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Foto: Ríodoce.

Ríodoce.- El Heroico Cuerpo de Bomberos despidió este sábado a Julio César Murillo López, compañero que fue asesinado la noche del pasado miércoles, y durante su mensaje en la ceremonia de despedida, el Comandante del Cuerpo de Bomberos de Culiacán, Efraín Araujo Zazueta, le aclaró a la sociedad, a las autoridades y hasta a los sicarios, que los bomberos no le hacen daño a nadie, y merecen el más alto respeto de la sociedad.

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Julio César de 41 años, fue asesinado cuando se encontraba cenando en un restaurante de mariscos ubicado en la Colonia Guadalupe, acompañado de su esposa y dos amigos más, el pasado miércoles por la noche. Apenas a unos metros de una caseta de policía.

Luego de celebrarse la ceremonia religiosa en la casa funeraria, y antes de dirigirse al cementerio, una caravana compuesta por más de una docena de camiones de bomberos, se deslizó lentamente por la Avenida Álvaro Obregón para doblar en el Bulevar Gabril Leyva Solano, rumbo a la estación de bomberos donde Julio César colaboraba.

Decenas de personas esperaban ya el arribo del cuerpo y las emociones se agolparon entre el ensordecedor ruido de las sirenas. Efraín Araujo Zazueta, Comandante del Cuerpo de Bomberos de Culiacán, dirigió unas palabras a los presentes, mientras uno de los hijos de Julio César, colocaba el casco de su padre sobre el ataúd.

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“Lo recordaremos con una gran persona, un gran bombero. Un esposo amoroso y maravilloso padre. Su recuerdo estará en cada llamado, en cada recorrido y en cada vida salvada”, expresó el comandante.

“Yo le quiero decir a los compañeros, familiares, amigos, a la sociedad, las autoridades, a los sicarios, a todo mundo. Los bomberos no le hacemos daño a nadie, nos preparamos y entrenamos con la finalidad de salvar vidas y ayudar a la comunidad. Un bombero jamás le hará daño a nadie”, reclamó dolido.

Para concluir el homenaje, el cuerpo de bomberos realizó el pase de lista, y al momento de mencionar el nombre de Julio César sus compañeros, familiares y amigos, gritaron con fuerza !presente!; desgarrados por el dolor y la impotencia.