‘Nuestro trabajo es dejar testimonio de lo que vivimos’: Pedro Valtierra

El artista de la lente afirmó que, si volviera a nacer, volvería a ser fotoperiodista.
Por más de cinco décadas, Pedro Valtierra ha sido uno de los grandes testigos visuales del país y de América Latina. Con su cámara ha retratado guerras, migraciones, pueblos, presidentes y calles.
Ahora su mirada regresó a Culiacán en forma de exposición, una ciudad que conoce desde su juventud. Aquí tiene recuerdos y hermandad con otros colegas.
Valtierra es un defensor de su oficio. Es editor, curador, fundador de medios y gestor cultural. No tiene duda en afirmar: “Si volviera a nacer, volvería a ser fotoperiodista”.
“La fotografía para mí significa mucho, soy un reportero de calle, y si volviera a nacer, volvería a ser fotoperiodista, no hay cosa más hermosa, oficio más hermoso que el periodismo, que la foto”, dijo.
“Tengo más de 200 mil fotografías, este es mi oficio, mi vida. Me revitaliza. Yo quiero seguir tomando fotos. Tal vez no de violencia, ya cubrí muchos conflictos, pero sí quiero seguir haciendo trabajo. Me apasiona”.
El periodismo, señaló que es un espejo de la sociedad, ya sea con pluma o cámara, no es elegir solo los temas cómodos, sino retratar lo que sucede, lo que duele, lo que incomoda”.
No considera que se deba arriesgar la vida por una buena foto, pero sí que se debe seguir registrando lo que ocurre.
“El periodismo no es la causa de la violencia. Nosotros no provocamos nada, sólo retratamos lo que está pasando y pese a que se piense que las fotos y los textos son un estímulo a que sigan las actividades ilícitas, no es así”, detalló.
“Ante el conflicto de inseguridad que vive en Sinaloa, el fotógrafo tiene que hacer su chamba y el reportero la suya: narrar la historia y visibilizar lo que pasa en su entidad, pero con mucho cuidado y nunca dejar de seguir registrando los hechos”.
Periodismo de resistencia
Valtierra es consciente de que México es un país donde muchos periodistas han sido asesinados, donde cubrir ciertas historias implica riesgos graves, pero debe permanecer el compromiso con los lectores y la memoria.
“Nuestro trabajo es dejar testimonio de lo que vivimos”, señaló.
Y aunque sus fotografías han sido reconocidas en múltiples espacios, no olvida lo que fue abrirse camino. Recordó, por ejemplo, una exposición que realizó en 1983, cuando el Consejo Mexicano de Fotografía le dio la oportunidad de mostrar un trabajo fotoperiodístico en la Casa de la Fotografía. Eran imágenes sobre Guatemala: los refugiados, los conflictos armados, las guerrillas.
“Yo mismo imprimí esas fotos. Lo más curioso es que se quedaron guardadas 42 años. Hoy, el Centro de la Imagen las rescató. Esas fotos vuelven a verse después de cuatro décadas. Verlas colgadas así, después de tanto tiempo, te da otra sensación”, apuntó.
Aunque sus fotos han estado en periódicos, libros y exposiciones, Valtierra sigue creyendo en la fuerza de la imagen colgada en la pared.
“La pantalla no lo es todo. Ver una foto en grande, frente a ti, cambia el significado.”

A pesar de los años, sigue fotografiando, tal vez ya no con la misma intensidad, pero aseguró que lo hace con la misma pasión.
Hoy vive en la Ciudad de México, aunque regresa seguido a Zacatecas, su tierra natal. Allá, en su honor, existe una fototeca con su nombre. Orienta a jóvenes en el oficio, enseñándoles a mirar. No con regaños, sino con consejos.
“Muchas veces no se dan cuenta de que tienen frente a ellos a personajes importantes, historias potentes. Hay que aprender a ver. Yo vengo de la prehistoria. Cuando empecé, los dinosaurios todavía pastaban”.
“Mandar una (foto) desde Nicaragua tomaba 15 minutos. Hoy el teléfono las manda antes de que pasen los hechos. Pero el teléfono no hace la foto, como la pluma no hace la nota. Hay alguien detrás, con ojo y con intención”.
Defendió a los nuevos fotógrafos y los avances tecnológicos, aunque una buena foto nace del ojo, no del aparato. Recordó que el escritor Gabriel García Márquez no escribió Cien años de soledad en una computadora de lujo. Lo escribió a mano. La herramienta no hace el talento.
Su vida ligada a Sinaloa
A sus más de 70 años, Pedro Valtierra no se detiene. Y sigue caminando, cámara en mano, con el ojo alerta, aún así hay escenas que le hubiera gustado captar, entre ellas una relacionada con Sinaloa.
“Hace muchos años yo venía a pescar a Altata con unos amigos, cuando ese lugar era solo un ranchito y nunca tomé una foto, ¿cómo no lo hice?, también me hubiera gustado ir a documentar a las mujeres kurdas que pelean contra ISIS, mujeres valientes. Me siguen interesando ese tipo de historias”, señaló.
“Me apasiona la fotografía, me apasiona la vida, me apasionan las historias. Y siempre he tratado de hacer este trabajo con respeto”.
Valtierra a veces bromea con que durante todos estos años ha intentado robarles el alma a las personas, pero aseguró que siempre ha sido con cariño, curiosidad, con esa necesidad de entender lo que están viviendo.
Artículo publicado el 19 de octubre de 2025 en el suplemento cultural Barco de Papel.
