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Renuncia juez en Aguascalientes; reaparecen señalamientos de nepotismo en su nombramiento

La renuncia irrevocable del juez de Control y Juicio Oral Penal Claudio Azul Bañuelos Jurado no sólo sacudió al Poder Judicial de Aguascalientes, sino que revivió los cuestionamientos que lo acompañaron desde su llegada al cargo.

En el escrito presentado ante el Congreso del Estado, el ahora exjuez afirma que motivos personales le impiden continuar ejerciendo funciones jurisdiccionales bajo los principios exigidos constitucionalmente, una expresión inusual que ha generado inquietud entre abogados y operadores del sistema penal.

Desde su designación, Bañuelos Jurado fue identificado como uno de los jueces más jóvenes del país, situación que provocó críticas dentro del foro local por la falta de experiencia para conducir audiencias de alto impacto.

A ello se sumó un elemento que nunca fue desmentido ni aclarado oficialmente: su entorno familiar.
El ahora exjuez es hijo de Claudio Jairo Bañuelos, periodista y corresponsal del diario La Jornada, y de Angélica Jurado, quien se desempeñó como jefa de prensa del exgobernador Martín Orozco y exsenadora por el Partido Acción Nacional (PAN).

Estas relaciones alimentaron señalamientos persistentes de presunto nepotismo y tráfico de influencias, en un estado donde el Poder Judicial ha sido históricamente permeado por acuerdos políticos. Pese a ello, no existe registro público de que el Consejo de la Judicatura haya transparentado el proceso de evaluación que justificó su nombramiento.

La forma de su salida también resulta reveladora: la renuncia fue dirigida directamente al Congreso del Estado, y no al órgano interno de administración judicial, lo que abre dudas sobre posibles presiones externas o conflictos internos.

Hasta ahora, ninguna autoridad ha explicado las razones de fondo de la dimisión ni ha informado si existían quejas, procedimientos disciplinarios o inconformidades formales relacionadas con el desempeño del juez.

La renuncia de Bañuelos Jurado deja al descubierto un problema estructural: un Poder Judicial que nombra sin explicar y acepta renuncias sin rendir cuentas, mientras la justicia queda atrapada entre apellidos, influencias y silencios.

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