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Villas de Nuestra Señora de la Asunción. Foto: Cuauhtémoc Villegas Durán/Objetivo7fotógrafos.

El nuevo municipio que Aguascalientes ya no puede contener

Por Cuauhtémoc Villegas Durán

Aguascalientes.— Desde lo alto, Villas de Nuestra Señora de la Asunción y La Ribera se extienden como una marea de casas grises que parecen tocar el horizonte. Bajo un cielo de tormenta, la periferia del poniente brilla con miles de luces, como si fuera otra ciudad. Y en los hechos, lo es.

Este jueves, la gobernadora Tere Jiménez confirmó que la posibilidad de crear un nuevo municipio en esta zona será analizada en el Congreso del Estado. Reconoció que el crecimiento de la capital ha sido tan acelerado que ya resulta difícil atender a colonias enteras que viven en la orilla del desarrollo.

“Es un tema que debe revisarse con responsabilidad, pensando en la gente y en la eficiencia de los servicios públicos”, dijo la mandataria, al referirse a la demanda ciudadana que ha cobrado fuerza en los últimos meses.

Las colonias Villas de Nuestra Señora de la Asunción, La Ribera, Morelos y Cumbres concentran a más de 150 mil habitantes, una población superior a la de municipios completos como San José de Gracia o Calvillo hace apenas dos décadas. Son zonas con escuelas, centros de salud y transporte, pero con altos índices de desempleo e inseguridad. Se dice que tansólo Villas son 400 mil personas.

La propuesta busca darles autonomía administrativa y presupuestal, ante el rezago que sufren por la centralización de la capital. Sin embargo, en los pasillos políticos persisten los temores: algunos diputados advierten que crear un nuevo municipio podría fragmentar recursos y estructuras, mientras que otros ven una oportunidad para reordenar el crecimiento urbano y acercar el gobierno a la gente.

Desde la cámara del celular, la imagen de Villas al atardecer —una ciudad interminable bajo la sombra del cielo morado— resume la paradoja: Aguascalientes presume orden, pero crece sin equilibrio.

El debate apenas comienza, pero en las calles de la periferia ya se siente que el cambio es necesario. “Aquí no falta escuela, falta trabajo”, dicen los vecinos. Y entre tanto, la capital se estira, buscando contener lo incontenible: su propia expansión.