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Abuso sexual del clero

Perdido en la Ciudad de México: abuso estilo ortodoxo

John Metsopoulos vino a la Ciudad de México a encontrar a Dios con la ayuda de su obispo ortodoxo. Encontró abuso y bancarrota.

El ahora finado metropolitano Atenágoras Aneste preside una ceremonia en la catedral de Santa Sofía en la Ciudad de México, 2022. De la cuenta de Facebook de la catedral.

Su caso, como muchos otros del clero ortodoxo y de otras iglesias, demuestra los efectos de largo plazo del abuso en las víctimas.

A pesar de casos como el de Metsopoulos, el patriarca ortodoxo Bartolomé, patriarca de Constantinopla, recientemente recibió el prestigioso Premio Templeton.

Los Ángeles Press/Rodolfo Soriano-Núñez

El caso de esta semana es sobre el abuso financiero y el acoso sexual de una víctima inusual. Tan inusual que podría haber sido el protagonista de una novela escrita por notables exiliados estadunidenses en la Ciudad de México del siglo XX, alguien como William S. Burroughs, atraído por la relativa libertad del país, pero confrontado con las consecuencias de lo que se esconde tras dicha libertad.

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John Metsopoulos, un antiguo diputado local de Connecticut, ofrece la materia prima para una novela así. Cuando llegó en 2017, ya había decidido abandonar, de más de 50 años, una carrera relativamente exitosa en la política local. Cinco veces diputado estatal, ganó siete de las ocho elecciones en las que participó (contenido en inglés).

Su caso llegó a Los Ángeles Press tras publicar el texto sobre la entrevista del papa León XIV con Crux hace dos semanas, enlazado después de este párrafo, el cual confirmó la naturaleza global de la crisis de abuso sexual del clero y provocó dos reacciones distintas en nuestros lectores globales.

Los documentos enviados por la doctora Hermina Nedelescu revelaron el profundo y universal daño del abuso en entornos religiosos, una crisis verdaderamente global que afecta a todas las denominaciones: entre los sobrevivientes de violencia sexual por parte del clero en la esfera ortodoxa oriental, el 95 por ciento desarrolla trastorno de estrés postraumático (TEPT) y todas sufren ideación suicida.

La otra reacción provino de un lector argentino, quien compartió información sobre el Instituto del Verbo Encarnado, una orden creada por Carlos Miguel Buela, el Marcial Maciel argentino, que ya ha sido sujeto de entregas previas. A medida que se disponga de más información, el caso se presentará en esta serie.

John Metsopoulos llegó a la Ciudad de México en 2017 a instancias del ahora finado obispo ortodoxo Atenágoras Aneste. Un obituario en inglés está disponible aquí y un texto que da cuenta de su muerte se publicó el 7 de julio de 2025 por Hellenic News en inglés aquí.

Aneste era el metropolitano griego de México, Centroamérica y el Caribe, equivalente a un arzobispo en la Iglesia Católica. El nombramiento lo hizo Bartolomé, patriarca de Constantinopla, primero como obispo de Panamá en 1997, a cargo de un territorio similar a lo que ahora se conoce como la Metrópolis de México (véase el mapa a continuación).

Mapa. Metrópolis de México de la Iglesia Ortodoxa Griega en México.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la entidad religiosa.

Cuando Aneste le pidió a Metsopoulos que abandonara su vida relativamente segura en el próspero Connecticut, no pedía un monaguillo o un asistente de oficina. Reclutaba a un político con experiencia, con algún patrimonio, que le ayudara a expandir a la Iglesia Ortodoxa Oriental en el vasto territorio a su cargo.

Abuso calculado

La solicitud y la relación general entre ambos varones adultos se basaron en un abuso calculado de la confianza espiritual: Aneste, a quien Metsopoulos consideraba amigo, padre, mentor y líder espiritual, usó su autoridad para aislarlo, explotarlo y controlarlo.

La explotación incluyó múltiples insinuaciones sexuales, además de un continuo abuso psicológico, que incluía el humillarlo frente a grupos, así como apropiarse de sus recursos. Aneste logró esto persuadiendo a Metsopoulos de liquidar sus bienes en Estados Unidos para financiar el ministerio. Una vez que Aneste tomó el control de sus ahorros, se negó a pagarle a Metsopoulos y lo sometió a una suerte de secuestro o encarcelamiento en la Ciudad de México e impidiéndole salir.

El abuso culminó cuando Aneste lo echó a las calles de la capital de México, según el relato de Metsopoulos, sin recursos. Finalmente, el exrepresentante estatal quedó abandonado y, en sus palabras, “apenas pudo sobrevivir”, en Nicaragua, parte del del territorio religioso a cargo de Aneste.

Atenágoras Aneste en la sacristía de la catedral de Santa Sofía en la Ciudad de México, 2022. Redes sociales de la catedral de Santa Sofía.

Hasta febrero de 2024, hubo llamados para apoyar el regreso de Metsopoulos a Connecticut desde Nicaragua por medio de una campaña de GoFundMe, como prueba este mensaje publicado en Facebook.

La explotación financiera de John Metsopoulos es un síntoma de la fragilidad que enfrentan los fieles de una organización religiosa cuando se relacionan con sus líderes.

Para comprender plenamente la naturaleza del abuso y por qué el obispo Aneste trajo a un expolítico como Metsopoulos a la Ciudad de México, es necesario considerar casos similares en otras organizaciones religiosas, pero también las dudosas afirmaciones de la Iglesia Ortodoxa Oriental sobre su propia membresía en México y otros países de América Latina.

El caso de Metsopoulos es del todo similar a los de las viudas a quienes Marcial Maciel cautivó, sedujo y explotó financieramente en México y Estados Unidos para expandir su orden y financiar su estilo de vida. En ese sentido, el abuso de Aneste a un miembro de su congregación es un ejemplo perfecto del poder de clérigos capaces de destruir incluso a adultos maduros, bien adaptados y de alto estatus.

Historias de la diáspora

El abuso de Metsopoulos emergió en 2022, cuando vivía en condiciones precarias en Nicaragua, como se informa este de SNAP, la Red de Sobrevivientes de Abusos de Sacerdotes (contenido en inglés).

Para 2024, cuando se supo de este caso, el patriarca Bartolomé transfirió a Aneste a una diócesis “histórica”, similar a las que reciben los obispos auxiliares y nuncios de la Iglesia Católica como título, por protocolo, pero sin una diócesis real asociada al nombramiento. En su caso, fue la de Vize.

Aunque existe un municipio con ese nombre en la Turquía contemporánea, la ortodoxia cristiana es minoritaria y no existe una diócesis ortodoxa funcional allí.

A diferencia de Estados Unidos y Canadá, donde comunidades relativamente grandes de fieles ortodoxos pueden sostener diásporas locales vibrantes como la Pequeña Atenas en Astoria, Nueva York, donde actúan como un bloque político poderoso en la política de la ciudad de Nueva York, en América Latina sus comunidades son más pequeñas y su influencia política mucho más limitada. Su poder en Astoria, un barrio de Queens, Nueva York, es tal que, este sábado, The National Herald, un diario griego con una edición en inglés, publica un texto sobre un conflicto actualmente en curso en la parroquia de San Demetrio ahí.

Este contexto político y financiero de las comunidades de la diáspora griega en Estados Unidos es marcadamente diferente de la realidad de esta organización religiosa en América Latina. En México, se requiere cierta experiencia y conocimiento de los censos nacionales para comprender que no existe una categoría única para la Iglesia Ortodoxa Oriental en el censo mexicano.

Al, centro, con un báculo, Atenágoras Aneste, entonces metropolitano de México, en una foto con su equipo, afuera de la catedral de Santa Sofía, Ciudad de México, 2017. De la cuenta de redes sociales de la Catedral de Santa Sofía.

Quienes se identifican como ortodoxos, se agrupan en la categoría “Otras religiones o movimientos religiosos”, donde un total de 9,094 mexicanos o residentes en México decidieron identificarse como cristianos ortodoxos en 2020, como se puede ver en la página dedicada a Religión del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.

A modo de comparación, la Iglesia de la Luz del Mundo tiene su propia categoría en el censo y en 2020 se reportaron 190,000 miembros a escala nacional.

El artículo de Hellenic News sobre la muerte de Aneste, según las fuentes consultadas por ese medio, indica que la diócesis ortodoxa o metrópoli ortodoxa de México cuenta con 450,000 feligreses, con 58 clérigos nativos en una entidad que incluye, además de México, a Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela, como se muestra en el mapa que acompaña a este texto.

Incluso si se asignara la categoría completa de “Otras religiones o movimientos religiosos” en México a la Iglesia Ortodoxa Oriental, con sus nueve mil miembros, quedaría un vacío de 440 mil fieles ortodoxos de los otros 13 países de la región para cumplir con los datos de membresía publicados por Hellenic News.

Para ello, la metrópoli ortodoxa de México requeriría entre 32 mil y 34 mil fieles en cada uno de los otros 13 países del territorio, cifras que parecen difíciles de alcanzar para la Iglesia Ortodoxa Oriental, cuyo crecimiento depende principalmente de la migración desde sus países de origen en Europa y Oriente Medio, y del crecimiento natural de sus poblaciones locales, sin programas misioneros como los de los llamados mormones.

Es inevitable preguntarse si el abuso de Metsopoulos no es consecuencia de un intento de mantener la apariencia de un grupo más numeroso en Latinoamérica para obtener donaciones de las comunidades ortodoxas orientales estadounidenses, como la de Chicago, donde nació Aneste en 1941.

Debe señalarse, sin embargo, que la población total de ortodoxos en México, el país para el que hay más información sobre afiliación religiosa en la región que integra la metrópoli de México, no está toda afiliada a esa entidad.

Vladimir Putin y Cirilo, patriarca de Moscú, durante la ceremonia en que el líder ruso recibió la Orden de San Andrés Apóstol el Primer Llamado, 2021. Wikimedia.

Como reflejo de la alta dispersión del campo ortodoxo en todo el mundo, en México están presentes la ya referida Metrópoli Ortodoxa de México (contenido en inglés o parcialmente en español aquí). Esta es la que presidió Aneste de 1996 a 2024 y es cercana a la Arquidiócesis Griega Ortodoxa de Estados Unidos (contenido en inglés).

Existe, sin embargo, una entidad separada, cercana al Patriarcado de Moscú o Iglesia Ortodoxa Rusa, también llamada diócesis de México que, como su contraparte griega, es cercana a una rama de la ortodoxia que opera desde Estados Unidos, la Iglesia Ortodoxa en América. Esa rama de la ortodoxia cristiana depende del patriarcado de Moscú aunque mantiene la formalidad de una relación cordial con el de Constantinopla.

La diferencia no es menor, y menos con la guerra en curso en Ucrania. Cirilo, el patriarca de Moscú se niega a reconocer la autonomía de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, mientras que Bartolomé apoya la posición de esa iglesia en el tema, como lo hace con otras comunidades ortodoxas en países de Europa oriental.

Volodimir Zelensky, presidente de Ucrania, durante un encuentro con el patriarca de Constantinopla Bartolomé en sus oficinas en Turquía, 2023. Fotografía del gobierno de Ucrania.

Sería imposible detallar las diferencias, pero el censo mexicano, no distingue entre los que se identifican a sí mismos como ortodoxos alineados con Moscú o con Constantinopla.

De ahí se desprende un riesgo adicional. Dado lo pequeñas y unidas que son estas comunidades, y la extrema influencia que un obispo como Aneste puede ejercer sobre sus miembros, no hay necesidad real de los habituales juegos de poder político en los abusos sexuales del clero en las grandes organizaciones religiosas. El prestigio asociado a la figura del obispo facilita el abuso.

Silencio deliberado

Los documentos recibidos se centran en la prolongada inacción y el silencio deliberado del patriarca Bartolomé sobre las consecuencias del abuso sexual del clero en la Iglesia Ortodoxa Oriental. La información ofrece datos detallados sobre tres casos y un conjunto creciente, pero sólido, de conocimiento sobre los efectos del abuso, basado en información de otros casos en esa denominación.

Los tres casos compartidos por la doctora Nedelescu son sorprendentemente similares a los que se encuentran en las iglesias Católica, Anglicana, Bautista, y de la Luz del Mundo a escala global, algunas de las cuales han sido objeto de entregas de esta serie en los últimos dos años.

La doctora Hermina Nedelescu, científica y defensora de los derechsos de los sobrevivientes de abuso sexual a manos del clero de la Iglesia Ortodoxa Oriental, agosto 2025. De sus redes sociales.

Si se profundiza en la comparación, existen similitudes con los patrones observados en las comunidades budistas de Tailandia, las sinagogas de Israel, Estados Unidos y Canadá, y en las comunidades musulmanas de todo el mundo.

También prueban que el abuso no es un hecho traumático aislado. Deja una huella dolorosa en quienes lo sufren, sus familiares y las comunidades donde ocurre.

Nedelescu da cuenta de las muy altas tasas de trastorno post-traumático e ideación suicida resultan de un esfuerzo minucioso para documentar el efecto del abuso en las víctimas y ayudarlas a convertirse en sobrevivientes.

Nedelescu es científica del Laboratorio Weiss del Instituto de Investigación Scripps en La Jolla, California. Participa en nuevos aspectos del diálogo ciencia-teología y aborda, entre otros temas, las consecuencias de la crisis de abuso sexual por parte del clero en la tradición religiosa que conoce mejor gracias a sus familiares y raíces rumanas.

Se puede encontrar un relato de su experiencia en una mesa redonda, cuya transcripción completa está disponible aquí en inglés, donde ofrece detalles conmovedores sobre la renuencia de la Iglesia Ortodoxa Griega de América, una de las iglesias que integran la Iglesia Ortodoxa Oriental, a cooperar para abordar las consecuencias del abuso sexual.

En ese sentido, su trabajo con víctimas de la Iglesia Ortodoxa Oriental forma parte de un amplio proyecto de investigación que busca documentar los efectos del abuso y encontrar una salida al dolor y el trauma que viven los sobrevivientes.

La interpretación de Nedelescu del caso de Metsopoulos es relevante, ya que identifica claramente una compleja estructura de autoridad administrativa, religiosa e incluso étnica que permite la existencia de facilitadores como el patriarca Bartolomé, es decir “una persona que tiene el poder de prevenir el daño, pero decide no actuar”, siguiendo una definición desarrollada originalmente por el jurista Amos N. Guiora (contenido en inglés).

Además, como suele ocurrir en otras organizaciones religiosas, el patriarca Bartolomé y la jerarquía a su mando no aceptan la responsabilidad por los abusos sexuales cometidos por el clero, incluida la pedofilia, a pesar de los reiterados llamados de las víctimas, sus familiares y sus defensores para que reconozcan la gravedad del problema. Como demuestra la doctora Nedelescu, no ha habido una respuesta efectiva a los numerosos casos que se le han presentado.

Alcance del daño

Y, como también ocurre en otras organizaciones religiosas, a pesar de que la jerarquía es consciente del alcance del daño ya causado y del riesgo que representan las acusaciones de abuso sexual por parte del clero, optan por mantener en el ministerio a clérigos con acusaciones creíbles de abuso, gracias a la ayuda de la amplia estructura global de la Iglesia Ortodoxa Oriental y sus comunidades de migrantes en todo el mundo bajo el liderazgo del patriarca.

Al documentar casos como el de Metsopoulos, Nedelescu prueba que los numerosos fracasos personales e institucionales configuran un problema actual, no histórico, donde la violencia sexualizada tiene consecuencias duraderas y devastadoras.

Al centro, frente a un micrófono, el patriarca Bartolomé preside una ceremonia en la catedral ortodoxa de Creta, 2016. Fotografía de Dimitros Panagos @ www.flickr.com/photos/142692494@N04/27772292675.

Otro aspecto de los señalamientos de Nedelescu al patriarca Bartolomé como facilitador incluye una robusta crítica al intento del jerarca de desviar el debate del abuso sexual del clero hacia su preocupación por la contaminación ambiental.

En ese sentido, Nedelescu y sus colegas intentaron advertir a las entidades que patrocinan el prestigioso Premio Templeton que no le otorgaran al patriarca Bartolomé esa distinción. La comunicación más reciente en ese sentido fue el 24 de septiembre de este año.

El Premio Templeton es un prestigioso galardón que otorga a sus galardonados cada año una suma global superior a la del Premio Nobel, cerca de 1.4 millones de dólares. Sir John Templeton promovió y creó el premio en 1972 para honrar a “personas que han hecho contribuciones excepcionales para afirmar la dimensión espiritual de la vida, a menudo explorando las intersecciones de la ciencia y la religión para avanzar en la comprensión del propósito humano y nuestro lugar en el universo”.

Antes del patriarca Bartolomé es posible encontrar los nombres de la madre Teresa de Calcuta, el obispo anglicano de Sudáfrica Desmond Tutu y el Dalai Lama, además de científicos como la recientemente fallecida Jeanne Goodall, filósofos como Alvin Platinga y estadistas como el rey Abdullah II de Jordania. La lista completa está disponible en inglés en el sitio web del Premio.

Sistemas facilitadores

En ese sentido, para los sobrevivientes de la Iglesia Ortodoxa Oriental, sus familiares y defensores, era difícil conciliar la idea de que el Premio Templeton elogiara la contribución del patriarca Bartolomé al “progreso espiritual”, uno de los objetivos declarados del premio, cuando existe evidencia de que él y su Iglesia no están dispuestos a abordar el abuso sexual de sus propios fieles.

Más aún cuando los defensores de los sobrevivientes lo condenaron como una validación implícita de un sistema que permite que el abuso siga ocurriendo sin consecuencias reales para los depredadores activos y para quienes, según las normas de sus propias iglesias, tienen autoridad sobre ellos.

Para comprender el alcance global del caso, el patriarca Bartolomé es el líder de la Iglesia Ortodoxa Oriental. Como sucede con el papa León XIV en Roma, es el primus inter pares (primero entre iguales) de una estructura religiosa multinacional.

Aunque es difícil proporcionar cifras precisas, la Iglesia Ortodoxa Oriental Es la segunda denominación cristiana con mayor número de fieles después de la Iglesia Católica, y por encima de la Comunión Anglicana, como muestra la siguiente tabla.

La sexualidad en el fondo de la controversia

El título oficial de Bartolomé es patriarca de Constantinopla, designación histórica que su iglesia conserva a pesar de que la ciudad ahora es oficialmente Estambul.

En lo más profundo de la teología y las tradiciones cristianas existen visiones conflictivas sobre la sexualidad que eran y son fuente de conflicto y controversias.

Ya en el siglo V, se encuentran las primeras etapas de una amarga confrontación que dio origen a lo que hoy conocemos como las iglesias Ortodoxa Oriental y Católica Romana. Su división, el llamado Gran Cisma de 1054, tiene sus orígenes en las amargas disputas teológicas y políticas del siglo V.

Fue en el siglo V que surgieron los primeros impulsos en la Iglesia de Roma a desarrollar una teología que excluía del sacerdocio a los varones casados, una idea que su entonces hermana, la Iglesia de Constantinopla, rechazaba.

Esta sigue siendo una diferencia entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Oriental. Si bien la primera permite la presencia de diáconos y presbíteros casados, la mayoría de su clero debe ser, al menos en teoría, soltero o célibe.

El problema no es menor, ya que una parte del debate sobre la crisis de abuso sexual del clero en la Iglesia Católica enfatiza los efectos negativos del celibato obligatorio. Estos son reales. Existe evidencia de actitudes muy negativas de los sacerdotes católicos hacia las mujeres en general, que se acentúan cuando tienen parejas sexuales formales o informales y sus hijos.

Ejemplos de estas actitudes abusivas y depredadoras hacia las mujeres y sus propios hijos, como consecuencia de sus relaciones con mujeres, son el abuso de Renato Poblete a sus parejas sexuales, a quienes obligó a abortar en Chile.

Los sobrevivientes del abuso del jesuita chileno cuentan la historia recurrente de sacerdotes católicos que obligaron a sus víctimas a abortar a sus hijos, como lo confirma la historia más reciente de Brasil, cuyo enlace aparece después de este párrafo.

Aunque el celibato obligatorio en los debates teológicos y eclesiológicos es interesante, resulta poco productivo cuando se considera que organizaciones religiosas como la Iglesia Ortodoxa Oriental, entre muchas otras, que tienen normas distintas sobre el celibato, también están afectadas por esta crisis. Ello pone de relieve la necesidad de un debate más amplio sobre las causas del abuso.

Peor aún, la investigación desarrollada por la doctora Nedelescu afirma que la tasa de prevalencia del abuso sexual es mayor en las comunidades ortodoxas orientales que en la población general. Esto la lleva a considerar la violencia sexual cometida por el clero en la Iglesia Ortodoxa Oriental como una epidemia, «un problema de salud pública con una grave carga para nuestro sistema de salud mental y una violación de los derechos humanos».

La hipocresía del proceso

Para las víctimas de la Iglesia Ortodoxa Oriental, sus familiares y defensores, la fuente de angustia e ira se centra en lo que perciben como la profunda hipocresía el honrar a Bartolomé por su contribución al “progreso espiritual”, como afirma el Premio Templeton, mientras el homenajeado ignora el sufrimiento humano.

No debería sorprender que las propias palabras de Bartolomé le pasaran factura como ocurre con una alocución del patriarca sobre la relación con el “medio ambiente natural” como reflejo de “la forma en que tratamos a los seres humanos”.

En una carta a Timothy Darlrymple, presidente y director ejecutivo de la Fundación John Templeton, del 30 de agosto de 2025, dicen: “Por el contrario, la forma en que tratamos a los seres humanos refleja nuestro cuidado por el medio ambiente natural. No podemos aislar el medio ambiente e ignorar a los seres humanos”.

Katherine Archer, directora ejecutiva de Proposon Healing, una organización altruista, interesada en “responder al abuso sexual perpetrado por el clero en la Iglesia Ortodoxa” firma la carta a los organizadores del Premio Templeton.

Proposon (literalmente, máscara en griego) ha creado durante varios años la mayor base de datos sobre clérigos con acusaciones de abuso sexual en la Iglesia Ortodoxa Oriental bajo el liderazgo del patriarca Bartolomé.

En varios documentos, Nedelescu enfatiza los efectos duraderos del abuso y, más significativamente, presenta la decisión del Premio Templeton de honrar a Bartolomé como un ejemplo perfecto de la retraumatización de las víctimas.

Nedelescu lo califica de “grave escándalo”, que retraumatiza profundamente a las víctimas y a sus familiares, “quienes ven la entrega del premio como una validación implícita del sistema” que les perjudica y niega cualquier reparación.

En ese sentido, sugirieren encarecidamente a la Fundación Templeton que done una cantidad “igual o cercana al Premio Templeton” a organizaciones que apoyan a los sobrevivientes de la Iglesia Ortodoxa Oriental, como una forma de reparación por el daño causado al honrar a Bartolomé.

Entre las organizaciones propuestas se encuentran SNAP (Red de Sobrevivientes de Abusos Sacerdotales), que cuenta con una unidad específica que se ocupa de casos de comunidades de fe ortodoxa, la así llamada Coptic Survivor (sobrevivientes coptos) y la ya mencionada Prosopon Healing.

Debe destacarse que la más reciente visita del patriarca Bartolomé a Estados Unidos incluyó un encuentro privado con Donald Trump en la Casa Blanca. De manera más significativa, el itinerario oficial de la Visita Pastoral destacó la entrega del Premio Templeton al jerarca religioso, como lo prueba el PDF que aparece en el cuadro después de este párrafo, cuyo texto está disponible en inglés y griego. Más aún, cada dos páginas, el folleto recuerda el hecho que la razón principal del viaje a Estados Unidos fue para recibir el premio.

El caso de John Metsopoulos, un expolítico arruinado y abandonado lejos de su país por el obispo Aneste, es una profunda y directa denuncia del fracaso de una institución como la Iglesia Ortodoxa Oriental para abordar su propia crisis de abusos sexuales del clero.

Arzobispo Elpidóforo de Estados Unidos; patriarca ecuménico Bartolomé; metropolitano Teodoreto, un clérigo de alto nivel en Atenas, Grecia; y metropolitano Máximo de Selibria. Fotografía de la Casa Blanca, 15 de septiembre de 2025.

Problema sistémico

Esto prueba que el abuso por parte del clero, sexual o de otro tipo, no es un problema católico ni latinoamericano; es un problema transnacional y sistémico que permite convertir en un arma la autoridad espiritual de las comunidades de fe para destruir a menores, y a mujeres y varones adultos como Metsopoulos.

Esta instrumentalización de la fe ha sido posible porque líderes religiosos como el patriarca Bartolomé permiten ese tipo de comportamiento, lo que se ajusta a la precisa definición del ya referido jurista Amos N. Guiora: un líder que tiene el poder de prevenir el daño, pero decide activamente no actuar.

Bartolomé no está solo. Con él están las instituciones que impulsan el Premio Templeton, otorgado a figuras como Desmond Tutu para honrar al galardonado y para difundir su deseo de promover el diálogo y el entendimiento mutuo.

Tal objetivo es inalcanzable cuando la institución que lo promueve utiliza su plataforma para honrar a un líder por su contribución al “progreso espiritual”, ignorando los efectos de ese liderazgo, como en el caso de la tasa de 95 por ciento de trastorno post-traumático entre los sobrevivientes de abuso sexual por parte del clero en la organización religiosa dirigida por el homenajeado.

No es de extrañar que los críticos de Bartolomé y del Premio Templeton denuncien la hipocresía de otorgarle el premio. La credibilidad institucional del patriarcado o de una fundación que lo valida, se convierte en una segunda arma contra las víctimas, que las obliga a luchar contra su trauma y la capacidad de quienes facilitan el abuso para convertirse en favoritos de los medios.

Finalmente, el caso de John Metsopoulos pone de relieve el riesgo implícito de la forma en que las organizaciones religiosas enmarcan el abuso sexual por parte del clero. En otras palabras, la manera en que explican por qué ocurre.

Al centro, con la mitra en escarlata y oro, Atenágoras Aneste recibe a cuatro altos jerarcas de su iglesia en la catedral de Santa Sofía, Ciudad de México, 2016. De las redes sociales de la catedral de Santa Sofía.

En Roma, el principal organismo encargado de prevenir el abuso sexual por parte del clero es Tutela Minorum, literalmente, “para el cuidado de menores”, oficialmente la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. En algunos casos, de vez en cuando, se reconoce la necesidad de proteger a quienes la Iglesia Católica y otras entidades religiosas llaman ahora “adultos vulnerables”.

Pero, ¿quién habría incluido a un destacado expolítico de Connecticut en alguna de esas categorías? ¿Quién habría puesto en esa categoría a las adineradas viudas mexicanas a quienes Marcial Maciel explotó en nombre de Dios, de la patria y la lucha contra el comunismo?

Y aunque Metsopoulos es un caso ortodoxo, hay otros adultos que enfrentan las consecuencias del abuso en contextos religiosos, desde los que se unen a la dianética o cienciología hasta las monjas católicas que padecen abusos a manos de sacerdotes y de las superioras de sus órdenes.

En Uganda, una monja fue expulsada de su congregación (contenido en inglés) tras denunciar públicamente los abusos que sufrían otras monjas, todas adultas, por parte de sacerdotes, una situación muy similar a la del caso mexicano, cuyo enlace se encuentra más adelante.

El 15 de septiembre de este año, Barbara Haslbeck, profesora de la Universidad de Ratisbona (contenido en inglés y alemán), Alemania, publicó un libro centrado en el abuso sexual de monjas adultas de órdenes religiosas en el mundo germanoparlante (contenido en inglés).

Su libro, disponible sólo en alemán, es fruto de una investigación que desarrolla desde hace varios años atinadamente titulado “Violencia contra la mujer en la Iglesia Católica”, financiado por la Fundación Fidel Götz (contenido en inglés y alemán).

El caso de Metsopoulos también muestra los límites de ciertos debates en la Iglesia Católica y la necesidad de profundizar en los fundamentos de conceptos teológicos clave. Si algo pueden aprender los católicos es que existe una necesidad real de ir más allá del debate improductivo y estéril sobre el celibato obligatorio, al menos en lo que hace a la crisis de abusos sexuales.

Mucho más, pues existen otras áreas de mejora, como la transparencia y la rendición de cuentas, y la necesidad de reconocer que cualquier persona corre el riesgo de ser víctima de abuso, no sólo varones menores atacados por sacerdotes que prefieren atacar a víctimas de su propio sexo.

En lo que respecta a otras iglesias cristianas, también se necesita una mejor teología, que exorcice al catolicismo y a otras denominaciones que se adhieren a la idea del “cambio ontológico”, según la cual los sacerdotes son inherentemente superiores a los laicos, lo que les permite incluso el abuso sistemático de sus fieles.

Captura de pantalla del exterior de la catedral ortodoxa de Santa Sofía en la Ciudad de México como aparece en Google Maps, 2019. Google Maps.

Postdata

La semana pasada, en Cracovia, Polonia, la mencionada Tutela Minorum celebró su primera asamblea general bajo la égida de su nuevo presidente, el arzobispo francés Thibault Verny.

Fiel a lo que parece ser el estilo prevalente en la Roma de estos días, Verny pronunció un mensaje cuidadosamente redactado a la asamblea sin ningún anuncio importante sobre el futuro de lo que, incluso en el auge del impulso del papa Francisco por una reforma de la Iglesia Católica, ya era un intento bastante tímido de cambiar el tono y la actitud.

El tono y la actitud se mantienen, pero dada la reticencia general a aplicar medidas que den credibilidad a las políticas de tolerancia cero, y la forma en que el papa León XIV regresó a los noventa el debate sobre los abusos al cuestionar sin datos la legitimidad de las denuncias de abusos sexuales del clero, es realmente difícil creer que se produzca un cambio importante en el futuro próximo.

El patriarca Bartolomé durante una reunión con el papa León XIV, Roma, 19 de mayo de 2025. Redes sociales de la Santa Sede.

A mediados de octubre, Tutela publicará el reporte que su nuevo presidente entregó a principios de septiembre al papa León XIV. Ese será el segundo reporte anual sobre prevención (contenido en inglés).

En las próximas semanas, se ofrecerán mayores detalles de lo que el reporte presenta como los logros de 2024. El primer reporte, que tuvo a México como uno de sus países clave, fue objeto del texto vinculado después de este párrafo.

El hecho de que la asamblea de Tutela Minorum se celebrara en Polonia podría significar un reconocimiento de la gravedad de la crisis allí. Sin embargo, dada la reticencia de los obispos polacos a seguir el ejemplo de sus colegas franceses y alemanes con informes exhaustivos sobre la magnitud de los abusos en su país, es difícil comprender el verdadero significado y, más aún, las posibles implicaciones de celebrar la reunión allí.

Una imagen inspirada en la obra de Burroughs, con el horizonte de la Ciudad de México en el fondo. Imagen generada con la IA de Microsoft 365.