Rabinos ultraortodoxos, y en particular la máxima autoridad ortodoxa del lugar, Shmuel Rabinowitz, rechazaron en su momento la decisión del juez Larry-Bavly, al entender que contravenía la normativa para la Protección de los Lugares Sagrados de los Judíos, que data de 1981 y que prohíbe la celebración de ceremonias religiosas que “no sean acordes con la tradición local”, en referencia a la ortodoxia predominante en el lugar sagrado, o “puedan herir la sensibilidad de los fieles”.
De hecho, Rabinowitz ha declarado su intención de acudir a la Fiscalía General para “examinar las consecuencias del dictamen y sus implicaciones”, frente a alegría demostrada por Mujeres del Muro cuya presidenta, Anat Hoffman, ha tachado la sentencia de “acto de liberación para todo el pueblo judío”, en declaraciones al ‘Jerusalem Post’.
“Es un momento de importancia crítica para reclamar el judaísmo, redefinir nuestros valores y reclamar el muro. Hemos conseguido algo importante para la sociedad israelí y para el mundo judío entero”, añadió Hoffman, que cuenta con desde hace años con la ayuda de miembros del Parlamento para redactar una legislación que permita la libre oración para las mujeres, una iniciativa que, gracias a la sentencia, puede ser ya innecesaria.