
Ciudad de México.- Una imagen tomada durante la conmemoración del 2 de Octubre se ha convertido en un emblema de la jornada: un policía antidisturbios cae al suelo en medio del enfrentamiento, rodeado por manifestantes que, entre la furia y la solidaridad, lo auxilian para evitar que sea golpeado por la turba o por sus propios compañeros.
La fotografía, captada por un reportero gráfico de Objetivo7, muestra con crudeza la doble cara de estas marchas: la confrontación inevitable entre jóvenes y fuerzas del orden, y al mismo tiempo, el instinto humano de proteger la vida incluso del adversario.
Más allá de quién sea el uniformado, la instantánea resume el choque de memorias y dolores que se reviven cada 2 de Octubre: la exigencia de justicia por la masacre de Tlatelolco y la represión que aún persiste en las calles.
La escena se vuelve simbólica: un policía, parte del aparato represivo del Estado, convertido en figura vulnerable en medio del caos, sostenido por las mismas manos que unas horas antes gritaban contra la violencia institucional.
