ADN/Por el Ocio.- No es nuestra regla destacar los estrenos de películas en otros países y menos al otro lado del océano. Sin embargo, a veces las excepciones son necesarias, en especial cuando tocan una parte sensible de la historia de los pueblos, por lo general las más trágicas, que son las que conmueven, las que causan controversias.
La película y la masacre de la plaza de las Tres Culturas
Es por esto que dedicamos el presente post a uno de los estrenos de cine más esperados en México: “Tlatelolco, verano del 68”, película que narra la trágica jornada ocurrida en ese país el 2 de octubre de 1968 cuando cerca de 50.000 estudiantes se congregaron en la plaza de las Tres Culturas para una protesta pacífica. En la ocasión, las fuerzas del Ejército emboscaron a los jóvenes, abrieron fuego y acribillaron a 400 de ellos.
Dirigida por Carlos Bolado (Colosio, el asesinato; Estado de gracia), no sólo revive la noche de Tlatelolco, sino que remonta al espectador algunos meses antes de los trágicos sucesos con el fin de mostrar el origen del conflicto. Es ahí cuando la obsesión por los detalles del director se desborda de la pantalla: la precisión en el vestuario, la dirección de arte, la simbología y la preocupación por el lenguaje de aquellos años, logra que la película transporte a quien la ve a ese trágico verano de 1968, al México convulso gobernado con mano de hierro por Gustavo Díaz Ordaz.
Con todo, la trama está lejos de centrarse en los protagonistas histórico-políticos del momento. El hilo conductor es la historia de amor entre Félix, un joven recién llegado de una localidad llamada Chilpancingo que estudia en la UNAM, y Ana María, una niña que vive en el Pedregal y va a la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México. El conflicto es obvio, casi de telenovela, pero funciona al brindar una perspectiva diferente: la de dos personas cuya vida –de repente y por capricho del destino– se ve trastornada por un acontecimiento que los sobrepasa y del que terminan siendo parte por casualidad.
Aunque critica duramente al gobierno y a la sociedad que permitió que se criminalizara a sus estudiantes con el cuento de que eran una banda de comunistas que querían echar a perder las Olimpiadas que se año se organizaron en México, “Tlatelolco Verano del 68” no es el tipo de cinta que busca una nueva teoría ni desvelar ningún secreto bien guardado. Cumple con darnos un muy oportuno vistazo al pasado de aquel país norteamericano.