impunidad y no existe la libertad de expresión, volviendo así, vulnerable a cualquier medio de comunicación; refleja un mundo mezclado entre la realidad y la ficción, la otra cara de la violencia, lo que ocurre en la vida de las personas allegadas y cercanas a la víctimas de la violencia.
“Una novela como esta puede proceder en el ámbito de la sensibilidad y emotividad de los lectores para presentarles la otra cara de la violencia, qué es lo que ocurre en el plano de las víctimas y de las personas cercanas a ellas, las secuelas que les deja el sobrevivir a un hecho violento y cómo esto afecta sus vidas, es decir, lo que no registran los medios de comunicación y que la sociedad no sabe cómo enfrentar o como brindar un apoyo”, señaló el también premio Mazatlán de Literatura 2014, durante la presentación de su libro, como parte de las actividades de la 27 Feria Universitaria del Libro de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
“Cualquier Cadáver”, editada por Ediciones Cal y Arena, narra la historia de “Emarvi”, un padre al que le es secuestrado su hijo de siete años y cómo este vive y afronta este suceso. La novela está sustentada en algunos hechos reales que el propio autor investigó y conoció de fondo con lo que logra brindar al lector, en 229 páginas, una narrativa amena con la que se explora en las cavidades más incómodas de la realidad humana.
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